Richard Jewell: La historia real del héroe convertido en sospechoso

Su nombre pasó a la historia y hoy es parte de las biografías más impresionantes en el mundo cinematográfico. El mayor héroe de los Juegos Olímpicos de Atlanta no ganó medallas ni batió récords: la gloria llegó salvando vidas.

Clint Eastwood es uno de los cineastas más audaces en la industria cinematográfica. Así como ha dejado una huella como actor, se volvió más relevante como director. Si de algo se ha caracterizado es por trasladar a la pantalla grande historias que van desde la venganza hasta el antihéroe redimido, y donde cada una tiene su propio vehículo para conectar con el público. Basándose siempre en historias reales, ha explorado su lado oscuro en “El francotirador”, sus dudas en “Sully” y sus relaciones personales en “15:17 Tren a París”.

Ahora llegó el turno de Richard Jewell, nombre que tomó popularidad por el atentado terrorista en Atlanta en 1996, convirtiéndose en una historia llena de angustia, tensión, sospecha y persecución, transformando a Jewell en un personaje ideal para llevar al cine de la mano del experto e icónico hollywoodense Eastwood.

«El caso de Richard Jewell»

Un agente de seguridad encontró, en plenos Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, una mochila sospechosa que contenía artefactos explosivos en Centennial Park y alertó a la policía, salvando muchas vidas. Un héroe, hasta que dejó de serlo. Tres días después, el FBI lo tenía como principal sospechoso y, posteriormente, The Atlanta Journal-Constitution, un periódico matinal, decidió publicar información que tenía, haciendo que la vida de Richard pase a ser un calvario.

El director estadounidense recrea su historia como una manera de limpiar el nombre del protagonista, por lo cual decidió que el film se titulara directamente como su personaje, para que todo el mundo lo supiera o lo recordase. Un guardia de seguridad con contrato temporal, de los 30.000 efectivos asignados para los juegos y que en la madrugada del 27 de julio de 1996 evitó lo que podría haber sido la peor tragedia en la historia olímpica cuando, a las 0o:58 horas vio una mochila abandonada bajo un banco, cerca de una torre de luz y sonido. Nueve minutos después, una llamada a la policía desde una cabina telefónica confirmó sus sospechas: era una bomba. Inmediatamente, un equipo seguridad que incluía a Jewell comenzó a evacuar el área y la bomba detonó 10 minutos después. El presidente Bill Clinton describió el atentado como un «acto de terror y cobardía», y elogió a quienes localizaron el artefacto y evitaron una tragedia muchísimo peor. Por la noche, la CNN identificó a Jewell como el héroe de la jornada, y lo mismo hicieron todos los periódicos al día siguiente.

El 27 de julio de 1996, cuando dicha ciudad era anfitriona de los Juegos Olímpicos de Verano, la explosión de una bomba en el Parque Olímpico del Centenario causó la muerte de Alice Hawthorne, una mujer de Albany (Georgia) de 44 años de edad, cuando un clavo le penetró el cráneo, e indirectamente la de un camarógrafo turco de 38 años que trabajaba para la Corporación Turca de Radio y Televisión que sufrió un infarto fatal cuando corría a cubrir la escena; y otras 111 personas resultaron heridas. El ataque fue perpetrado por el terrorista estadounidense fundamentalista Eric Robert Rudolph, quien llevó a cabo tres atentados más en la región durante los siguientes meses.

El guardia de seguridad Richard Jewell descubrió la bomba antes de que se detonara, logrando desalojar a la mayoría de los espectadores del parque. Rudolph, un carpintero y trabajador manual, detonó tres bombas dentro de un estuche militar tipo ALICE Pack. Los motivos de Rudolph se centraban en su oposición como cristiano fanático al aborto, a la homosexualidad y a los supuestos ideales «socialistas» y «globalistas» que, según él, promueven los Juegos Olímpicos. Rudolph buscaba la cancelación forzosa de las Olimpíadas, lo que no se cumplió.

Poco después del atentado, las investigaciones preliminares del FBI se enfocaron erróneamente en Jewell por su participación en el desmantelamiento del crimen. Inmediatamente los medios de comunicación divulgaron esta nota falsa y surgió mucha atención negativa en contra de Jewell. Sin embargo, en octubre de 1996, Jewell fue formalmente exonerado de los cargos. Luego de tres atentados más en 1997, el FBI identificó a Rudolph como el autor, quien permanecería prófugo de la ley hasta su captura en Carolina del Norte en 2003. Rudolph se declaró culpable y fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Paul Walter Hauser protagoniza la historia, y a quien puede recordarse por uno de los racistas de «Infiltrado del KKKlan», y en «Yo soy Tonya». Como siempre, Eastwood supo cómo armar su equipo para que esta cinta forme parte de otra joya de colección. «El caso de Richard Jewell» está no sólo bien contada, sino que mantiene en vilo y en tensión al espectador por más de dos horas.

Noelia Giacometto

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