Crítica de «La Desesperación» de Alfred Hitchcock (1950)

Hay películas que tienen un nivel artístico y narrativo tal que incluso a más de sesenta años de su estreno siguen siendo la mejor recomendación que se puede obtener. Pocos son los directores como Hitchcock que logran que la gran mayoría de sus producciones lleguen a conseguir esto. Poco destacada por el público cinéfilo, “Desesperación” (o “Pánico en Escena”, según la traducción que se prefiera) es una obra maravillosa de este autor que conoció la luz en 1950.

En esta oportunidad, nos cuenta la historia de un fugitivo acusado de haber matado al marido de su amante, que se refugia en casa de su amiga Eve, a quien le relata la situación y le confiesa que la verdadera asesina es su amante, la reconocida actriz Charlotte Inwood. Ella, enamorada de su amigo, decide ayudarlo con un objetivo confuso con una investigación propia, en la cual conoce al detective Smith, el cual la hace dudar sentimentalmente.

La trama desde su comienzo es muy sólida y avanza de menor a mayor, complejizándose en varias capas, con muchos hilos de los cuales tirar y perderse en la intriga y la tensión con la que se desarrolla. Con una estructura clásica muy marcada, no llega nunca a ser predecible y va jugando con nuestros pensamientos y sentimientos como si fuésemos títeres.

Los personajes son tan complejos como la trama. Van apareciendo nuevos constantemente y son tan cambiantes como la narración lo solicita, pero al igual que ésta, nunca pierde la solidez. Con el protagonismo de Jane Wyman (Eve), quien demuestra por qué había ganado un Oscar a mejor actriz el año anterior, y un co-protagonismo de Alastair Sim (su padre) y Michael Wilding (Detective Smith), que la acompañan de gran manera, el filme cuenta con un elenco de primer nivel.

Para tener casi 70 años de antigüedad, está realizada con una técnica que muchos directores actuales envidiarían y con un arte muy correcto demuestra por qué Hitchcock es tan importante y reconocido en la historia del cine. Siendo en blanco y negro logra captar unos encuadres con un alto valor estético que contribuyen a la narración, aportando un fuerte simbolismo en los planos.

Si hubiese que decir en pocas palabras sobre qué va este largometraje, se puede afirmar que es una gran historia que tiene todo, desde lo técnico, lo artístico y lo narrativo, para ser considerada una obra maestra del ya leyenda Alfred Hitchcock. Recomendable para toda persona que quiera sumergirse en su filmografía o simplemente gozar de un producto que aunque pasen los años sigue siendo altamente destacable

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Juan Pablo Molina

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