«Lord of the Rings – The Rings of Power»: Entre la luz y la oscuridad
La serie más costosa de la historia de la TV/Streaming llegó a su fin el viernes pasado y dejó un variado grupo de respuestas por parte de la crítica y la audiencia. Acá en Cinéfilo Serial te contamos cuál es nuestro parecer de este gigantesco fenómeno audiovisual que nos acompañó varias semanas en la pantalla chica.
Hace tiempo ya que Amazon y HBO MAX le están compitiendo de igual a igual a Netflix e incluso en varias oportunidades lo han superado con la calidad y variedad de sus producciones. Justamente, durante las últimas semanas las series del «momento» fueron «House of the Dragon» y «The Rings of Power». Destacadas por su familiaridad (ambas producciones pertenecen a franquicias reconocidas y establecidas) y por su espectacularidad a gran escala. No obstante, si bien las historias inspiradas en la pluma de George R R Martin parecen tener mayor vigencia por lo cercano que todavía se encuentra el final de «Game of Thrones», los relatos de Tolkien siempre tuvieron una base sólida de seguidores dispuesta a ver a sus personajes favoritos retratados en diferentes medios audiovisuales (aunque al parecer, esta vez no estuvieron muy contentos con los resultados).
Comencemos por el inicio, la serie fue desarrollada por los ignotos y prácticamente inexperimentados J. D. Payne y Patrick McKay para Amazon Prime Video, quienes compraron los derechos de televisación a «Tolkien Estate» en 2017 con el compromiso de producir 5 temporadas. Dicha tarea, entre la compra de los derechos y la producción de las temporadas, alcanzaría el costo aproximado de 1 billón de dólares, convirtiéndose en la serie de televisión más cara de la historia. Si bien recién se ha producido una sola temporada, cada capítulo cuesta alrededor de 60 millones de dólares y es hasta el momento lo que más se ha gastado en la producción de un solo episodio. Y todo esto se nota en la escala demencial que presenta la serie más allá de los cuestionamientos del fandom.
La serie se sitúa en la Segunda Edad de la Tierra Media, miles de años antes de los acontecimientos de la saga de películas de Peter Jackson. La serie está levemente basada en los apéndices de J.R.R Tolkien de «The Lord of the Rings» y fue supervisada por el nieto del autor, Simon Tolkien, quien actuó como consultor de la serie. Se dice que en un momento Peter Jackson se ofreció también como consultor, pero Amazon desestimó el ofrecimiento. Lo cierto, más allá de estos detalles, es que el servicio de streaming contó con ciertas limitaciones y reparos por parte de los herederos de Tolkien por lo que la serie está inspirada en los libros más que basada en ellos, y esa fue una de las razones por las cuales en Amazon se decidieron por el pitch de Payne y McKay que contaría una historia totalmente nueva que solo es narrada brevemente en un prólogo de «The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring» (2001).
La serie de 8 episodios se sitúa en un periodo bastante calmo en apariencia donde pelosos, elfos, enanos y humanos parecen vivir en armonía con sus propias comunidades luego de que el primer señor oscuro Morgoth haya sido derrotado. Galadriel (Morfydd Clark), no obstante, sigue una aventura personal (vengar la muerte de su hermano) buscando orcos alrededor del mundo, creyendo que hay una amenaza latente en algún lugar. Posiblemente, se puede tratar de una reaparición de Sauron, un discípulo de Morgoth. De esta forma Galadriel desobedece las órdenes del Rey Gil-galad (Benjamin Walker) y se embarca en la búsqueda del Mal. Al mismo tiempo, tendremos una comunidad de humanos que se verá amenazada por Orcos, un extraño ser con poderes mágicos (Daniel Weyman) que cae del cielo y es ayudado por las pelosas Nori (Markella Kavenagh) y Poppy (Megan Richards), y al medio elfo Elrond (Robert Aramayo) ayudando al reconocido herrero Celebrimbor en la ardua tarea de convencer a su viejo amigo Durin IV (Owain Arthur) para que su gente le brinde la materia prima para forjar los Anillos del título. Todas estas historias irán convergiendo en esta desigual pero atrapante primera temporada.
A nivel realización no hay nada que objetarle a la serie contando con un diseño de producción envidiable para cualquier producto televisivo, unos efectos especiales impresionantes y un maquillaje y vestuario digno de la tierra media. La decisión de que se continúe con la misma estética de las películas de Peter Jackson fue algo muy acertado para mantener una coherencia en el diseño más allá de que sean producciones diferentes. Incluso le da mayor unicidad al universo Tolkien y a sus productos. Es por ello que la contratación de John Howe, quien había trabajado en las películas, como ilustrador y artista, es algo que tenía mucho sentido desde el inicio. La diseñadora de vestuario de las películas de «El Hobbit», Kate Hawley, también fue de la partida al igual que el compositor Howard Shore que no fue el compositor de la serie, pero sí desarrolló el theme musical principal.
Esos detalles hacen la diferencia en lo que respecta a la creación del universo donde se desarrolla el relato, al igual que usar las mismas locaciones de los films en Nueva Zelanda. En lo que respecta a la historia en sí, podemos reparar en ciertos problemas de ritmo en lo que respecta al paso entre las distintas subtramas de capítulo a capítulo, resultando que algunas tengan mayor importancia y/o atractivo que otras, pero aún así son bastante atractivas y llevaderas. Sí es un poco cuestionable que algunos personajes sean olvidados en el camino como es el caso de Isildur (Maxim Baldry) o que carezcan de un desarrollo o curva dramática apropiada. Quizás sea porque en líneas generales la serie se siente como una gran introducción a lo que acontecerá en las próximas temporadas o incluso por limitaciones impuestas por los derechos cedidos.
Igualmente, «Lord of the Rings: The Rings of Power» se presenta como un espectacular relato de proporciones épicas que se sobrepone a las falencias por medio de varios aciertos desde el casting, el impecable trabajo técnico y artístico e incluso desde algunas sutilezas de la dirección (los primeros episodios dirigidos por J.A Bayona tienen algunas escenas memorables). Una vez más cobra vida el mundo mágico pergeñado por Tolkien (aun cuando algunos fans le critican el no pertenecer al canon) e incluso cuando se desvía de sus propósitos mantiene el interés del espectador gracias a su ambición personal pero también al amor y al respeto por el material original.
Tráiler:
Martín Goniondzki