CINE

Crítica de «Thunderbolts*» de Jake Schreier (2025)

Mucho hemos hablado del cine de superhéroes, su explosión y cómo Marvel encontró una especie de fórmula para que sus producciones sean las más exitosas de toda la industria cinematográfica. También hemos enumerado en contadas ocasiones las diversas causas del agotamiento del género ante la enorme proliferación de productos audiovisuales (cine, series, miniseries, videojuegos, etc) y la batalla por acaparar la taquilla que se dio con la contienda con DC, Sony y algunos estudios menores que buscaban formar parte de ese enorme negocio. Eso hizo que el hambre que tenía el público por este tipo de historias fuera disminuyendo ante la búsqueda de algo diferente. Teniendo en cuenta que ya pasaron casi dos décadas del inicio de la Primera Fase del MCU (Recordemos que todo arrancó con «Iron Man» -2008-), era de esperar que Marvel Studios y Kevin Feige buscaran una especie de reinicio luego de la conclusión de la «Saga del Infinito».

Desde 2019 (fin de dicha saga y de la fase 3) hasta el día de la fecha todo parecía no estar tan claro como antes. La llamada «Saga del Multiverso» buscaba distanciarse de lo anterior, reemplazar intérpretes que perdieron el interés de componer a sus personajes, culminar algunas historias que quedaron inconclusas (como la tercera de «Guardianes de la Galaxia») y al mismo tiempo buscar un nuevo rumbo para la compañía. Esto hizo que las fases 4 y 5 sean algo desparejas y tengan más altibajos que éxitos rotundos. Y aquí es cuando le llega el turno a «Thunderbolts*», un film que convoca a personajes que fueron apareciendo después de «Avengers: Endgame» (2019) tanto en series como en películas y que por ahí no tenían un rol preponderante en la primera línea de la casa de las ideas. Este grupo compuesto por un ecléctico numero de personajes que podríamos describir como antihéroes, tuvo su primera aparición en las viñetas a finales de la década de los ’90 y tuvo muchas formaciones distintas que llegan hasta el día de hoy. Podríamos denominar a esta agrupación como una especie de «Escuadrón suicida» de Marvel.

Lo interesante de la propuesta (que es un poco lo que pasó en su momento con «Guardianes de la Galaxia») está en que presenta a la audiencia unos personajes no tan conocidos fuera del fandom comiquero, y hay una menor presión por «estar a la altura». Esto hizo que la película se tome ciertas libertades y varias decisiones acertadas que no podrían hacer con personajes tan establecidos como Spider-Man, Thor, Capitán América, etc.

El largometraje de Jake Schreier (director de «Ciudades de papel», «Un amigo para Frank» y algunos capítulos de las series «Kidding», «Beef» y «Skeleton Crew») se centra más que nada en el personaje de Yelena Belova (Florence Pugh) y en cómo viene llevando la muerte de su hermana Natasha (la Black Widow de Scarlett Johansson). Su rutina comprende hacer misiones tan oscuras como anodinas para la directora de la CIA, Valentina Allegra de Fontaine (la siempre genial Julia Louis-Dreyfus), hasta que un día cae en una trampa mortal forjada por la funcionaria que busca deshacerse de ciertos cabos sueltos. Así es como ella deberá unir fuerzas con Red Guardian (David Harbour), Ghost (Hannah John-Kamen), Bucky Barnes (Sebastian Stan), Taskmaster (Olga Kurylenko) y U.S Agent (Wyatt Russell) si quieren sobrevivir.

Como mencionaba un poco más arriba, «Thunderbolts*» hace varias cosas que probablemente otros personajes (o incluso los Vengadores mismos) no podrían hacer dentro del MCU. La película busca anclarse más en el desarrollo de los personajes, sus conflictos internos y en cómo todo eso afecta tanto a ellos como a su entorno. A su vez, el film corre con la ventaja de no ser una película iniciática de esas que vimos mil veces, pero sí busca mostrarnos cómo es ese proceso donde se van perfeccionando las dinámicas de equipo. Esto que parece algo básico, no lo vemos desde la primera «Los Avengers» (2012), donde poco a poco íbamos descubriendo cómo ellos se consolidaban como grupo. Por otra parte, ese trabajo da lugar a algunas logradas secuencias de acción, pero al mismo tiempo hay muchas escenas que le dan mayor dimensión e introspección a los héroes de turno. Sus comportamientos tienen consecuencias y van dotando al relato de una introspección sin precedentes dentro del MCU.

Este grupo de marginados deberán enfrentarse en grandes «set pieces», pero también habrá momentos para que ellos se enfrenten a los demonios del pasado. Florence Pugh, Sebastian Stan y Julia Louis-Dreyfus dan sólidas interpretaciones que demuestran que cuando estos proyectos se toman con la seriedad necesaria se obtienen buenos resultados. David Harbour sirve a modo de «alivio cómico» con el habitual humor de Marvel, aunque de forma moderada y sin llegar al agotamiento. Y como si fuera poco, también hay lugar para componer un sentido retrato sobre la depresión y la salud mental que está muy bien establecido con el personaje antagónico de Sentry (Lewis Pullman). Dicho sea de paso, ese personaje da lugar a ciertos recursos visuales muy bien ejecutados a nivel técnico (tanto en lo que respecta a la fotografía como a los efectos visuales, que hace mucho que no se los veía tan sólidos en una película del MCU).

«Thunderbolts*» resulta ser una película entretenida que da un paso firme en la nueva dirección que parece tomar Marvel, sin ser perfecta (y teniendo algunas cuestiones objetables como la habitual sobre explicación de la trama) y siendo consciente del divertimento al que apela, dicha autoconsciencia la llevan a un lugar despreocupado donde se anima a correr algunos riesgos y a divertirse con sus personajes al mismo tiempo en que logra transmitir un mensaje atractivo. Un film emotivo que consigue que nos interesemos por sus personajes imperfectos y sus problemas, llevando la acción superheroica hacia un lugar mucho más terrenal sobre el cual podemos sentirnos identificados. Quizás el relato nos atrae a nosotros por cuestiones menos comunes, pero también promete las frecuentes sorpresas comiqueras que esperan los fans y una mayor unidad de sentido al futuro de Marvel.

 Puntaje:

         

Tráiler:

  Martín Goniondzki

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