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«La Casa de Papel» en el camino hacia su final

«La Casa de Papel» es un fenómeno que nació hace algunos años y que conquistó al público rápidamente por ofrecernos una historia atrapante y frenética, protagonizada por personajes muy queribles. Sin embargo, con el correr de las temporadas fue agotando su fórmula, queriendo estirar este éxito sin demasiado sentido. Al menos la tercera entrega fue igual de espectacular y entretenida que sus antecesoras, con varios errores detrás pero cumpliendo con su objetivo principal, sin embargo, la cuarta ya se tornó repetitiva y aburrida, funcionando como una mera transición hacia su final, que ahora nos compete.

Tomando este formato de algunas series que deciden dividir su final en dos partes para generar más impacto y visualización, se estrenaron en Netflix los primeros cinco capítulos de la quinta temporada de «La Casa de Papel», que tendrá su conclusión el 3 de diciembre con otros cinco episodios más.

Esta primera parte de la quinta entrega retoma los hechos finales de la temporada anterior, con Lisboa ya dentro del Banco de España y el Profesor contra las cuerdas ya que la investigadora Alicia Sierra descubrió su guarida. Atacados por todos los frentes, el grupo con caretas de Dalí deberá volver a tomar las riendas del atraco si quieren salir vivos y sacar el oro de aquel lugar.

Para todos aquellos que buscan en «La Casa de Papel» divertimento puro sin profundizar demasiado en algunas cuestiones de la historia, seguramente quedarán más que satisfechos con el hecho de que la serie retomó su dinamismo y espectacularidad. La fantasía, los enfrentamientos a los tiros y el peligro latente están a la orden del día, exponiendo a los personajes a distintos obstáculos que les impiden salir de ahí en todo momento.

Sin embargo, existen algunas cuestiones que no terminan de cerrar o que sirven solamente como relleno para que la historia tenga un poco más de vuelo, sin caer puramente en secuencias de violencia. Esto podemos verlo en los flashbacks, un elemento característico de «La Casa de Papel» pero que siempre se utilizaba con un fin narrativo, como explicar parte del plan y demostrar que el Profesor y su equipo iban un paso adelante de la policía. En esta oportunidad este recurso no tiene mucha justificación, sino que solo ahonda en el pasado de algunos personajes para contar un poco más de su historia y, en otros casos, traer a la vida a aquellos que ya no están pero sin ningún tipo de sentido. Además, por momentos este retroceso al pasado le quita un poco de dinamismo a la trama, ya que cortan parte de las escenas de acción para volverse más reflexivos o sentimentales.

Con respecto a los personajes, tenemos la incorporación de algunos nuevos y el desarrollo de otros que antes no habían conseguido su lugar, como el caso de Manila, a quien se le otorga mayor importancia, un personaje incorporado hace poco y que durante la temporada anterior no fue muy profundizado, ofreciendo un concepto interesante pero sin poder conocerlo demasiado. Por otro lado, Miguel Ángel Silvestre se suma a la serie con un personaje bastante menor, que no solo podría haber estado interpretado por cualquier actor sino que tampoco tiene mucho sustento su aparición. Hacia el final de estos capítulos también se desdibuja un poco el papel de la inspectora Sierra, aunque probablemente recupere su relevancia para la conclusión de la historia.

En síntesis, si dejamos de lado algunos errores y rellenos narrativos que buscan estirar la historia y nos enfocamos solamente en el objetivo de la serie, «La Casa de Papel» recuperó su esencia y le otorga al público todo lo que quiere ver: personajes en peligro, muchos obstáculos, tiroteos, rehenes rebeldes y un grupo protagónico muy querible buscando sobrevivir. El 3 de diciembre veremos cuál será su conclusión final y si logrará tener algún as más bajo la manga para terminar bien arriba.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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