Que comiencen los Juegos del Hambre (otra vez)

Netflix ha puesto de su parte para que la cuarentena obligatoria no sea tan monótona, y anunció la llegada de la segunda, tercera y cuarta entrega de «Los Juegos del Hambre», por lo que resulta ideal refrescar lo que su primera parte nos dejó.

Hace algunos días, Netflix comunicó el estreno de ciertas series y películas en la plataforma, acompañadas por su fecha de aparición. Entre nombres como «Atrápame si puedes» o «Desde mi cielo», figuraba para el 20 de marzo el arribo de «Los juegos del hambre: en llamas»; «Sinsajo parte 1» y «Sinsajo parte 2». Basada en la trilogía de Suzanne Collins, la saga llegó a los cines en el año 2012, para convertirse en una compleja y redituable mezcla entre acción, drama y ciencia ficción.

La franquicia no sólo fue un éxito a nivel comercial, sino que ha recibido numerosos halagos de la crítica. Pero los logros no terminan allí, pues sus protagonistas (Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson y Liam Hemsworth) observaron en sus carreras los efectos de formar parte de un fenómeno cinematográfico de tal magnitud.

Pero lo que hace que «Los juegos del hambre» se convierta en un producto hipnótico y triunfal es su componente cultural. Es así que podemos evidenciar en el film ciertas temáticas rastreables en nuestra cotidianidad. La crítica a la desigualdad, la explotación infantil, el inhumano poder del minuto a minuto o la represión por parte de los gobiernos son pistas que nos hacen ver que ese mundo ficticio es en realidad un reflejo del nuestro.

El retrato de una sociedad consumida por la pobreza, y de un grupo reducido que acumula el poder nos resulta demasiado familiar, al igual que la violencia por parte de las empresas, que buscan el rédito propio antes que priorizar la integridad de los trabajadores que, como en el Distrito 12 de Panem, sacrifican su salud y sus pulmones para poder comer. Todo eso nos interpela y mantiene alerta, para poder correr y escapar con la protagonista, la única luz de cambio frente a tanta inmoralidad. Ante el inminente estreno de gran parte de la saga, y a modo de repaso, recordaremos lo que la primera entrega nos ofreció:

En la primera película se presenta el espacio de situación y el contexto social, económico y político que atraviesan los personajes. Así, nos encontramos con Panem, una nación dividida en 12 distritos que, cansados de vivir en la pobreza, se rebelaron contra la institución centralizadora de la riqueza: el Capitolio. A modo de castigo por la insurrección, aquel órgano creó “Los juegos del Hambre”, en donde cada año, cada distrito envía a un hombre y una mujer para luchar a muerte, en una especie de reality televisado, en el que sólo sobrevive uno.

En el presente, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) decide ser voluntaria del Distrito 12, para evitar que su hermana compita. Con ella, es elegido un joven panadero, Peeta Mellark (Josh Hutcherson). Antes de que Katniss parta, su hermana Prim (Willow Shields) le entrega a modo de protección el prendedor de sinsajo que Katniss le había regalado, símbolo que cobrará relevancia a lo largo de la historia.

Durante el viaje al Capitolio, Katniss y Peeta conocen a Haymitch Abernathy (Woody Harrelson), el único vencedor que sigue con vida del Distrito 12 y su mentor. Él les recomienda que para ganar deben conseguir patrocinadores y exponer una historia romántica entre ellos, aunque Katniss no está convencida.

Una vez en la arena, Katniss se alía con Rue (Amandla Stenberg), del Distrito 11, hasta que la pequeña es asesinada, lo que inicia un levantamiento en la región de la niña. Para acabar con los disturbios, el vigilante jefe, Seneca Crane (Wes Bentley), permite que sobrevivan dos tributos del mismo distrito. Al oír esto, Katniss busca a Peeta y, al encontrarlo, ve que está herido. Su acercamiento amoroso crece y despierta los celos de Gale Hawthorne (Liam Hemsworth), que observa todo desde el Distrito 12.

Katniss va en búsqueda de la medicina de Peeta, cura las heridas de ambos, y continúan, encontrándose en el camino con Cato (Alexander Ludwig), el único que quedaba en pie, a quien derrotan. Pero la regla que permitía dos vencedores es revocada, y uno de ellos debe morir. Katniss elabora una estrategia y convence a Peeta de suicidarse comiendo unas bayas venenosas, llamadas «Jaulas de Noche». Pero antes de que puedan hacerlo, el locutor afirma que ambos son los ganadores, situación que enfurece al presidente Snow (Donald Sutherland), que demostrará ese descontento en la segunda película, al llamar a competir a los antiguos vencedores en el «Vasallaje de los 25».

Sin lugar a dudas, las cuatro películas que conforman la saga logran retratar el camino de la heroína. Entre pérdidas y dolor, Katniss se alimenta de todas las tragedias que atraviesa para apostar a una causa mayor: la liberación de Panem. La lucha contra la tiranía, la injusticia y la espectacularización detrás de los juegos se convierten en una bandera que la protagonista enarbola a lo largo de las cintas. Las alas del sinsajo se van abriendo a medida que la historia avanza, la cabeza deja de estar gacha y el fuego se hace incontenible, hasta romper definitivamente con las estructuras que lo limitan. Al final, los términos Katniss y Sinsajo se vuelven intercambiables. Son una y la misma cosa.

 

 

Milagros Maffione

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