Crítica de «Kill – Masacre en el tren» de Nikhil Bhat (2023)
El cine de Bollywood es un tanto ajeno aquí en occidente, pero representa una enorme industria que genera un montón de dinero para la India. Obviamente, eso radica a que el mercado local está compuesto por millones de personas que consumen producciones propias habladas en hindi y en varios de los dialectos de dicho país. Algunas producciones y ciertos directores pueden que hayan sido exportados hacia otras latitudes, aunque esta tendencia está en disminución.
Hace dos años fuimos testigos de la gran repercusión de «RRR» (2022) de S.S. Rajamouli, gracias a la distribución internacional por streaming que tuvo la película en Netflix, y su excelente acogida tanto por el público como por la crítica que incluso la llevaron a tener una nominación en los Oscars a Mejor Canción. Ahora, pasa algo similar con «Kill – Masacre en el tren» que tras su paso por algunos festivales durante 2023 (Toronto y Sitges), fue generando cierto ruido en redes sociales y logrando una buena recepción.
«Kill» es un film de acción que aprovecha o se sube al tren (si se me permite el juego de palabras) del éxito de «John Wick» (2014), donde el protagonista tratará de obtener venganza. En esta oportunidad, nos encontramos con la particularidad de que la película tiene lugar en un tren.
El largometraje nos cuenta la historia de Amrit Rathod (Laksh Lalwani), un comando de la Guardia de Seguridad Nacional que está de novio con Tulika Singh (Tanya Maniktala). Todo parece ser color de rosas hasta que el padre de la joven, Baldeo Singh Thakur (Harsh Chhaya), un poderoso hombre de negocios, realiza un compromiso forzado de su hija con otro pretendiente. Amrit junto a su colega y amigo Viresh Chatwal (Abhishek Chauhan) deciden intentar desalentar el compromiso iniciando un viaje en tren hacia Nueva Deli. Un viaje en tren que compartirán con la familia de Tulika y también con un ejército de ladrones que busca robar a los pasajeros del transporte y pondrá en riesgo la vida de todos los involucrados.
La premisa central no será más que una excusa para presentar mucha sangre (de hecho, la brutalidad que exhibe la película es sumamente gráfica), peleas mortales y coreografías bastante elaboradas que recuerdan un poco a «La Redada» (2011) de Gareth Evans, aunque sin el virtuosismo visual que presentaba dicha película. Como es de esperar, también habrá lugar para el melodrama de características telenovelescas que tanto abundan en el cine indio y algunos momentos que rozan lo inverosímil en pos de conseguir el divertimento y la espectacularidad. Lo más objetable que tiene el film sin dudas tiene que ver con lo repetitivas y excesivamente largas que pueden ser ciertas peleas, haciendo que sean imposibles distinguir los distintos segmentos de acción del film, y que tampoco hay un cuidado respecto de la geografía del lugar (algo que resulta increíble siendo que el tren es una línea recta y no hay demasiado problemas para conservar el direccionamiento) lo que hace que por momentos no sepamos dónde se encuentran los protagonistas y el enorme grupo de personajes secundarios.
Aun así, y teniendo en cuenta todos los elementos (forzados) más «occidentalizados» que le metieron para apuntarla a un mercado más internacional, «Kill» funciona como un entretenimiento más que sólido gracias a una serie de buenas interpretaciones de parte de sus protagonistas, una violencia que no tiene miedo de estar un poco más arriba de lo que suelen estar las películas de acción convencionales y algunos pasajes inesperados que hallan su base en la acertada idea de que los antagonistas sean personajes con nombre, vínculos familiares y cuestiones más humanizantes que los alejan de la habitual masa de villanos a derrotar. Un largometraje que no tiene más pretensiones que entretener más allá de sus aciertos y sus falencias.
Puntaje:
Tráiler:
Martín Goniondzki