Crítica de «Tarot de la muerte» de Spenser Cohen y Anna Halberg (2024)
«Tarot de la Muerte» es la ópera prima de la dupla de directores Spenser Cohen y Anna Halberg, la cual intenta construir un relato de terror adolescente, teniendo como base la astrología y la lectura de las cartas de Tarot como el marco propicio para que se desarrollen una serie de muertes creativas.
En ocasiones, una idea puede verse ridícula o interesante dependiendo el enfoque que le des al asunto. Y «Tarot» podría haber sido una película realmente entretenida si hubiese abrazado el ridículo de su propuesta en lugar de ser un ejercicio solemne.
El largometraje se centra en un grupo de jóvenes que alquila una casa gigante en las afueras de la ciudad para festejar el cumpleaños de Elise (Larsen Thompson). Estos jóvenes son Paxton (Jacob Batalon), Paige (Avantika Vandanapu), Madeline (Humberly González) y Lucas (Wolfgang Novogratz), Haley (Harriet Slater) y Grant (Adain Bradley). Lo que parece ser una buena oportunidad para desconectar y pasar un fin de semana alocado se convierte en una verdadera cadena de horror luego de que encuentren en el sótano del lugar una antigua baraja de tarot que Haley aprovecha para adivinar el futuro de cada uno de los presentes en el festejo. El problema está en que la baraja estaba maldita y cada uno de estos adolescentes comienza a ser atormentado por las predicciones de la propia Haley, así como también por la oscura Astróloga (Suncica Milanovic), que en el Siglo XVIII maldijo los naipes justo tras haber sufrido la muerte de su hija.
La película busca funcionar entre la dinámica del slasher más común y corriente donde va aumentando el «body count» a medida que avanza la película con ningún otro objetivo más que ese y el de generar muertes creativas (que igualmente no lo termina siendo) y también como una especie de película del estilo «Destino Final» (2000) donde una fuerza sobrenatural va encargándose del grupo protagónico uno a uno.
El problema es que la búsqueda tanto estética como narrativa es bastante elemental y esquemática y no logra sorprender al espectador ni con el gore, ni con los jumpscares rudimentarios que plantea ni tampoco desde la iconografía del Tarot que aquí es prácticamente nula y no explota el potencial que tiene utilizar ese contexto tan particular. Por otro lado, los personajes están continuamente explicando lo que vemos en pantalla y el relato se torna tedioso en esa subestimación del espectador.
«Tarot de la muerte» es un film olvidable que no logra brindar nada nuevo al género ni tampoco logra explotar positivamente los clichés como para construir algo novedoso o al menos no tan familiar sobre ello. Una verdadera oportunidad desaprovechada.
Puntaje:
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Martín Goniondzki