FESTIVALES

19° BAFICI: «El Gran Silencio» de Sergio Corbucci (1968)

Como viene sucediendo año a año, el Bafici acerca películas que de otra manera no podríamos ver en el circuito comercial, aunque algunas llegan a ser exhibidas, las posibilidades son casi nulas. Y no todo termina ahí, otro de sus atractivos son las retrospectivas dedicadas a directores y, como frutilla del postre para muchos cinéfilos, la proyección de clásicos restaurados.

En esta edición, la decimonovena, uno puede darse el lujo (¡Y qué lujazo!) de ver en pantalla grande a “El Gran Silencio” del italiano Sergio Corbucci (“Django”, “Navajo Joe”, “Il mercenario”). La película fue restaurada el año pasado por el Centro Sperimentale di Cinematografia-Cineteca Nazionale de Italia, con la colaboración de Movietime en los laboratorios Augustus Color y Studio Cine.

El Gran Silencio” es, sin duda, el spaghetti western más oscuro del director y una excepción del género porque reniega de la aridez del desierto para llevar la acción a un territorio nevado. Esta característica -obviar el espacio iconográfico del western por parajes cubiertos de nieve- es la base de la que parte Corbucci para darle un matiz intimista y opresivo a su película.

Snow Hill, un pueblo del estado de Utah, sufre una helada que genera falta de alimento para los habitantes de sus alrededores, que, motivados por su mal pasar, roban para subsistir. Esto provoca que el gobierno ponga precio a sus cabezas y sean perseguidos por cazarrecompensas. Las cosas se ponen tensas cuando Tigrero (Klaus Kinski) mata al marido de Pauline (Vonetta McGee) para cobrar la recompensa, y ella recurre a Silencio (Jean-Louis Trintignant), otro pistolero, para vengar su muerte.

La película de “el otro Sergio” (así lo llamaban dada la reputación internacional que tenía Sergio Leone por su “Trilogía del Dólar”) es una cruenta crítica hacia el capitalismo más obsceno, retratado por Pollicut (Luigi Pistilli), un banquero -¿Y quién sino?-.

Decir que la película no tiene héroes, que la línea entre el bien y el mal es difusa y qué Silencio -en la misma línea de “el hombre sin nombre” interpretado por Eastwood- es un antihéroe, es redundar sobre algo que ya se escribió miles de veces. Lo que puedo remarcar es que Tigrero y Silencio, que disparan por dinero, no tienen los mismos códigos. Silencio, con un sentido noble (si se lo puede llamar así) quiere, obtiene sus ganancias matando cazarrecompensas; Tigrero, en cambio, mata inescrupulosamente por dinero. Corbucci pondrá sobre el tablero, ante ellos dos, una visión pesimista sobre el romanticismo del western.

Dado que la Sala Lugones, lugar de congregación cinéfila por excelencia, ubicado en el complejo del Teatro San Martín, está cerrada hace varios años, poder ver en pantalla grande un clásico como “El gran Silencio” es una oportunidad única, por muy triste que suene.

“El Gran Silencio” se proyecta este sábado 29 a las 13 hs en el Artemultiplex Belgrano.

Puntaje: 4.5/5

Tráiler:

 

Pablo Flaherty

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