CINE

Conferencia de prensa de “El Ángel”

Este jueves se estrenó “El Ángel”, la nueva película de Luis Ortega, y Cinéfilo Serial dijo presente en la conferencia de prensa. Gran parte del elenco principal asistió al evento: Lorenzo “Toto” Ferro, Chino Darín, Daniel Fanego, Peter Lanzani y Mercedes Morán. Junto a ellos, el director Luis Ortega y dos productores de la cinta, Sebastián Ortega y Matías Mosteirín. Luego de un clima de aplausos, sonrisas y emoción por el ingreso de cada protagonista, se procedió con el inicio de las preguntas por parte de la prensa.

Quien primero tomó la palabra fue el director de “El Ángel”, Luis Ortega. Expresó que fue un proceso intuitivo cómo encarar el personaje y acercarse a la época, a sabiendas de que una de las cosas buenas que tenían para ofrecer era la música y la estética de esos años, con la fuerza de la cultura pop de ese momento. Por su parte, “Toto” Ferro, el actor que encarna al asesino serial, muy suelto y haciendo reír a la audiencia, explicó que no sabía nada de Robledo Puch antes de enterarse del casting, ni siquiera conocía al mismo Luis Ortega. También admitió que mucha gente de su generación no sabe quién es Robledo Puch y que la película sería una gran oportunidad para que tuvieran algún acercamiento a este tema.

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El Chino Darín continuó con la palabra y reconoció que lo de Ramón (a quien interpreta) fue un proceso que quizá se terminó de construir después del primer día de rodaje, una vez que tenía el look de su personaje, con las patillas, la vestimenta y el maquillaje. También le preguntaron por un “homenaje” a Palito Ortega que tuvo que hacer en la cinta, y él respondió que le cuesta bailar y cantar, y todavía más estando con los dos hijos de Palito presentes en el momento del rodaje, pero con el juego en la escena se fue soltando de a poco.

Mercedes Morán afirmó que, ni bien la llamaron para participar, considerando el director y los productores, no tuvo ni que leer el guión para aceptar la propuesta. Le resultó muy atractivo encarnar a la madre de Ramón porque le pareció que estaba mirado desde otro lugar. Asimismo, Daniel Fanego admitió que la dirección de Ortega fue importante en su rol porque fue como caminar alegremente hacia la oscuridad, ya que su personaje es oscuro y patético. Peter Lanzani reconoció que su desafío fue hacer un papel muy distinto a su propia personalidad por lo desprolijo que se presentaba el mismo, pero agradeció tener un “capitanazo” como Luis que lo ayudó y juntos lo fueron moldeando.

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Más tarde hablaron los productores, Sebastián y Matías, acerca de cómo comenzó la producción de la película y el tema de poder encontrar al protagonista de la misma. Sebastián remarcó que lo que buscaba Luis era la irreverencia del personaje ante todo, y la inocencia e inconsciencia en la mirada. Pensaron que lo iban a encontrar en alguien que no haya transitado tanto camino dentro del cine, televisión y teatro. Un día les llegó la foto de Toto Ferro de parte de un hermano suyo y Luis supo ver su frescura y carisma de inmediato. A pesar de esto, por miedos de la producción, decidieron realizar un gran casting, pero ninguno les transmitió esa rebeldía e irreverencia de Toto, por lo que, a partir de esto, le dieron la luz verde al director para que ya empiece a trabajar con el joven actor varios meses antes del rodaje. Luis Ortega agregó que fue muy importante trabajar en equipo para atravesar alguna crisis que quizá hayan tenido en algún momento, mientras que Matías Mosteirín resaltó el apoyo de la productora K&S films para reconstruir la época, y el trabajo de los vestuaristas y la directora de arte Julia Frey, inexperta en cine pero sí en televisión, para representar los ’70 como soñaban.

Luis Ortega también opinó sobre algunas decisiones del film, como la pureza y la inocencia con el que vive el personaje de Robledo Puch en contrapuesta a sus acciones, la ausencia de la consciencia del dolor ajeno y de la muerte, como el mundo de un niño. Expresó que no quisieron ponerse en el lugar de querer entender algo que no es muy comprensible, como lo que ocurrió, pero sí quisieron ponerse en lugar de fascinación y admiración ante la vida y las otras personas, de cómo actúan. “Lo más fácil hubiese sido llevar la película a un lugar del mal, a un lugar terrible, incluso desagradable de ver (…) Nosotros queríamos contagiar una vitalidad, unas ganas de vivir que, quizás, se contradice con que el protagonista sea un asesino, pero bueno, eso es lo maravilloso del arte, que pueden convivir cosas que en la vida quizás no puedan convivir”. Admitió también que, si existe una moral en esta cinta, es la de no dejarse corromper, sea cual sea la situación.

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Acerca de la investigación previa para la película, los Ortega reconocieron haber realizado un buen trabajo, preguntando a vecinos, leyendo expedientes, averiguando cómo era el accionar de robos de ese momento y demás. Querían también destruir la hipótesis de que los criminales deben ser “morochos, feos, petisos, orejudos” y Robledo Puch ayudó a cambiar un poco ese paradigma.

Cuando le preguntaron a Luis cómo fue la escritura del guión, teniendo en cuenta que no es del todo verista y que tiene un vuelo poético, el director afirmó que hay veces que cuanto más uno se aleja de contar la verdad, quizá más se acerca a la esencia de la cuestión. Y acerca de cómo surgió la idea de contar esta historia, Sebastián contó que fue en el rodaje de “Historia de un clan”, al notar que hacían gran equipo y con la idea de realizar un largometraje, Luis le mandó a su hermano una imagen (la de Robledo Puch saliendo del patrullero) y no tuvo dudas de que esa sería la historia.

Hacia el final, Toto Ferro terminó la conferencia con alguna gracia más propia del carisma natural que demostró y todos se fueron plagados de aplausos y fotografías. Un éxito más para los hermanos Ortega.

Manuel Otero

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