Crítica de «Beast of no nation» de Cary Fukunaga

Cuántas veces vimos vomitar a la civilización toda serie de caprichos históricos y sociales, perfumados de la más vil crueldad, avaricia y otros tantos irraciocinios humanos. No son pocos los autores u obras que, desde distintos medios expresivos y artísticos, han focalizado en aquellos factores de comportamiento que a simple vista derrochan un enorme caudal de miseria: Las guerras, el odio, la pobreza, la explotación, el sometimiento, el robo, los sistemas de exclusión, etcétera etcétera etcétera. Si se hace el ejercicio de rememorar cualquier obra, preferentemente una película, cualquiera que se venga a la mente, sería fácil identificar ese sabor a reflexión y nudo en la garganta que fluctúan en nosotros, como espectadores cuando las vemos…y es esta misma sensación dolorosa y amarga la que considero, transitarán los espectadores en esta excelente película.

Recordemos, hablamos de otra excelente producción original de Netflix que paradójicamente, tiene de protagonista a un niño y a la vez, recomienda que el público que la mire sea mayor de 16 años. Una especie de juego de palabras devenido en paradoja que acabo de enarbolar, y que es mi manera de anticipar que lo que lo que va a vivir ese protagonista, un niño, sin lugar a dudas no es lo que debiera vivir (O siquiera conocer), lo que cualquiera…menos que menos, a su edad. Beast of no Nation es un plato duro de digerir, quizá de duración algo más larga que la mayoría de las películas comerciales, y para mí esto es uno de los tantos puntos a favor que denota la película, dado que todos los episodios que acontecen tienen el ritmo, tránsito y punto de maduración precisos e ideales que necesita la historia.

Otras nociones importantes a considerar, es que la película es un drama bélico que transcurre en África, siendo esta una cultura o conflicto del que probablemente no se esté muy interiorizado, y que evita caer en la perspectiva o tratamiento cinematográfico puramente espectacular de un escenario en guerra. Además, que está basada en una novela de igual nombre, adaptada y dirigida por el sobresaliente Cary Fukunaga, director en la primera temporada de True Detective.

Una gran obra desde todo punto de vista, eficiente e impactante, sin dejar de lado una construcción impecable en sus aspectos técnicos, argumentales y también, en lo bien logrado que están cada uno de sus personajes. Pobreza, guerra, marginalidad y miseria son, entre tantos otros, condimentos del universo cruel y violento de la película, hostil con Agu (El protagonista) y con nuestros sentidos de conciencia adormecidos. Una película humana, demasiado humana.

Trailer: