Crítica de “El Hombre Equivocado” de Alfred Hitchcock (1956)
Esta película del maestro del suspenso está basada en el libro “La verdadera historia de Christopher Emmanuel Balestrero” de Maxwell Anderson y en el artículo “A Case of Identity” de Herbert Brean, publicado en la revista “Life”. Tal y como lo explica el mismísimo Hitchcock al comienzo de la cinta, se trata de una historia real ocurrida en 1953.
La cinta presenta a Manny (Christopher Emmanuel Balestrero), un correcto y humilde músico de una orquesta, padre de familia en Nueva York, que un día es confundido en una aseguradora por un ladrón que había entrado a robar hace unos meses. Desde este momento, comienza una auténtica pesadilla para el protagonista. Lo peor de todo es que los testigos y las pruebas caligráficas lo tildan de culpable.
En el inicio, el director habla desde las sombras, no solo afirmando que los hechos pasaron en la realidad, sino también haciendo hincapié en la extrañeza de los sucesos, incluso admitiendo que esta realidad superó cualquier otra cinta que él haya hecho en la ficción. Estas palabras de Hitchcock marcan la intriga de predestinación del film, de todo lo que verá el espectador en adelante. Quizá los hermanos Coen, con su magistral obra “Fargo” (1996), en la que le mienten a la audiencia al decir que también son hechos verdaderos, quisieron generar el mismo impacto que Hitchcock por las coincidencias y la improbabilidad de los sucesos que ocurren en la película. Cabe aclarar que, en “El hombre equivocado”, efectivamente se trata de una historia que aconteció.
La mayor fortaleza de la cinta es la empatía que se siente por el protagonista. ¿Qué pasaría si, de un día al otro, enfrentamos un juicio por algo que nada tiene que ver con nosotros? Partiendo desde este interrogante, el espectador se hipnotiza con la pantalla, sufriendo con Manny y su desconcierto ante la engorrosa situación, rogando que se resuelva y todo vuelva a la normalidad. Henry Fonda, como nos tiene acostumbrados, hace una labor fenomenal en todo aspecto, y transmite sensaciones cotidianas, casi tangibles, con absoluta maestría. Su esposa, interpretada por Vera Miles, también juega un importante rol en la cinta y la actriz cumple con creces.
El guión, a cargo de Maxwell Anderson y Angus MacPhail, es impecable. De cabo a rabo, no se les escapa nada y mantienen el hilo narrativo coherente a lo largo de toda su extensión. Quizá pueda alegarse que hacia el final de la cinta pierde fuerza la trama, pero también hay que recordar que simplemente están contando sucesos que ocurrieron en la realidad.
En cuanto a lo técnico, está filmada en blanco y negro, y Hitchcock se da algunos lujos para jugar con la cámara para acentuar la angustia que transmite Henry Fonda, con una música que, a pesar de no jugar un papel fundamental, acompaña bien cada escena.
En síntesis, “El hombre equivocado” es una película dramática que, si bien no goza demasiado del suspenso y la tensión que Hitchcock genera en otras obras, plantea un dilema en la audiencia desde el comienzo hasta el final y la mantiene atrapada gracias a un excelente trabajo de guión, interpretación y dirección.
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Manuel Otero