Crítica de «Resistencia» de Gareth Edwards (2023)
El director británico Gareth Edwards nos trae su cuarto largometraje como director tras siete años desde su última película.
Gareth Edwards tiene una filmografía corta pero muy auspiciosa en la que alterna una sólida ópera prima, «Monsters» (2010), con una idea original y dos películas basadas en universos preexistentes que de alguna manera revitalizaron las franquicias. Estamos hablando obviamente de «Godzilla» (2014), quizás la única película digna hecha en occidente del mítico monstruo nipón, y «Rogue One: Una historia de Star Wars» (2016), el film de SW que buscaba remendar uno de los agujeros de guion de la película original, a fuerza de una inteligente y fresca aventura con personajes nuevos que construían uno de los (pocos) grandes aciertos de Disney tras la compra de Lucasfilm.
Es por ello, que había cierta expectativa por ver qué es lo que nos traía el director tras aquella seguidilla de películas. La película que sirve para continuar con ese legado de buenas incursiones cinematográficas está titulada «Resistencia» en nuestro país y lleva el título original de «The Creator». El largometraje fue escrito por el propio Edwards junto a Chris Weitz («Un gran Chico») y representa una historia original que no está basada en ningún producto preexistente, por más que cuente con varios elementos de otros relatos de la misma índole.
Edwards parece tener cierta debilidad por la ciencia ficción que sabe canalizar en la excelente construcción de mundos que rodean a sus historias, algo no menor si se tiene en cuenta que por lo que se nos adelantaba en sus avances, era un exponente sci-fi duro. La trama tiene lugar en un futuro no muy lejano, el año 2065, en el cual la raza humana parece librar una guerra contra las fuerzas de la inteligencia artificial, dividiendo al mundo en dos bandos claros en los que están los que defienden el uso de la tecnología y aquellos que quieren borrarla del mapa a toda costa. Joshua (John David Washington) es un duro ex militar que está compungido por la muerte de su esposa (Gemma Chan) en medio de un bombardeo de las fuerzas norteamericanas que buscaban acabar con la mítica y enigmática figura del Creador (conocido también como Nirmata), el escurridizo artífice de la IA avanzada que además de funcionar como una especie de deidad para los robots y los humanoides llamados simulantes que habitan la región. Además, Nirmata parece haber desarrollado una misteriosa arma que tendría el poder de acabar con la guerra, y quizás con la humanidad.
Como mencionamos al comienzo, si bien la historia es original, sí que le debe bastante a varios exponentes del género, aunque usándolos como base para brindar algo totalmente propio. En apariencia podríamos decir que la película toma la base de la excelentísima «Niños del Hombre» (2006) de Alfonso Cuarón con ciertos elementos de «Terminator» (1984) y «Sector 9» (2009). Lo cierto es que va construyendo una mitología tan rica y compleja, pero al mismo tiempo super accesible y de valores universales que logra sumergir al espectador de lleno en el conflicto tanto en lo que respecta a lo moral como así también a la problemática social que aborda. Esa división del mundo entre oriente y occidente que está super establecida nos remonta a un escenario similar al de «Apocalypse Now» (1979), donde incluso tenemos un eco de esa búsqueda del personaje de Martin Sheen de la figura del coronel Kurtz, en Josh buscando a Nirmata para emprender un viaje personal e introspectivo que cambiará para siempre su forma de ver el conflicto bélico, así como también su propia vida y las decisiones que ha tomado hasta el momento.
Las buenas películas construyen, dialogan y resignifican a los grandes exponentes del género, y en esta oportunidad es claro que Edwards buscó establecer sus influencias como realizador en una obra personal, sumamente cuidada y significativa.
Asimismo, su forma de explotar al máximo los recursos de producción hacen que esta película de presupuesto medio se vea como un tanque de 3 veces su valor. El director es un hábil narrador que sorprende con su estilizada puesta en escena y con su forma de ir construyendo poco a poco la historia y los roles que tendrán sus personajes en la misma. John David Washington tiene una labor correcta en una película donde la que verdaderamente sorprende es la pequeña debutante, Madeleine Yuna Voyles, que compone a Alphie la simulante (la especie comparable con los replicantes de «Blade Runner» 1982) que Josh debe defender a capa y espada. Por otro lado, acompañan muy bien Ken Watanabe y Allison Jenney como las dos caras visibles de los bandos en guerra. Edwards muestra una mirada bastante crítica a la política norteamericana y a su rol preponderante tanto en las pasadas guerras como en un hipotético escenario futuro de contienda internacional. No solo se agradece esa mirada más distanciada del panfleto patriótico al que suelen alinearse las películas mainstream sino que también sorprende la visión que tiene el artista sobre las IA, algo bastante en discusión hoy en día, y en cómo no dejan de ser una herramienta que puede ser usada tanto para el bien como para el mal. En definitiva, es el ser humano la potencial arma de destrucción que pone en jaque al mundo.
«Resistencia» es un film entretenido que agrupa diversos elementos de varios relatos, sin dejar de darle un resignificado o un valor propio, dándole forma a un universo tan ecléctico como singular. Un relato emotivo e inteligente que se apoya en grandes valores universales de la ciencia ficción para plantear dilemas y problemáticas tan reales como actuales.
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Martín Goniondzki