«Perry Mason»: Entre lo Legal y lo Correcto

HBO nos ofreció a lo largo de ocho semanas su trabajo más reciente titulado «Perry Mason», que no es otra cosa más que una nueva adaptación del personaje literario llevado otra vez a la televisión, pero con una aproximación diferente y bastante atractiva.

«Perry Mason» surgió de la mente de Erle Stanley Gardner, quien escribió más de 80 novelas e historias cortas que utilizaban al mítico abogado defensor en distintos casos donde la mayoría de las veces le tocaba defender a personas falsamente acusadas de asesinatos o crímenes similares. Por lo general, era trabajo de Perry y sus colegas el probar la inocencia de estas personas en la corte frente al juez de turno. Este personaje fue adaptado en numerosas oportunidades y diversos formatos que van desde series de televisión hasta radioteatros y telefilms. Quizás su adaptación más celebrada fue «Perry Mason» de la CBS, una serie protagonizada por Raymond Burr que se extendió entre 1957 y 1966. Posteriormente hubo otra versión entre 1973 y 1974, la cual fue rápidamente olvidada y cerca de 30 telefilms (entre 1985 y 1995) que en su mayoría fueron protagonizados por el mismo Burr.

Curiosamente, HBO nos trae de vuelta al personaje, esta vez interpretado por Matthew Rhys («The Americans») pero con una historia ambientada en Los Ángeles de 1931/1932, post Gran Depresión y con un Perry Mason bastante distinto. La serie está producida por Robert Downey Jr., que en un principio se había pensado que iba a protagonizar la serie, y también cuenta con Tim Van Patten, uno de los productores de «Boardwalk Empire», serie con la que guarda algún que otro punto de contacto. Además de producir, Van Patten se encarga de dirigir 5 de los 8 episodios de esta primera temporada, siendo los tres restantes dirigidos por la directora turca Deniz Gamze Ergüven, directora de «Mustang» (2015) y de varios episodios de «The Handmaid’s Tale».

Esta nueva versión 2020 de Perry Mason se plantea contar los orígenes del abogado penal defensor, mostrando sus inicios como detective privado para luego ir convirtiéndose en el Perry Mason que todos conocen. Lo interesante es cómo está abordada la historia, ya que presenta un único caso a lo largo de estos 8 capítulos y donde podemos ver a un Mason totalmente golpeado luego de la separación de su exesposa y el alejamiento de su hijo pequeño, los fantasmas del pasado (especialmente de la Primera Guerra Mundial) que todavía lo acechan y esa necesidad de redención por medio de su trabajo que luego del crack del ’29 lo fueron llevando a un alcoholismo incipiente en plena etapa de la Ley Seca.

La serie nos sitúa en una ciudad de Los Ángeles bastante convulsionada entre la crisis económica de la Gran Depresión, el cambio de paradigma que se da tras el paso del cine mudo al cine sonoro haciendo que los estudios tengan que modificar sus producciones, la época de la prohibición del alcohol y varias cuestiones socioculturales más. En ese contexto, Perry Mason se encuentra realizando pequeños trabajos para sobrevivir. Por lo general, sus encargos son menores, como fotografiar a personas que están envueltas en casos de infidelidad y cosas por el estilo. Su empleador es Elias Birchard «E.B.» Jonathan (John Lithgow), un abogado defensor que suele contratar sus servicios para ayudarse en casos de sus personas representadas. Mason está al borde del abismo sufriendo internamente por los fantasmas de la Gran Guerra y a su vez lidiando con sus problemas económicos que lo tienen a punto de perder su granja familiar. Todo parece cambiar cuando E.B lo contrata para investigar el caso más importante de su carrera. Un secuestro de un bebé que termina con la muerte del infante hace que la ciudad entre en un estado de frenesí impresionante, y que los ojos se depositen en los progenitores de la criatura como resultado de que tanto el fiscal, como la policía y la prensa quieren condenar rápidamente al responsable por asuntos tanto políticos como por intereses personales de algunas autoridades y también para esconder ciertos casos de corrupción en el medio. Será tarea de Mason, E.B Jonathan, Della Street (Juliet Rylance), la secretaria legal de E.B, el oficial Paul Drake (Chris Chalk) y el compañero y colega de Perry, Pete Strickland (Shea Whigham), luchar por descubrir la verdad e intentar salvar la vida de estas inocentes personas que no solo lamentan la pérdida de su hijo, sino que además deben enfrentar falsas acusaciones.

La serie usa varias convenciones, la estética y ciertos mecanismos del film noir, para narrar esta historia de intriga que también presenta varias e inspiradas sutilezas. La obra se desarrolla como un complejo, pero atractivo relato que mezcla el ámbito judicial con cuestiones políticas e incluso con intereses religiosos provenientes de un fuerte sector de la iglesia católica. La historia comienza a desarrollarse como piezas de un intrincado trabajo de relojería que poco a poco irá cobrando forma a medida que pasen los capítulos.

Como nos tiene acostumbrados HBO, la serie tiene un inmenso trabajo en lo que respecta a diseño de producción, vestuario y fotografía. El guion es otro aspecto interesante de la obra, ya que aglutina convenciones, pero también infinidad de detalles propios que van delineando poco a poco a los personajes y sus actitudes. El desarrollo del arco del personaje protagónico es magnífico, ya que parte de un Perry Mason que tiene que comprar una corbata al encargado de la morgue para asistir a una reunión importante hasta el ya establecido legista que aboga por los derechos de su cliente. Todos los personajes presentan características singulares que los van haciendo únicos y a actuar según sus visiones. Podríamos decir que es una serie de personajes, pero es mucho más que eso.

Otro aspecto interesante radica en el hecho de que, a lo largo de la serie, el personaje explica sus métodos poco ortodoxos y los de sus colegas teniendo en cuenta que a veces lo correcto y lo legal van por caminos separados, dando a entender lo corrupto que está el sistema en el que se desenvuelve. Todos datos que contribuyen a crear la imagen de esta especie de antihéroe imperfecto que en el fondo tiene un buen corazón a pesar de que sus acciones no se correspondan con su deber. Ahí también es donde se da un contraste con su mentor E.B que es más de «la vieja escuela» y que comienza a darse cuenta que los tiempos cambian y pese a sus reparos a veces necesita a personas como Mason o Strickland.

El elenco es maravilloso y además de presentar a un Matthew Rhys sumamente comprometido hay que destacar el trabajo de Lithgow, Rylance, Gayle Rankin como Emily Dodson la madre acusada, Stephen Root, el implacable fiscal, y a Lili Taylor y Tatiana Maslany como madre e hija al mando de la iglesia Radiant Assembly of God.

«Perry Mason» es un relato implacable, oscuro y entretenido que tendrá en vilo al publico a lo largo de sus 8 capítulos. Una historia de origen atractiva, con buenos intérpretes que muestra el contraste entre «la luz y la oscuridad» en las grandes ciudades, la culpa, los fantasmas del pasado y muchas cuestiones bastante logradas que elevan a esta serie por encima de varias de sus competidoras en el género.

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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