Crítica de «A La Deriva» de Baltasar Kormákur (2018)

El director de «Everest» (2015) nos propone este drama romántico y de supervivencia que navega por aguas conocidas, pero que finalmente llega a buen puerto gracias a una inspirada e hipnótica performance de Shailene Woodley («Big Little Lies», «Los Descendientes»).

Siendo realistas, «Adrfit» es un film que hemos visto infinidad de veces. Los dramas marítimos de supervivencia con gente a la deriva que tiene que sobrevivir a la desolación de alta mar, la escasez de comida, las tormentas y las posibles alucinaciones producto de la deshidratación, son bastante abundantes. Entre las mejores opciones hemos visto «Cast Away» (2000) de Zemeckis, «All is Lost» (2013), «Open Water» (2003) y otras tantas películas. La que se estrena esta semana tiene la particularidad de estar basada en una historia real de una pareja que se embarcó en una aventura que se tornó en tragedia antes de tiempo. Los jóvenes Tami Oldham (Shailene Woodley) y su novio Richard (Sam Claflin) se hacen a la mar en su velero, pero en medio del océano se ven sorprendidos por una de las mayores tormentas jamás registradas. Tras el paso del huracán, Richard sale herido, y Tami tendrá que ponerse al mando para intentar sobrevivir a la deriva con el velero roto, sin comida y sin agua.

Por el lado narrativo, lo atractivo (aunque por momentos bastante repetitivo) está en que la estructura alterna flashbacks donde se irá revelando cómo los jóvenes se conocen y terminan decidiendo hacer el fatídico viaje que cambiará sus vidas para siempre, con el presente donde la pareja ya se encuentra a la deriva y sufriendo las consecuencias de la temible tormenta. La obra recae en ciertos lugares comunes que tienen este tipo de historias de personas enfrentadas al temible poderío de la naturaleza y a situaciones límite que los ponen a prueba tanto física como psicológicamente. No obstante, la joven Woodley demuestra una vez más su habilidad interpretativa para componer a personajes fuertes.

Por el lado de los aspectos técnicos, resalta la fotografía de Robert Richardson («Hugo», «The Hateful Eight»), quien otorga su sello clásico en cuanto a propiedades visuales a esta historia que requería de un inspirado estilo visual. Si bien, como dijimos, la cinta no ganará premios por su originalidad, sí podemos decir que Kormákur imprime su fresca personalidad y su habilidad para desarrollar el drama.

«A la Deriva» es un film correcto pero poco innovador. Una propuesta cinematográfica que podría haber sido mucho más debido a los talentos (tanto delante como detrás de cámara) involucrados, pero que no termina de romper el molde de la media de este tipo de dramas de supervivencia con componentes románticos.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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