Ian McKellen: El gentleman del séptimo arte
Es ganador de seis premios Laurence Olivier, un Globo de Oro, un Tony, un premio del Sindicato de Actores, un BIF, y dos premios de la Crítica Cinematográfica; y candidato al Óscar, al BAFTA y al Emmy. Su labor interpretativa ha abarcado desde Shakespeare, el teatro popular contemporáneo, hasta la fantasía y la ciencia ficción. Lleva más de 250 obras de teatro en las que ha actuado a lo largo de casi 50 años. Es proclamado como uno de los mejores actores ingleses hasta la fecha.
Ian McKellen nació en un pueblo llamado Burnley, sus padres, ingeniero y ama de casa, se trasladaron a Wigan, una ciudad del noroeste de Inglaterra. Allí, y durante los primeros cuatro años de su vida, él y su hermana Jean, cinco años mayor, soportaron los bombardeos nazis sobre el país. Los padres del pequeño Ian eran grandes aficionados al cine, y allí fue donde él empezó con la idea de ser actor. “Me atraía la idea de meterme en los zapatos de otras personas, de poder ser quien yo quisiera, sin ningún límite”.
Comenzó su carrera en el teatro como actor y director en los años 60’ después de estudiar en la Universidad de Cambridge, debutando en 1961 como parte del selecto elenco del Belgrade Theatre.
En 1969, fue invitado a formar parte de la compañía del Prospect Theatre y encabezó el elenco de las obras «Ricardo II» de Shakespeare y «Eduardo II» de Marlowe, consagrándose firmemente como uno de los actores clásicos más importantes del país.
Tras una vida dedicada al teatro, conoció el éxito a los 56 años gracias a “Ricardo III”. “Yo tenía un montón de experiencia, llevaba muchos años haciendo teatro, cine y televisión, pero la cuestión es que hasta ese momento mis trabajos en el mundo del séptimo arte no habían gozado de demasiada fortuna. No es que me afectara demasiado: esa era la realidad, simplemente”.
Probablemente por eso este actor, se ha tomado su estrellato como el que se bebe un té a las cinco de la tarde, sus interpretaciones le han asegurado un nicho en el canon del teatro inglés y dentro del gremio cinematográfico. Ha trabajado en el cine durante toda su carrera como actor desde 1966. Su film debut, fue “Su Vida Íntima” (1965), película en la que compartía créditos con Sandy Dennis. Luego formó parte del reparto de “El Último Gran Héroe” (1993) o la recordada cinta “La Sombra” (1994).
Sin embargo, fue en los años 90’ cuando sus apariciones comenzaron a ser más significativas, dándole fama mundial en películas como “Sacerdote del amor” (Christopher Miles, 1981), “Walter” en TV (Stephen Frears, 1982), “The Keep” (Michael Mann, 1983), entre otras.
Aunque su consagración absoluta llegó en el 2000 por su intervención como Magneto en «X-men», y Gandalf en la trilogía de «El Señor de los Anillos». Se lo considera el mago de la actuación: su mutación y compromiso con sus interpretaciones son para aplaudir de pie.
Ahora llegó “El buen mentiroso”, nuevo drama de Warner Bros Pictures, donde reúne por primera vez a la ganadora del Oscar, Helen Mirren, y al dos veces nominado al Oscar, Ian McKellen dirigido por Bill Condon.
Por este motivo hacemos un repaso por las cinco mejores producciones de las que participó McKellen
5) «Verano de corrupción» (1998) – Bryan Singer
Un joven llamado Todd Bowden (Brad Renfro) descubre que un anciano del vecindario (Ian McKellen) es un antiguo miembro de las S.S. El tenebroso asunto no hace sino excitar la curiosidad del muchacho, que se deja seducir por los terribles relatos de su nuevo «amigo».
Basada en la obra de Stephen King sobre un joven cuya alma se contamina por su amistad con un criminal de guerra nazi. McKellen brilla por encima del resto de las actuaciones con su escalofriante personaje. Explora un interesante trasfondo del nazismo, otorgando más peso a los personajes que al entorno, profundizando en una historia pausada, cocinada a fuego lento, en la que ahonda en la obsesión, la perversidad y el mal psicológico de forma directa y concisa. Un thriller apasionante.
4) «Mr. Holmes» (2015) – Bill Condon
En 1947, Holmes vive retirado en una remota granja de Sussex con un ama de llaves y el hijo de ésta. Cumplidos los 93 años, su memoria y su capacidad intelectual empiezan a deteriorarse. Su rutinaria vida se limita al cuidado de su colmena, a la escritura de su diario y a la lucha contra su pérdida de facultades. De repente, se le presenta un caso desconocido hasta el momento.
Una cinta pulcra, elegante, con el notable y honorable Ian McKellen, quien encarna a Holmes, donde la película presenta un episodio particular del personaje, próximo a sus últimos años de vida, apartado de la sociedad y recordando viejos casos que aún lo persiguen. Mientras que para algunos puede resultar tan maravillosa como aburrida, hay que decir que McKellen aborda de forma sublime el papel.
3) «Asylum» (2005) – David Mackenzie
Stella (Natasha Richardson) es la atractiva esposa de Max Raphael (Hugh Bonneville), el nuevo director de un hospital psiquiátrico de máxima seguridad en las afueras de Londres. Inesperadamente, empieza a sentirse atraída por Edgar Stara (Marton Csokas), un artista recluido en la clínica, tras el brutal asesinato de su mujer en un ataque de celos. Stella y Edgar inician un tórrido romance que es contemplado en secreto por el doctor Meter Cleave (Ian McKellen).
Locura, sexo, hastío y poder: un drama que muestra que las pasiones enfermizas existen. A pesar de no ser de las películas más increíbles, la historia que cuenta es perfecta. Y una vez más McKellen se destaca, con un que personaje vive centrado en sus pacientes y los utiliza descaradamente en su beneficio personal. Los manipula y juega con sus conocimientos para provocar reacciones en ellos. Está magníficamente representado. Una cinta poco conocida pero que vale la pena ver.
2) «Gods and Monsters» (1998) – Bill Condon
Relato de los últimos días de vida del realizador James Whale (Ian McKellen), autor de Frankenstein. En principio su única compañía en esos momentos es su ama de llaves, pero pronto entabla relación con su nuevo jardinero, un apuesto joven al que confía su historia en el Hollywood de los años 30 y por el que se sentirá irresistiblemente atraído.
La cinta presenta el alma perturbada del ser humano, y como la misma encuentra su camino hacia el equilibrio. Donde se puede apreciar al exquisito actor de teatro. Su calidez y entonación es magnética. Una película conmovedora, poética, y humana. Habla de sentimientos primarios de todo humano: la necesidad de contar con alguien leal y honesto ante quien desnudarnos.
1) «The Dresser» (2015) – Richard Eyre
Durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de teatro shakesperiano intenta levantar una representación de El Rey Lear. El principal problema es el director, un brillante y tiránico actor, insufrible para todo el equipo. El ayudante de escenario, el devoto Norman, intenta salvar cada crisis mientras a su alrededor comienza el bombardeo del Blitz.
Protagonizado por dos grandes, Ian McKellen y Anthony Hopkins, la película se centra en la relación entre el brillante e insoportable director de la compañía Sir (Hopkins), un veterano intérprete shakespeariano, egocéntrico y narcisista hasta límites insospechados y su servicial ayudante personal, Norman (McKellen). Es una cinta que retrata a la perfección la relación de los vínculos y las emociones. De manera elegante y feroz muestra una mirada singular sobre la imperfecta naturaleza de la condición humana.
McKellen ha sido uno de esos actores que ha labrado su carrera a base de denodado esfuerzo lo cual claramente queda evidenciado. y quien posee uno los mayores reconocimientos como el título de sir que la reina de Inglaterra le concedió en 1991. El intérprete siempre ha contado cómo los bombardeos nazis de su primera infancia lo marcaron. Y cómo la interpretación lo salvó. Es sinónimo del compromiso de un artista, ya que el actor fue una de las primeras estrellas de Hollywood en declararse abiertamente homosexual y convertirse en ejemplo para otros compañeros. Su activismo está presente en su día a día (es cofundador de la organización Stonewall).
Y es que detrás de un enorme actor es fácil encontrar a una grandísima persona.
Noelia Giacometto