Anthony McCarten: “Empiezo mis proyectos curioso e ignorante”

Conocido por ser el guionista de películas como «La Teoría del Todo», «Las Horas más Oscuras» o «Bohemian Rhapsody», Anthony McCarten escribió “Los dos Papas” como una obra de teatro en 2017 pero finalmente Netflix la llevó a la pantalla de la mano de Fernando Meirelles.

En su paso por Argentina, McCarten habló con Cinéfilo Serial para ahondar más sobre la historia del film, su inspiración y la relación entre ambos Papas.

Hace 4 años estaba de vacaciones en Roma cuando su hermana le mandó un mensaje desde Nueva Zelanda contándole que su primo había fallecido. Justo estaba en la plaza San Pedro, con la presencia del Papa Francisco y miles de fieles. “A mí me criaron como católico, así que sabía de dónde venía este Papa y que había otro Papa, el alemán Ratzinger que había renunciado. Lo que no sabía era cuándo había sido la última vez que había renunciado un Papa”, comentó.

Es así que googleó y se dio cuenta de que habían pasado 700 años desde aquel momento. “Ahí me empezó a surgir curiosidad, por qué pasamos del Papa más tradicional de la edad moderna al menos tradicional. Volví a Londres y empecé a escribir una obra teatral porque es un debate entre dos personas”.

Sin embargo, debido a la importancia que adquieren los personajes, también se dio cuenta de que podía convertirse en una película. Es así como de vuelta en Los Ángeles, donde trabaja, recibió la llamada del productor Dan Lin, quien estaba buscando, junto al director Fernando Meirelles, una historia sobre el Papa Francisco para llevar al cine. “Así que les mostré mi idea del debate entre los dos Papas a ellos y les gustó. Fuimos a Netflix, nos dijeron que les contemos sobre la historia y dijeron ‘dale lo hacemos’”.

Sin haber pedido permiso previamente, a esa reunión llevaron las fotos de quienes serían los protagonistas: Anthony Hopkins y Jonathan Pryce. “Nos preguntaron si los teníamos como parte del proyecto y les dijimos que no exactamente pero que no sería un problema. Ambos dijeron que sí”.

Al escribir la obra empezó sintiéndose más cercano al Papa Francisco por sus visiones políticas que ambos compartían. “Pero hay un lema que dice que tenés que amar a tus personajes de igual manera, así que tuve que aprender a amar a Benedicto XVI. Era como una sombra, sospechoso, intelectual, no era un hombre de la gente y no parecía entender a la Iglesia o a cualquier organización. Parecía determinado a resistir cualquier cambio. Pero empecé a ver la fortaleza de su opinión. Cuando vamos a la Iglesia, si vamos, generalmente es para encontrar algo eterno, que no cambie. Y no debe haber algo más eterno que la verdad. Así que él representa la tradición, lo ortodoxo y es una de las razones por las cuales la gente va a este gran espacio lleno de imágenes y de íconos porque buscamos alguna certeza en nuestra vida caótica. Si la Iglesia está presentada solo como algo que cambia, entonces para qué tener una religión. Así que empecé a entender la posición de Benedicto”.

Con respecto a su trabajo en general, podríamos decir que ya es un especialista en biopics. “Pero fue algo accidental. Nunca dejé que mi ignorancia fuera un impedimento porque siempre podés aprender. Así que cuando tengo curiosidad sobre un tema, investigo, leo, estudio y en cierto punto si puedo ver la historia lo cierro ahí”.

“Las personas que hicieron un cambio en la sociedad alimentan mi curiosidad como también aquellos que presentan ciertos obstáculos internos. Tienen barreras externas para conseguir lo que quieren pero también un desafío interno”, agregó.

Y para finalizar afirmó que en su trabajo siempre hay una cuota de humor. “Hay una muy buena razón para eso: porque hay humor en la vida. Así que pongo 20% de humor en las películas, 60% de drama y 20% de agonía. Así es la vida. Si la película tiene que ser realista tiene que tener humor”.

 

Samantha Schuster

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