Crítica de “St. Vincent” de Theodore Melfi (2014)

A veces, las películas se encuadran en géneros dudosos. Películas que dicen ser de “drama”, pueden resultarle al público más graciosas de lo que esperaba, o viceversa. Este último caso es el de «St. Vincent» (que tiene un reparto de renombre), dirigida y escrita por Theodore Melfi, un director con poca trayectoria, pero dentro de la cual se encuentra «Hidden Figures», del 2016.

Vincent (Bill Murray) es un hombre con un pasado marcado por las guerras. Ex veterano, se encuentra viviendo solo y es visitado frecuentemente por Daka (Naomi Watts), una bailarina nocturna. Su vida sufre un cambio drástico cuando llegan sus nuevos vecinos: Maggie (Melissa McCarthy) y su pequeño hijo Oliver (Jaeden Lieberher). Ella, madre divorciada, trabaja en dos lugares diferentes mientras que el chico debe adaptarse a su nuevo colegio y es cuidado por Vincent hasta que su mamá regrese tarde por la noche.

La carrera de Bill Murray dentro de la comedia es intachable. En este largometraje, puede imponer su estilo de humor: frases e intervenciones cómicas que se intensifican gracias a la carencia de gestualidad en su cara. Apoyado en esta característica es que el film puede inclinarse hacia el drama y no hablar de una “comedia dramática”, a pesar de pequeños gags contados con una mano. El actor se puede desenvolver como personajes conflictivos y eso, sin dudas, es destacable dado su pasado como humorista.

Melissa McCarthy posee, al igual que su compañero, una trayectoria prolífica como comediante. Su rol en este largometraje no es para nada humorístico, sino más bien que tiene que ponerse en la piel de una mujer en disputa con su exmarido por la custodia de su hijo. A su vez, es el primer momento en su vida donde tendrá que mantener la casa y cuidar a Oliver, así que la llegada al barrio de Vincent es, sin dudas, el inicio de un camino que sólo puede presentarle complicaciones.

En cuanto a la labor de dirección, es notoria una influencia de Wes Anderson. Una paleta de colores elegida cuidadosamente, planos estéticos y cierto matiz arenoso en algunas escenas. Lo más recomendable para comprender aquello es, simplemente, ver el largometraje. Melfi trabaja de una manera más que aprobada y se apoya en un trabajo de arte que es interesante en niveles muy altos.

“St. Vincent” no posee baches dentro de su argumento y la historia contada es tan bella que, sin dudarlo, cada persona puede encontrar a un personaje dentro de su vida como lo es el protagonista. La poderosa mimesis generada con él, hace de ésta, una película que debe ser vista. Aplausos para Melfi, McCarthy, Murray y todo el elenco que forman parte de este largometraje real, intenso y entretenido.

Puntaje: 

 

 

Tráiler:

 

Franco Valente

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