5° Festival de Cine Polaco: «El Rastro» de Agnieszka Holland y Kasia Adamik (2017)

«El Rastro» Pokot») es un film producido en colaboración entre Polonia y la República Checa. El término polaco “pokot” hace referencia al recuento de animales muertos en una cacería y la posterior “premiación” al cazador correspondiente.

La historia se sitúa en el Valle de Klodzko, en el sudoeste de Polonia, en una pequeña ciudad con una fuerte tradición de caza deportiva. Janina Duszejko es una mujer ya jubilada, que vive sola en la zona rural del lugar. Sus dos perras, únicas compañeras, desaparecen repentinamente, y ella sospecha fuertemente de la comunidad de cazadores -prácticamente dueños del lugar- a la cual ella denuncia repetidamente. Al poco tiempo, empiezan a sucederse muertes violentas entre los cazadores, y ante la falta de indicios claros para descubrir al responsable, Duszejko presenta la posibilidad de que sean los mismos animales quienes se están defendiendo de aquella comunidad que los ataca constantemente.

Claramente esta teoría no es tomada en serio por las autoridades, pero la película en sí no aborda ningún tono sobrenatural. Tampoco se trata de un policial de suspenso o de corte “thriller psicológico”, si bien por momentos se coquetea con algo así. El relato invita a sospechar de a ratos de algunos personajes secundarios, aquellos cercanos a Duszejko; Dyzio, un joven técnico informático que trabaja con la policía local recientemente llegado de Berlín, Dobra Nowina, una chica del pueblo a la merced de los poderosos en la ciudad, y Matoga, un solitario hombre viudo, vecino de la protagonista.

En un relato más tradicional, nos encontraríamos con la protagonista siguiendo pistas o sospechosos para revelar el asesino o la asesina, seguramente con un giro hacia el final, obligado e inesperado. Pero “El Rastro” funciona más que nada sobre la base de un drama, con gran parte de la narración asentada en las relaciones que entabla Duszejko con los demás personajes. Si bien la actriz Agnieszka Mandat se desempeña impecablemente en todos los matices del personaje, al final de la historia nos quedamos con la impresión de saber más sobre las figuras con las que interactúa que sobre la suya. Esa exploración exhaustiva por momentos se vuelve redundante en el desarrollo del argumento, contrastando marcadamente con un clímax y resolución más bien acelerados.

El film cuenta con un excelente trabajo de fotografía a cargo de Jolanta Dylewska y Rafal Paradowski -destacando la belleza cambiante de los paisajes de Klodzko, a lo largo de las estaciones- así como de composición musical, por parte de Antoni Lazarkiewicz, que acompaña perfectamente cada matiz de la historia.

No podemos cerrar sin dejar de hacer referencia a los galardones que recibió la obra. Fue elegida para representar a Polonia en los Oscar de 2017, si bien no resultó nominada entre las mejores películas internacionales. En el Festival Internacional de cine de Berlín, por otra parte, sí recibió el Premio Alfred Bauer (en la serie de los Osos de Plata), dedicado a las obras que “abren nuevas perspectivas en el arte cinematográfico”. La nueva perspectiva en esta obra es una que no suele verse retratada, al menos en el plano de la ficción; aquella que muestra abiertamente el trato que mantiene el ser humano sobre los demás seres vivientes y, por extensión, con la Naturaleza en general. Acaso la suerte que corren los cazadores en el relato podría tomarse como una advertencia para todos nosotros.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Bruno Jara

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