«Pretty Little Liars»: Siete años después terminó el juego

Siete años pasaron desde que «A» apareció por primera vez en la vida de las pequeñas mentirosas. Aria, Spencer, Hanna y Emily formaban un grupo con Alison DiLaurentis, la chica mala de la escuela que no hacía otra cosa que hacer de la vida del resto una miseria. Pero como se suele decir «karma is a bitch» y Alison desaparició. Fue ahí cuando las amigas restante comenzaron a recibir misteriosos mensajes con secretos y detalles que solo ellas sabían. Y cuando el cuerpo de la joven fue encontrado, los mensajes se intensificaron.

En siete temporadas de 20 y pico capítulos cada uno pasaron infinidad de situaciones. Si bien algunas de ellas podrían no ser del todo creíbles (incluso dentro del universo de la ficción) y muchos detalles se fueron perdiendo a lo largo del tiempo (¿cómo recordar exactamente los diversos momentos de la serie si estabas al día con ella?), podemos decir que como serie juvenil dejó su huella.

Como lo fue en su momento «Gossip Girl», «Pretty Little Liars» apareció en la televisión para exponer una historia atrapante y cautivadora. Basada en una novela homónima escrita por Sara Shepard, la serie siempre supo generar los climas propicios para que el argumento tome relevancia y funcione dentro de este mundo. No hubo un capítulo (y eso que estamos hablando de más de 150) en el cual el espectador no se sintiera atrapado dentro de la trama y quedara expectante con su final. Siempre se las ingeniaron para incorporar personajes misteriosos e inquietantes, sobre el que le ponían un manto de sospecha. Nadie era del todo bueno ni malo, pero cualquier detalle te hacía creer que estaba detrás de la extorsión; nos fueron llevando a su antojo y nosotros lo compramos.

Durante seis años estuvimos esperando saber finalmente quién era A y la resolución fue un tanto extraña, debido a la complejidad del asunto. A pesar de mostrarnos a un personaje que ya conocíamos con anterioridad, le otorgaron una historia detrás un tanto rebuscada, perdiendo un poco el impacto de estar aguardando tanto tiempo para una resolución. Y cuando creíamos que ya con eso la serie llegaba a su fin, apareció una nueva amenaza que se terminó de resolver en este último episodio. Nuevamente nos encontramos con un desenlace tan inesperado como complejo, involucrando otra vez a una cara conocida, pero dándole una vuelta de rosca. Una sorpresa que estuvo bien pensada, aunque se podría haber ejecutado de una forma mejor. Pero de todas maneras generó el impacto final que se esperaba.

«Pretty Little Liars» no fue una serie perfecta, tuvo momentos de incredulidad, saltos temporales necesarios pero un poco forzados (solo por el hecho de que las actrices ya no podían interpretar a alguien de secundaria, pero sus personajes no consiguieron un crecimiento pertinente, sino que se quedaron en esa época por siempre), y resoluciones un tanto rebuscadas. Pero en este tipo de producciones hay ciertas decisiones que se deben pasar por alto y aceptar aunque no estemos del todo de acuerdo. Porque el mundo y el clima creado por la serie fue mucho más efectivo que todo el resto, porque para ellos mismos debe haber sido complejo elaborar todas estas historias paralelas sin perder un mínimo detalle, porque tomar un hecho aislado de menor importancia y retomarlo años después no es una tarea fácil, porque intentaron impactar al público durante cada episodio.

Los personajes evolucionaron en pantalla, pero no por eso dejaron de tener la esencia del comienzo. Con las relaciones, si bien podíamos notar bastante de «teen drama» (y está bien porque es una serie dedicada al mundo juvenil), sirvieron como un escaparate dentro de tanta tensión. Incluso en muchos casos, los personajes masculinos se vieron involucrados en distintas situaciones.

Sin duda «Pretty Little Liars» quedará en el recuerdo de muchos, por ser esa serie con una trama misteriosa, cambiante, con tantos idas y vueltas que podían marearnos, pero que jamás aburrirnos.

El clima tenebroso (con sus espacios lúgubres, su música inquietante y sus personajes tétricos) nos mantenía atrapados en todo momento, haciendo que un capítulo de 45 minutos se pasara volando y quisiéramos que llegara rápido la otra semana para seguir viendo cómo seguía la vida de estas pequeñas mentirosas.

Cada vez que termina una serie deja un vacío detrás, y «Pretty Little Liars» se suma a este sentimiento.

 

Samantha Schuster

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