Crítica de «Stefan Zweig: adiós a Europa» de Maria Schrader (2016)
“Stefan Zweig: adiós a Europa” (“Vor der Morgenröte”) cuenta la historia del escritor austríaco Stefan Zweig (1881-1942), quien, debido a su religión judía, tuvo que exiliarse ante el advenimiento del nazismo.
El film está dividido en episodios, en los cuales se narran los últimos años de Zweig fuera de su tierra natal. Es una forma novedosa de contar una biopic, ya que no retrata de forma cronológica toda su vida, sino que se centra en algunos de los países por donde estuvo viajando. De todas maneras, esto impide terminar de profundizar algunos detalles o ciertas relaciones del protagonista, haciendo que la historia se sienta bastante fragmentada. Si bien no es incorrecto que el espectador no reciba toda la información servida y deba conectar él mismo los puntos faltantes, hay ciertos capítulos que nos dejan con ganas de ver algo más o con la sensación de que quedan escenas por contar.
“Stefan Zweig: adiós a Europa” nos propone una mirada distinta sobre lo ocurrido en la época del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial. Existe una gran infinidad de películas sobre esta temática, pero la mayoría de las veces sus protagonistas son aquellos que viven o vivieron en carne propia estas atrocidades. En este caso, se relata una trama desde el punto de vista de un exiliado que, si bien se encuentra sano y salvo, fue expulsado de su país de origen y debe continuar a pesar de las vivencias de familiares y amigos que no corrieron con la misma suerte. ¿Cómo puede seguir? ¿Es factible reanudar su vida sabiendo los horrores que estaban aconteciendo en su país?
Uno de los puntos a subrayar del film es la parte técnica. Se nota una gran mano de la directora Maria Schrader, quien cuenta de una forma particular esta historia. No solo a través de los ya mencionados capítulos, sino desde la puesta en escena y la manera de retratar ciertos planos. Esto se complementa con la destacable fotografía, que presenta colores muy vívidos que se contradicen con los sentimientos internos del escritor. A pesar de la belleza externa de países (sobre todo de Brasil donde finalmente vivió y murió) que lo recibieron con los brazos abiertos, el interior oscuro y desesperanzado del protagonista es mucho más fuerte.
Por último, Josef Hader realizó una buena interpretación de Stefan Zweig, mostrando sus debilidades, debates morales internos, y la complejidad de un autor.
En síntesis, “Stefan Zweig: adiós a Europa” es una biopic distinta (algo que le juega a favor y en contra), que se destaca por su narración y mirada de la directora, ya que busca retratar otro punto de vista de las consecuencias del advenimiento del nazismo en Alemania y países aledaños; cómo es posible seguir adelante cuando todo lo que conociste ya no existe.
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Samantha Schuster