Cine de género con marca de autor, el renacer de la industria
«El cine argentino de género está en un período de aprendizaje, en plena pubertad, en tránsito a la adultez, esperando consolidar trayectorias, madurarlas, para hacer películas que representen todavía más”, expresa en una entrevista con El Espectacular Daniel De La Vega, uno de los nombres más importantes a la hora de hablar de cine de género.
Todo aquel film que tenga drama, terror y thriller es de preferencia predominante, pero a la hora de relacionarlo al mundo cinematográfico argentino “son marginales en nuestro país. Acá el cine de género ha sido siempre un cine de resistencia, porque al tener una industria subsidiada depende de las políticas públicas a las que no les interesa el cine como forma, sino que importa sólo el contenido. Y las de género las hacen las productoras de televisión a las que no les interesa en absoluto el contenido entonces hacen películas de género, pero vacías», agregó.
Hoy nos encontramos que el cine de género está siendo revalorizado. “El terror argentino está en una etapa bastante interesante, porque tiene que asumir el dilema de que para su realización, estreno, exhibición, distribución y demás, debe esmerarse en atraer público convencional, que es aquel que sostiene la ‘industria’», finalizó.
Directores locales llegan con ideas frescas, excesivas y avasallantes, parándose con gran impronta y logrando captar la atención en la industria. Proponen productos de gran impacto en la audiencia, ganando un merecido espacio, afianzándose y logrando ser tendencia.
Podemos nombrar a Daniel Alvaredo con “Paternóster” (2016), ópera prima de suspenso, protagonizada por Eduardo Blanco (“El hijo de la novia”, “Luna de Avellaneda”), un fotógrafo obsesionado con el embarazo de su mujer por el miedo a perderlo. Al mismo tiempo, recibe una misteriosa herencia, que puede llegar a tener efectos devastadores en todo lo que conoce. Un atrapante conflicto, con un final inesperado.
Gonzalo Calzada con “Resurrección” (2016) realiza una propuesta de terror al mejor estilo clásico. Ambientada en el marco de la epidemia de fiebre amarilla que azotó la ciudad de Buenos Aires en 1871, «Resurrección» es la historia de un joven sacerdote que, impulsado por una visión mística, se encuentra con una serie de acontecimientos inesperados que lo acorralan y lo hacen dudar del sentido de su misión inicial, de sus creencias y finalmente de su fe. Martín Slipak y Adrián Navarro son algunos de los actores que encontramos en esta cinta, la película más vista, que se posicionó en el segundo puesto histórico del género de terror argentino, debajo de la película “Sudor frío”, que se estrenó en 2011.
Tampoco hay que dejar de mencionar a Javier Diment con “La memoria del muerto” (2012). A los 49 días de la muerte de Jorge (Gabriel “Puma” Goity), su mujer, Alicia (Lola Berthet), convoca a los amigos que más lo quisieron para leerles una carta que el difunto dejó antes de morir. Lo que no saben los invitados es que están formando parte de un ritual preparado por Alicia, con la connivencia de Santiago (Luis Ziembrowski), el amigo más cercano de Jorge, para traerlo nuevamente a la vida. Con una puesta en escena jugada a medida que la historia avanza, gracias a los giros dramáticos y al cambio de género, que pese a desorientar al espectador toman sentido en la última media hora de metraje. Es el segundo filme argentino de terror más taquillero de los últimos tiempos.
Pero nos detenemos resaltando a Hernán Sáez junto a Pablo Parés con «Plaga Zombie», también conocida como «Plaga Zombie: ¡La venganza alienígena ha comenzado!» (1997), donde el terror y la comedia se enlazan. Si bien la película es de bajo presupuesto y fue realizada con escasos recursos, se convirtió en un referente tanto del cine de culto como del cine fantástico nacional, y generó un movimiento de largometrajes fantásticos que sigue creciendo hasta la actualidad. El film ha mantenido su status de culto, especialmente entre los fans del cine gore.
Años después, Pablo Parés volvió al ruedo con «Daemonium: Soldado del Inframundo» (2015). “Es una película épica hecha sin plata”, la cual revolucionó las redes sociales, ambientada en un universo distópico con demonios, brujos, traiciones, venganzas y sangre. Un proyecto colectivo, independiente y autofinanciada, en la que el gran gasto de plata fue para el doblaje en neutro. Lleva recolectados más de quince premios a nivel internacional. Cabe resaltar que se proyectó en la 30° edición del Festival Internacional de Cine y que ahora está disponible en la plataforma de Netflix.
Daniel de la Vega, realizador de “Necrofobia” y uno de los nombres más relevantes del último tiempo, regresa a escena con «Ataúd Blanco» (2016), una propuesta con altas cargas de suspenso y acción. Virginia (Julieta Cardinali ) hará lo imposible para rescatar a su pequeña hija que ha sido secuestrada. Deberá elegir entre la muerte o vivir un día más para intentar salvarla. En su camino enfrentará actos que la harán descubrir que hay cosas peores que la muerte. Historia escrita por los hermanos Adrián y Ramiro García Bogliano, autores de “Sudor Frío”, la película de género argentina más exitosa.
Ahora se suma Gabriel Grieco, uno de los cineastas jóvenes más talentosos del panorama actual, director de “Naturaleza Muerta” (2014), que llega con la propuesta impactante de “Hipersomnia”.
El listado es extenso y se hace casi imposible acortar, ya que tiene a grandes exponentes del séptimo arte por sus visiones, aportes y creaciones, que están haciendo que el género se encuentre más vigente que nunca. El vínculo entre la magia de los creadores y la tecnología se unen para potenciar el trabajo, y las intenciones de crecer en el universo cinematográfico dan sus frutos.
Hay directores excelentes, muy buenos y otros bastantes laxos, pero en todos ellos se denota una diferencia sustancial inmediatamente con el cine argentino anterior. Emplean otros climas, otros tonos, matices; exhiben una inusual libertad creativa, más que desarrollar temas o personajes en el sentido clásico.
Algunos pueden verlo como complejísimas estructuras de llevar adelante en el cine argentino, que no logran llegar al nivel de Hollywood, lo que se consideraba como cintas aceptables. Hoy la situación se ha revirtiendo gracias a la conducción firme de los talentosos cineastas.
“Lo primero que engancha es una cuestión visual, los efectos y las puestas de cámara. De a poco vamos creciendo y se van poniendo un poco más sólidas las estructuras narrativas, y también más interesantes las temáticas que les interesa abordar a los realizadores”, finaliza Daniel De La Vega.
Noelia Giacometto
Muy buena. Igual creo que se paso de largo Terror 5 que se estrenó a principios de este año y compitió en Mar del Plata.
Me sorprende que hablando de cine de género se mencione casi exclusivamente el Terror. Me gustaría ver Thrillers argentinos que se tomen a sí mismos en serio, al estilo Scorsese de los ’70 (como ejemplo de que falta de presupuesto no es una excusa). También me gustaría ver películas argentinas del género Fantasía. El público argentino sí responde a lo propio, pero antes tenemos que estar a su altura. El gran problema del cine argentino, en mí opinión, son las pésimas interpretaciones y la débil ambición narrativa.