Crítica de «Relic» de Natalie Erika James (2020)
Natalie Erika James nos brinda su ópera prima, la cual llegó a ser presentada en Sundance 2020 con un buen recibimiento. El largometraje viene de sorprender al público y a la crítica con una propuesta de género bastante atractiva y fresca que mezcla el drama familiar con el terror, e incluso se anima a meter ciertos elementos del body horror. Una directora para tener en cuenta en el futuro cercano.
«Relic» representa la primera incursión en el terreno cinematográfico de Natalie Erika James, una directora norteamericana de ascendencia japonesa radicada actualmente en Australia, país donde filmó la obra en cuestión. Un relato interesante, que se apoya en la construcción de una atmósfera opresiva, unas actuaciones inspiradas y un trabajo más que sólido de guion.
La película nos sitúa en un pequeño pueblo australiano donde vive Edna (Robyn Nevin), una señora mayor que comienza a tener muestras de Alzheimer y demencia. Esta mujer desaparece y las autoridades se contactan con su familia cercana para avisar sobre el problema en cuestión. Su hija Kay (Emily Mortimer) y su nieta, Sam (Bella Heathcote), dejan sus vidas en la gran ciudad para tratar de encontrar a la vieja matriarca desaparecida. Al poco tiempo de llegar y reencontrarse tanto entre ellas como con Edna, que aparece misteriosamente días después como si nada hubiera pasado, las tres juntas intentan convivir un breve período tratando de decidir cómo continuar de ahí en más. Kay piensa en la posibilidad de poner a su madre en un geriátrico para que puedan darle los cuidados necesarios mientras que la joven Sam piensa en mudarse con su abuela y arrancar de cero luego de haber perdido su trabajo. El problema es que parece que hay algo más que rodea a Edna y a la vieja casa familiar, alguna entidad maligna, fantasmas del pasado que amenazan con su cordura y su precario estado de salud.
Lo maravilloso de «Relic» reside en que esta pequeña producción australiana sabe administrar bien sus recursos mediante una modesta pero seductora puesta en escena, unos climas bastante escalofriantes y una narrativa un poco más elaborada que lo que solemos encontrar en las propuestas del cine de terror contemporáneo. Un film que quizás se encuentra más cerca de obras como «The Witch» (2015) de Robert Eggers y el cine de Ari Aster que de aquellas propuestas más habituales que suelen caer un poco más en el cliché de los jumpscares y los sustos vacíos. Un cine de terror más de «autor», por así decirlo, que intenta ser un poco más demandante y reflexivo. De hecho, la obra teoriza y medita sobre la vejez, la demencia senil, el olvido y las relaciones familiares a lo largo del tiempo con una sutileza y un gran entendimiento sobre dichos temas. Es por ello que quizás el mismo largometraje opta por un ritmo un poco más pausado para ir planteando los dilemas internos y externos de los personajes de forma acertada, sin incurrir en sobresaltos y grandes golpes de efecto, sino más que nada explorar su faceta más introspectiva y metafórica.
Emily Mortimer nos brinda todo su talento en un rol central, algo que no es muy habitual en su filmografía, donde la mayor parte de las veces está relegada a un rol secundario. Por otro lado, Heathcote y Nevin también muestran sus habilidades interpretativas en esta historia de género bastante original y particular.
«Relic» es una grata sorpresa que muestra el talento de una directora joven con grandes ideas, que al menos en este primer largometraje sabe explotar acertadamente. Una película pequeña y medida que se nutre de una idea novedosa, de un elenco talentoso y de un trabajo de guion atractivo que sabe alternar entre el terror paranormal con tintes de body horror con el suspenso y el drama familiar. Un comentario sobre la vejez crudo pero real y atrevido.
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Martín Goniondzki