Crítica de «Fear Street Part 2: 1978» de Leigh Janiak (2021)
Llega la segunda entrega de la trilogía basada en novelas de R. L. Stine que buscan presentarle el slasher a las nuevas generaciones con un tratamiento aggiornado, algunas fórmulas ya probadas y ciertos elementos de otros productos exitosos de Netflix.
Ya hablamos de «Fear Street 1» y su homenaje al cine de terror de los ’90, en los que principalmente se podían ver algunos elementos de «Scream». En esta segunda oportunidad, esta historia dialoga directamente con «Friday the 13th» (1980) y los slashers de los ’80 donde los asesinos acechaban los campamentos de verano norteamericanos, como «Sleepaway Camp» (1983) y «Cheerleader Camp» (1988), como para enumerare algunas.
En esta oportunidad la acción continua ni bien terminan los acontecimientos del primer largometraje, con Josh (Benjamin Flores Jr.) y Deena (Kiana Madeira) tratando de entender por qué los sigue persiguiendo la maldición de Shadyside y para eso irán a buscar a C. Berman (Gillian Jacobs), una de las pocas sobrevivientes de la maldición en eventos pasados. Así es como la acción se remontará a 1978 durante el «Camp Nightwing», el cual estaba dividido entre campistas y consejeros que vinieron tanto de Shadyside como de Sunnyvale. Cuando los horrores del pasado de ambos pueblos toman fuerza, estos dos grupos deberán unirse para resolver un misterio terrorífico.
La película sigue más o menos por la misma línea que su predecesora, sin escatimar en sangre y sustos, cosa que resulta bastante anómalo siendo que apunta a un público más juvenil. Nuevamente Janiak no sale demasiado de la fórmula del género, pero en esta segunda entrega logra tener una mayor identidad propia, mezclando los lugares comunes del slasher en campamentos con algunas cuestiones más sobrenaturales que le imprimen cierto sello característico.
Otra vez la obra cuenta con una banda sonora atractiva y seductora que ayuda a construir y recrear la década en la que tiene lugar la acción, pero lo que puede jugarle un poco en contra es que se siente un poco como un segundo acto, ya que todo culmina con un cliffhanger que anticipa y deja todo preparado para la culminación de la trilogía. Esto hace que se sienta algo superficial y vacía, aun cuando termina siendo más sólida que la primera y lo suficientemente entretenida como para cumplir su función de brindar un divertimento pasatista y sin pretensiones.
«Fear Street Part 2: 1978» es un film que mantiene lo que planteó la primera parte y que probablemente no gane más adeptos que los que consiguió la aventura principal. Pero sí resulta ser lo suficientemente llamativa como para despertar la curiosidad de los espectadores y descubrir a las legendarias piezas que homenajea detrás de las que se esconden icónicos exponentes del género como Jason Voorhees, Michael Myers y tantos otros villanos legendarios.
Puntaje:
Tráiler:
Martín Goniondzki