«The Sandman»: fiel a su esencia
«The Sandman», la obra más importante de Neil Gaiman («Coraline», «American Gods», «Good Omens») y una de las novelas gráficas más logradas y perspicaces de la historia, intentó ser adaptada a un formato audiovisual en diversas oportunidades. Finalmente, fue Netflix quien logró adaptarla en forma de serie de TV con la presencia de su creador como showrunner.
«The Sandman» durante mucho tiempo se consideró una historia inadaptable audiovisualmente hablando. En un principio, quizás era porque durante su publicación entre los ’80 y los ’90, no estaba la tecnología dada como para ver esos mundos increíbles de fantasía y ensoñación materializados en imágenes reales. No obstante, con el correr del tiempo se fueron planteando algunos intentos por hacer una saga de películas o una serie (tal como terminó pasando) con diversas personalidades intentando llevarla a buen puerto. Incluso en un principio Joseph Gordon Levitt iba a producir y protagonizar un film que iba a ser producido por Warner Bros allá por el 2013, pero finalmente quedó a mitad de camino.
Tras varias idas y vueltas y siempre con Neil Gaiman y David S. Goyer como los responsables de ver ese sueño plasmado, Netflix acordó la realización de una serie que arrancó con una primera temporada de 10 capítulos en los que se adaptan los dos primeros tomos de la historia de Morfeo, el rey de los sueños (luego se agregó un capítulo más donde se cuentan dos historias pequeñas y auto conclusivas que se encontraban en el tercer tomo).
La serie, que mezcla el mito moderno y la fantasía, el drama histórico y la leyenda, sigue a la mítica figura de Morfeo (Tom Sturridge), el Rey del Sueño, mientras repara los errores cósmicos (y humanos) que han sucedido mientras estuvo en cautiverio durante siglos por medio de unos humanos que querían atrapar a «Muerte», la hermana de Morfeo, para ser inmortales. Esto llevó a una epidemia de escala global donde las personas padecían la «enfermedad del sueño». Una vez liberado de su prisión, Morfeo intenta restaurar el orden y reclamar su lugar como el rey de los sueños y las pesadillas.
Si hay algo que caracteriza a esta adaptación de «The Sandman» es su fidelidad al material original. Se nota que Neil Gaiman conoce a la perfección la mitología de su mundo y que pudo adaptarlo (así como trasmitir a sus colegas guionistas) de forma inspirada. Obviamente, que hay algunas cuestiones que tuvieron que cambiar ya sea por el contexto actual y/o por cuestiones de derechos como puede ser el personaje de John Constantine que aquí es rebautizado como Johanna Constantine (sí en el comic también hay una Johanna, pero no ocupa el rol de cazadora de demonios), entre otros varios ejemplos. Igualmente, más allá de los cambios esperables la obra parece adaptar prácticamente viñeta por viñeta la historia original y esto es algo que le juega tanto a favor como en contra al relato. A favor le juega que la obra de origen es insuperable pero también le juega en contra que algunas cosas que se ven maravillosas en el papel, quedan algo artificiales o acartonadas en su concepción audiovisual. Esto no tiene que ver solamente con el uso del CGI (que lo hay y por momentos funciona y por otros no) sino especialmente en que el Mundo de los Sueños es algo realmente difícil de concebir. Por otro lado, también pasa que hay cuestiones que parecen funcionar mejor a nivel escrito que presentado en pantalla, tal como puede ser la batalla entre Morfeo y Lucifer evocando el uso de la palabra.
No obstante, el resultado es más que digno y no extraña que en poco tiempo haya conseguido posicionarse como lo más visto en la plataforma de streaming. Quizás sí podría decirse que le falta un poco de épica a la serie, y desatarse más del insuperable material en que se inspira para que se sienta como algo más sustentado por sí mismo y menos dependiente de su base, algo que probablemente se vaya ajustando en próximas temporadas (si es que las hay).
Por otra parte, hay que destacar el diseño de producción y el vestuario que ayudan a bajar a tierra ese mundo totalmente apabullante que tiene «The Sandman». Así como también hay que subrayar el estupendo trabajo de casting que tuvo la serie al seleccionar al ecléctico grupo de intérpretes que personifica a las diversas criaturas y/o figuras de la serie. Mención especial para Tom Sturridge que, si bien fue criticado por ciertos sectores, es una pieza clave para la materialización de la serie, con su Morfeo siendo igual de solemne y estoico como el de su versión de tinta. De la misma forma, David Thewlis es otro de los puntos altos de esta primera temporada componiendo a John Dee.
«The Sandman» es una serie que se sobrepone a ciertos altibajos dados por su profunda sujeción al comic y por la imposibilidad de trasladar ciertas imágenes a la pantalla, mediante la gran visión de su autor y su capacidad de adaptarse al nuevo medio. Si a eso le sumamos una gran labor a nivel técnico y unas actuaciones sumamente comprometidas con la causa, tenemos un comienzo más que auspicioso para «The Sandman» en su trasposición a la TV.
Tráiler:
Martín Goniondzki