Crítica de “Ghost: La sombra del amor” de Jerry Zucker (1990)
«Vivir cada momento de la vida, pues es lo único que se tiene. Si no te comunicas con las personas que amas, caerás en un increíble dolor cuando las pierdas” – Patrick Swayne
«Ghost: La Sombra del Amor» fue la película más taquillera de 1990. La cinta ganó el Óscar al mejor guion original. Está protagonizada por Patrick Swayze, Demi Moore y Whoopi Goldberg, a quien su participación le proporcionó el Óscar a la mejor actriz de reparto.
Sam Wheat (Patrick Swayze) y Molly Jensen (Demi Moore) ven truncada su felicidad cuando él es asesinado por un ladrón. La necesidad de salvar la vida a Molly hace que él permanezca en la Tierra en forma de fantasma e intente advertirla del peligro que corre. Quedando atrapado entre ambos mundos, su único medio de comunicación es una alocada vidente.
Patrick Swayze y Demi Moore le dieron vida a Sam Wheat y Molly Jensen, una pareja con tanto amor que hizo que trascendiera hasta después de la muerte.
La trama conlleva un poco drama, humor e intriga, una historia emotiva de un amor que no tiene fronteras, donde no existe ni espacio ni tiempo, esa capacidad de amar con todo tu ser a alguien, de una unión que va más allá. Aunque ahora parezcan de lo más sencillo, los efectos digitales de Sam atravesando cosas fueron muy comentados en la época. El guion es muy original y ganó el Oscar con todo merecimiento.
“Ghost” contiene una de las escenas consideradas dentro de las 100 mejores en la historia del cine, incluso sin verla, el espectador sabe a cuál me refiero. La cerámica y los dedos entrecruzándose, de fondo la icónica “Melodía desencadenada”; lo más sexy de la escena es que no es erótica, sino una conexión entre dos seres humanos. Es una cinta que plasma el amor desde lo más puro, como el momento donde la vidente presta su cuerpo para que Sam se pueda materializar frente a Molly y pueda volver a tocarla, es de lo más bonito y emotivo. El trío protagonista realizó un excelente trabajo interpretativo, sobre todo, Whoopi Goldberg.
La combinación de tantos géneros, romance, suspenso, comedia y lo sobrenatural, llevó a que el melodrama fantástico reventara las taquillas del mundo entero, convirtiéndose en uno de los títulos más emblemáticos de principios de los 90’.
Original, intensa, muy romántica, totalmente generacional. Cada vez que la vemos nos hipnotiza. Tan sencilla como cautivadora, provoca tantas sensaciones y sentimientos en la manera de acercarnos al mundo espiritual, que es capaz de tocar la fibra más sensible, hacer reír en ocasiones y emocionar en su desenlace.
En síntesis, «Ghost» es una película en verdad de amor, plasmada de un modo totalmente honesto, sin grandes efectos especiales pero los necesarios para hacerla un clásico del cine romántico, con escenas inolvidables, así como el tema principal (todo un éxito), y aún hoy sigue siendo de las canciones más conmovedoras que conocemos junto a la frase inolvidable del protagonista «No te imaginas cuanto amor me llevo…». Así se despedía Sam de Molly. Un film con un mensaje claro, la muerte no acaba las cosas, no acaba los sentimientos, solo pone una pausa a algo que es eterno. Es inevitable que nos conmueva hasta las lágrimas, y que la volvamos a ver una y otra vez. Un clásico memorable.
Puntaje:
Tráiler:
Noelia Giacometto