«Las chicas del cable», una espectacularidad inverosímil
A lo largo de sus temporadas, «Las chicas del cable» demostró ser una serie en busca de cada vez mayor espectacularidad e impacto en el público para atraparlo. Por momentos supo hacerlo pero escalar tanto la terminó perjudicando. Hace una semana se estrenó su cuarta entrega y, si bien entretiene, existen muchos elementos que hace que su nivel baje en relación a las historias anteriores.
La cuarta temporada vuelve a presentarnos un argumento principal con muchas subtramas que se centran en cada una de las protagonistas. El hilo conductor es el asesinato de un rival de Carlota, quien se estaba presentando para ser alcalde de Madrid, y que de repente es acusada de haber matado a su contrincante. Sus amigas buscarán la manera de probar su inocencia aunque eso las lleve a lugares insospechados. Por otro lado, Francisco permanece en coma después de haber salvado a Eva y la relación entre Lidia y Carlos pende de un hilo, sobre todo con el regreso de Carmen, madre de Carlos, quien volverá para hacerles la vida imposible. Por su parte, Marga debe lidiar con las consecuencias del divorcio con Pablo a la vez que se enfoca en su carrera profesional. Y Ángeles oculta un secreto que le permitirá darle un mejor futuro a su hija.
En relación a las cuestiones narrativas, esta cuarta temporada se encuentra un poco floja. No consigue terminar de atrapar del todo y muchas de las situaciones se sienten poco creíbles o demasiado espectaculares. Si bien en la entrega anterior también las tuvimos (como el incendio o secuestro de Eva), en este caso muchas de las decisiones tomadas por las protagonistas se encuentran en esta línea; por ejemplo, no se ponen en duda los planes sofisticados que pretenden llevar a cabo. Parecería que la serie busca superarse temporada a temporada para atrapar y entretener al público a cualquier precio, aunque eso signifique perder la credibilidad y caer en lo inverosímil, incluso dentro de una ficción. Además, existen momentos previsibles y otros repetidos que ya pudimos ver en la tercera parte.
El elenco se encuentra cada vez más sólido y ofrece buenas interpretaciones no solo de manera conjunta sino cada una con su papel, que lo viene trabajando hace años. En esta oportunidad no tenemos incorporaciones demasiado importantes, con la excepción de la mano derecha de Gregorio, el rival de Carlota, y el jefe de Marga que tendrá una intervención únicamente dentro de su subtrama.
La banda sonora acompaña bien cada momento y ayuda a crear los climas necesarios para que se desarrolle la historia, los instantes más dramáticos o románticos son potenciados por su música. Con respecto a la ambientación, si bien sigue siendo uno de los puntos más altos, junto al vestuario, también notamos que no hubo muchos cambios en la reconstrucción de la compañía (después de lo sucedido en el final de la tercera temporada), que sigue poniendo en duda la credibilidad de la serie.
En síntesis, si bien «Las chicas del cable» sigue entreteniendo, se nota que busca atrapar al espectador por su espectacularidad sin límites, perdiendo la credibilidad y cayendo en lo inverosímil.
Tráiler:
Samantha Schuster