Crítica de «Dobles de Acción» de Larry Yang (2023)
Jackie Chan es uno de los actores hongkoneses más queridos por el público occidental. Sus notorias habilidades como artista marcial lo llevaron a tomar un rol preponderante en el cine de acción de su país. Sus inicios en el cine datan de su más temprana niñez, arrancando con pequeñas apariciones a los 5 años y continúa hasta el día de hoy, abarcando 7 décadas consecutivas.
Sus primeros roles protagónicos los obtuvo a mediados de los ’70 y principios de los ’80, no sin antes haber actuado como doble de riesgo (incluso en películas de Bruce Lee como «De la China con Furor» de 1972 y «Operación Dragón» de 1973) y participando en algunas producciones como coreógrafo. He aquí la gran faceta de Jackie que lo llevaría a diferenciarse de sus colegas y a forjar una carrera que traspasaría fronteras y llegaría a conquistar Hollywood. Su habilidad como coreógrafo y doble de riesgo, le daba un rasgo distintivo que lo involucraba en la producción de las películas más activamente. También ha dirigido 13 largometrajes y participado en la escritura de varios films en los que trabajó. Su legado es innegable y se puede apreciar el claro estilo oriental que se le fue imprimiendo a sus participaciones en Hollywood, especialmente en lo que respecta a la puesta de cámara y las coreografías. En el 2012, el actor declaró que su participación en films de acción iría decreciendo debido a su edad y la dificultad para realizar ciertas cuestiones que exige el género, y tratando de evitar los malentendidos, declaró que seguiría haciendo películas pero que iba a realizar menos acrobacias y dedicarse a cuidar su cuerpo mucho más que antes.
Todo este largo preámbulo viene a cuento de que uno de los tres films que estrenó en 2023, titulado «Dobles de Acción», sirve como una especie de homenaje al cine de acción hongkonés y a ese grupo selecto de dobles de riesgo que han puesto su vida en peligro a lo largo de la historia del cine para realizar escenas imposibles y sorprendentes. A primera vista pareciera como una especie de carta de despedida de Chan de este tipo de cine, pero viendo que tiene como 5 proyectos en desarrollo para los próximos dos años está visto que el artista está lejos de tirar la toalla.
El largometraje se centra en la figura de Lao Luo (Jackie Chan), un artista marcial dedicado a la industria cinematográfica que supo ver días mejores y que actualmente se dedica a sacarse fotos con niños en la calle, junto con su caballo (también perteneciente al mundo del cine). Lao tiene una relación muy especial con su fiel compañero de aventuras, pero tras haber contraído varias deudas parece que puede llegar a perder al equino frente a los acreedores. Es allí que el artista deberá apelar a su distante hija, Xiaobao (Liu Haocun) para que lo represente legalmente.
Estamos ante un drama con ligeros toques de comedia y acción que rinde homenaje al actor e incluso tiene algunos momentos de meta comentario con varias secuencias que realizó Chan a lo largo de su carrera como parte de la ficción y la vida del personaje que interpreta. Pero quizás todo sea secundario y el eje principal esté puesto en el vínculo entre el hombre y el caballo, así como también en la posibilidad de redención y en la importancia de los lazos familiares. Como es habitual en el cine oriental (quizás más propio del cine coreano y el japonés, pero con algunos ejemplos en el cine chino también) el melodrama será parte esencial del conflicto y convivirá con el resto de los aspectos de la trama, algo que es de esperar, aunque es probable que aquí esté un poco exagerado el asunto.
Estamos ante una obra algo predecible, aunque emotiva que cuenta con dos grandes fallas que la hacen tambalear respecto a otros relatos del estilo. El problema más severo tiene que ver con lo extenso y reiterativo que termina siendo el desarrollo y el punto medio del film, exacerbando el drama al borde de lo inverosímil y también comprometiendo el resultado final. Por otro lado, el aspecto central de la trama que tiene que ver con celebrar a los dobles de riesgo contrasta o va a contramano de la decisión de Jackie de realizar menos stunts, por lo que la puesta en escena se ve demasiado fragmentada y algo evidente respecto a la idea de proteger a la figura central. Algo similar a lo que pasó con Harrison Ford en «Indiana Jones y el Dial del Destino» (2023), donde intentó esconderse la edad del protagonista poniéndolo en secuencias donde estaba arriba de vehículos, caballos, etc. (de hecho, aquí también tenemos la presencia de un caballo que incluso es más central).
Sin embargo, la película termina siendo un viaje emotivo y sensible sobre la realización cinematográfica en su sentido más artesanal, sin lograr empañar esa mirada nostálgica a esos individuos que aún hoy ponen en riesgo sus vidas para mejorar las películas. Algo que viendo la actualidad de la industria es digno de celebración.
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Tráiler:
Martín Goniondzki