26º BAFICI: «Nuestra parte del mundo» de Juan Schnitman (2025)
El director argentino Juan Schnitman sorprendió en la escena cinematográfica con «El Incendio» (2015), una película que profundiza en las relaciones de pareja a través de un clima lleno de tensión. En 2020 hizo lo propio con «Sangre», un thriller erótico que vuelve a ahondar en los vínculos complejos con un despliegue un poco más grande en cuanto a locaciones y personajes.
En esta oportunidad, podríamos decir que el director vuelve un poco más a sus inicios, brindando una propuesta claustrofóbica sobre un matrimonio en crisis. «Nuestra parte del mundo» se centra en Jazmín y Marcelo, una pareja que está a punto de separarse y va a embarcarse en las últimas vacaciones juntos. Parecen llevarse bien, pero no coinciden en algunos puntos de la crianza de su hijo Gaspar, que posiblemente se encuentre dentro del espectro autista, y cómo se sienten al respecto. Entre culpas y reproches, hay algo que no los deja soltar del todo, y existe una oportunidad para reconectarse.
«Nuestra parte del mundo» nos ofrece una puesta en escena bastante teatral, ya que nos vamos a situar en una sola locación (el departamento del matrimonio, donde utilizan muy bien cada habitación para no sentirse monótono y está muy bien ambientado para transmitir el caos interno y externo) y en dos personajes que interactúan entre sí. A partir de diálogos elaborados van a analizar distintas situaciones, desde la preparación para el viaje que revela su personalidad hasta la crianza de su hijo, el vínculo con el resto de la familia y los deseos hacia futuro como personas y profesionales.
Juan Barberini, quien acompaña al director desde su primera película, y Margarita Molfino, hacen un gran trabajo para transmitir cierto resentimiento, culpa, arrepentimiento por lo sucedido en el pasado, pero también cierta calma y afecto en cómo llevan adelante la separación. Es probable que haya un personaje más convencido que el otro de dar el próximo paso, pero todo se toma con una amabilidad poco característica en este tipo de situaciones. Eso también nos hace pensar en que probablemente la dificultad de la crianza de su hijo, que no terminan de aceptar su trastorno, los llevó a este momento, pero que todavía hay temas sin resolver y que con paciencia y esfuerzo se podría arreglar.
Si bien la película no es demasiado larga, ambos actores y el clima de tensión que se genera a su alrededor logra atrapar al espectador en todo momento, que estará concentrado en qué irá sucediendo con estos personajes y en cómo termina (con un final bastante satisfactorio y que genera hasta ternura).
Podríamos decir que, a diferencia de «El Incendio» donde la violencia y la presión iba escalando cada vez más, acá tenemos un panorama mucho más optimista y esperanzador sobre un vínculo matrimonial. Pase lo que pase con esta pareja es un modelo más saludable de comportarse entre adultos.
En síntesis, Juan Schnitman nos sigue ofreciendo una buena profundización de los vínculos románticos a partir de pequeñas historias llenas de intensidad y vivencias. Mediante diálogos y la construcción de los personajes vamos conociendo una vida anterior que no vimos pero que está plagada de emociones que se transmiten de una gran manera. Una trama universal con la que el público podrá sentirse identificado, que lejos de terminar sintiendo la angustia y el drama del momento se enfoca más en el optimismo y la esperanza.
«Nuestra parte del mundo» es una película argentina, con una duración de 88′. Forma parte de la sección «Familias» del 26º BAFICI.
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