«The Leftovers», sin respuestas para el dolor
En el 2014, Damon Lindelof, uno de los creadores de la mítica serie «Lost», lanzó su nuevo proyecto llamado «The Leftovers», que seguía la línea de la producción de la isla, creando un mundo ficticio con sus propias reglas y muchas situaciones que solo en ese universo tenían sentido.
Un 14 de octubre desapareció el 2% de la humanidad sin explicación alguna. No dejaron ninguna huella sino que simplemente partieron. Y en sus tres temporadas, la serie nunca buscó responder este gran interrogante de porqué ocurrió lo que ocurrió, sino que se centró en las reacciones de los personajes que quedaron en la Tierra para ver cómo se sigue después de una tragedia semejante (si esto es incluso posible) y cómo se vive determinado por un hecho de tales características.
«The Leftovers» terminó hace algunas semanas con su tercera temporada por HBO, dándole un cierre perfecto a esta historia surrealista y humana. Se exploró profundamente el hecho de que el hombre necesita algún tipo de explicación, tanto racional como espiritual, para lo que ocurre en su vida. Se cuestionó la idea de un Dios, la confianza o falta de Fe. El ser humano necesita racionalizar todo lo que le sucede, no puede aceptar los hechos tal como se le plantean.
A lo largo de las distintas entregas se profundizó las reacciones de los personajes y su rol dentro de este universo. Algunos tuvieron más responsabilidades, otros se permitieron sentir el dolor y otros tantos simplemente luchaban por dejar atrás un hecho que definitivamente marcó su vida y que, siete años después, todavía seguía tan presente como el primer día. ¿Cómo olvidar a aquellos que de un momento para el otro desaparecieron?
La tercera temporada se trasladó a Australia para relatar la preparación de los personajes para un aniversario especial de la Ascensión. Nos encontramos ante un nuevo nivel de delirio y surrealismo, pero que no hace ruido dentro de este universo, todo fluye de acuerdo a las reglas planteadas desde un inicio y que se fueron desarrollando a lo largo de la serie.
A pesar de que la historia planteó una gran cantidad de interrogantes que no tuvieron su respuesta en el final de temporada (y que sabíamos que no lo iba a tener), se le dio un cierre a cada uno de los protagonistas para contentar a la audiencia, y obviamente lo lograron.
Cabe destacar que «The Leftovers» no se destacó dentro del mundo seriéfilo simplemente por su historia original y que analiza al ser humano en lo más profundo de su persona, sino que la producción en su conjunto fue sublime. La música acompañó siempre de una manera perfecta, dándole armonía al argumento o marcando una ironía dentro de la situación. Lo mismo ocurrió con los planos y movimientos de cámara y con la edición, cuyo montaje amalgamó el pasado y el presente de cada uno de los personajes.
Seguramente no habrá sido ni será una serie para todos, porque no es de esas historias que se pueden ver haciendo otra actividad, sino que necesita de la completa atención del público para entender (o tratar de entender en algunos casos donde nos vimos un poco perdidos) qué es lo que está ocurriendo y para ponerse en el lugar de los personajes. Sin duda se pudo empatizar con cada uno de ellos, sintiendo su propio dolor, su angustia, sus pocas ganas de seguir adelante, pero también su Fe, el querer encontrar una respuesta y confiar en algo, en cualquier cosa, para poder racionalizar un hecho que no tiene ninguna explicación.
Samantha Schuster