CINE

Roald Dahl sometido a la estética de Wes Anderson

Seguro conozcas la película “Matilda” o “Charlie y la fábrica de chocolate”. Quizás, el dato que no sepas es que ambos largometrajes fueron basados en historias del escritor británico Roald Dahl. En 2009, fue Wes Anderson quien decidió adaptar un cuento del mismo autor: “Fantastic Mr. Fox”. No sólo fue su director, sino también el escritor del guion. Ahora, ¿hasta qué punto respetó la obra?

Ni bien arranca la película, se despliega una paleta de colores que es Anderson en su máxima expresión. De tonos amarillos, naranjas y rojos, el paisaje está planeado de forma detallista y es notoria esa característica. La música de Alexander Desplat se encarga de ambientar la escenografía pensada y al film creado bajo la técnica de stop-motion, donde se trabaja con muñecos reales y las escenas requieren de un rodaje especial dado a su lentitud.

Por su parte, el cuento de Roald Dahl cuenta la historia de Mr. Fox y su familia. Entre el padre y la madre, alimentan a su entorno al robar comida de la granja de tres personas malvadas: Boggis, Bounce y Bean. En un momento, este trío descubre que cada noche son asaltados por los animales y empieza su persecución: buscan el escondite, lo atacan con disparos, palas eléctricas y muchos artefactos más. El nivel de venganza que sienten los llevó a tal punto de realizar una estrategia para la que utilizaron todos los trabajadores de sus granjas, dejándolas libres de vigilancia para ser robadas. Los tres granjeros se mantuvieron al borde del pozo donde se escondían los animales, que nunca salieron y lograron seguir alimentándose de sus productos.

Wes Anderson le da su toque característico: primero, agrega varias historias más. Introduce a Kristofferson (Eric Anderson) como el sobrino de la familia de Mr. Fox (George Clooney) y Mrs. Fox (Meryl Streep). El nuevo integrante se enfrentará con uno de sus primos, Ash (Jason Schwartzman), quien decidirá hacerle la vida imposible debido a los celos que éste le causa. No diremos en detalle cómo se desarrolla, pero es observable que en la construcción del nudo de la película se observará esta pelea, situación que en el cuento no ocurre.

El final también sufre modificaciones. Mientras que en la obra original los granjeros se quedan al pie del pozo, en el film se enfrentan con Mr. Fox de una manera un poco humorística y al estilo de Wes Anderson. Es en este punto donde, como nos tiene acostumbrados, el director decide resolver todos los conflictos para otorgar un final, en cierto punto, reconfortante.

Las ilustraciones encontradas en las hojas del cuento y el reflejo en la película, debe decirse, se complementan magníficamente. Wes Anderson imprimió su estética en un gran cuento de Roald Dahl, siéndole fiel y respetándolo en las líneas que decidió agregar. Quizás, aclarar esto suene redundante, pero, además, se encargó de darle una imagen a los personajes del cuento. Más allá de las ilustraciones que presenta el escrito, Anderson termina de darles forma. La comparación es sumamente satisfactoria y ambas obras valen la pena de ser conocidas. Igualmente, leé el cuento para, luego, ver cómo es embellecido por este gran director.

Franco Valente

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