Rodrigo de la Serna, cuerpo y voz de una patria diversa

El cine, la televisión, el teatro y la música son las cuatro aristas que componen el camino artístico de Rodrigo de la Serna. En su cumpleaños número 44, recorrer ese sendero implica también sumergirse en los tesoros y luchas culturales que el actor enarbola.

El barrio de Belgrano vio nacer un 18 de abril de 1976 a quien se convertiría en uno de los actores argentinos más aclamados por el público y la crítica, tanto en materia nacional como internacional. Aquel paraje de origen, marcado a fuego por una esencia tanguera y milonguera, no le fue ajeno a Rodrigo de la Serna. A los 18 años, se sintió cautivado y hechizado por la figura del Polaco Goyeneche, quien le sirvió como motor para comenzar a estudiar guitarra y, con ella, adentrarse en el mundo de la música criolla.

Esa sería una de sus primeras pasiones, acompañada por el teatro. Tal es así que, desde pequeño, se sintió atraído por las obras que se realizaban en los talleres de su escuela, a tal punto que decidió trabajar profesionalmente en el ámbito teatral una vez finalizado el secundario. «Nosferatu», de Griselda Gambaro, y «Bonicleta», un producto infantil, fueron las obras que marcaron esos comienzos.

Sus primeros pasos en la televisión se darían en el año 1995, con su participación en «Cibersix», una serie de Telefe basada en la historieta argentina de ciencia ficción creada por Carlos Trillo y Carlos Meglia. Solo dos años después aparecería en la telecomedia «Naranja y media», transmitida por ese mismo canal. En 1999, el cine lo observaría llegar de la mano de Juan José Campanella, en la película «El mismo amor, la misma lluvia».

Si bien la miniserie «Okupas» significó un hito y despegue en su carrera, de la Serna alcanzó un poderoso reconocimiento internacional en el año 2004, gracias a su interpretación en la película «Diarios de motocicleta», junto a Gael García Bernal. Tan solo un año después se conectaría con sus raíces, aquellas compartidas con el barrio que lo acunó, y crearía un grupo musical, El Yotivenco.

Al analizar el recorrido artístico del actor, se puede vislumbrar la elección de plasmar su ideología política en los papeles que elige interpretar, y en las canciones que decide componer con su banda. Hay un fuerte hilo conductor entre muchas de sus interpretaciones, que tienen que ver con el potencial histórico, político y económico de las historias que pone en boca de sus personajes. Por ende, ser Juan Manuel de Rosas, el compañero de viaje del Che Guevara, un arquero de fútbol secuestrado durante la dictadura militar argentina o un atracador que busca dar un golpe al sistema financiero es ser, a la vez, fiel a él mismo y a su visión crítica y reflexiva de la realidad social. Así, el cuestionamiento del presente a través de reflexiones que se han hecho en el pasado, y aquella vigencia que tienen ciertos elementos en el hoy, son las herramientas que el actor rescata a través de su arte.

Pero, además, está la acción y elección de luchar. Ante la crisis económica de los últimos años, el actor se mostró como un ferviente defensor de los derechos de aquel ámbito que más conoce, y que es el más vapuleado en términos de incrementos de tarifas: el teatro independiente. Sin embargo, esta protección de las vanguardias y la experimentación no sólo la aplica en ese espacio, sino que también la lleva a la música. Tal es así que su grupo se destaca por retomar un patrimonio tan vasto como popular, viajando a las profundidades rítmicas del país.

Tangos, milongas, candombes, chamames, zambas, chacareras y chamarritas componen el repertorio de El Yotivenco. La búsqueda está orientada a acercarle al público, principalmente joven, una propuesta que va por fuera de la industria cultural actual, pero que les pertenece. De esta manera, el actor se compromete con esta reivindicación y la comunicación de una música tan viva como ancestral, que no tiene intenciones de abandonar.

Para cerrar con broche de oro este acercamiento a la vida y obra del artista, no queda más que listar algunos de los papeles más memorables que interpretó en cine y televisión:

1) «Diarios de motocicleta» (2004)

Película biográfica basada en los diarios de viaje del Che Guevara (Gael García Bernal) y Alberto Granado (Rodrigo de la Serna) a través de América del Sur, en 1952. Durante la travesía en moto, logran vislumbrar la rica esencia de la identidad latinoamericana, en una experiencia que cambiará el curso de sus vidas para siempre. En esta cinta, de la Serna interpreta a un amigo y compañero de ruta tan fiel como entrañable. Como Alberto, logra aportar a la película la justa mezcla entre dramatismo y humor. Construye, así, un personaje particularmente humano, que conecta con la precariedad, injusticia e inequidad social que rodean el entorno latinoamericano. Charlatán, fogoso e inquieto, de la Serna resplandece en su rol, y transmite aquella transformación interior que sufre Alberto Granado, en un film más que magistral.

2) «Crónica de una fuga» (2006)

La cinta está basada en hechos reales, y situada en 1977. Durante la última dictadura militar argentina, un grupo de tareas secuestra a Claudio Tamburrini (Rodrigo de la Serna), arquero de un equipo de fútbol, quién es trasladado a un centro de detención, donde es torturado por meses mientras planea su fuga. En su papel protagónico, el actor transmite el dolor, la incertidumbre y la desesperanza que atraviesa Tamburrini. Genera, a su vez, una emotividad intensa en el espectador, al exponer la dificultad de mantener la humanidad y los valores en un contexto límite. De la Serna muestra la fuerza de la supervivencia, y brinda una interpretación sólida, sentida y poderosa.

3) «Cien años de perdón» (2016)

Seis hombres disfrazados y armados asaltan la sede central de un banco en España. Al principio, el robo parece sencillo, pero surgen imprevistos y enfrentamientos que quiebran la confianza entre los dos líderes del grupo: El uruguayo (Rodrigo de la Serna) y El Gallego (Luis Tosar). En esta película, el actor elabora un personaje central, que resulta ser una de las aristas clave de la banda, y de la composición del film. Líder carismático por excelencia, El uruguayo de de la Serna es enérgico, feroz y salvaje, sin dejar de contener vestigios humorísticos.

4) «Okupas» (2000)

Esta miniserie fue un punto de inflexión y revolución en la forma de hacer televisión. La marginalidad, la violencia, las drogas y el lenguaje subalterno irrumpieron con ferocidad en la pantalla. El relato se centra en Ricardo (Rodrigo de la Serna), un estudiante de medicina frustrado de clase media-alta al que su prima le encomienda «cuidar» una casa antigua. A él se le suman el Pollo (Diego Alonso), Walter (Ariel Staltari) y el Chiqui (Franco Tirri), todos en calidad de ocupas. En esta ocasión, el actor nos muestra el camino de Ricardo hacia la vagancia y la delincuencia. A su vez, logra acertadamente mostrar los quiebres y tropiezos de un personaje que debe aprender a convivir en una realidad diferente a la de su origen. Sin dudas, de la Serna construyó un papel mítico, que surfea entre el dramatismo, la tensión y la representación del clima de época, sin perder de vista el valor de la amistad.

5) «El puntero» (2011)

El gitano (Julio Chávez) ejerce el rol de puntero, personaje político cercano al pueblo y a sus reclamos. Para satisfacerlos, deberá negociar y responder a una red de corrupción política. Ante ese ámbito hostil, sus únicas dos personas de confianza son El Polaco Levan (Luis Luque) y Lombardo (Rodrigo de la Serna). En esta serie, nos encontramos con una interpretación de Lombardo frenética, desmadrada y enloquecida, que se adecua al perfil de aquel ambicioso matón. El logro del actor en este producto fue formar a un personaje tan vulgar y sincero como excesivo.

6) «La casa de papel» (2017 – actualidad)

La serie gira en torno a un atraco realizado en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, conducido por El profesor (Álvaro Morte). Tiempo después de cometido el robo, planean realizar un ataque al Banco de España, y convocan para liderarlo a Martín, alias Palermo, (Rodrigo de la Serna), un ingeniero brillante. La incorporación del actor argentino le imprimió un aire de renovación y potencia a la serie, a través de la gran interpretación de ese personaje misógino, desequilibrado y sediento de poder. De la Serna le imprime vigorosidad y pasión a Palermo, sin dejar de transmitir el desamor que carga en sus espaldas, lo que deja espiar la humanidad detrás del tal desagradable figura.

 

Milagros Maffione

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