CINE

Crítica de «Los Tres Mosqueteros: Milady» de Martin Bourboulon (2023)

A principio de año, el director francés Martin Bourboulon nos brindó «Los Tres Mosqueteros: D’Artagnan», la primera parte de una dilogía basada en la conocida novela de 1844 escrita por Alexandre Dumas. Ahora es el turno de la conclusión, titulada «Los tres mosqueteros: Milady», que sigue el camino de su predecesora en la búsqueda de mantenerse fiel al material original, pero al mismo tiempo dándole una relectura moderna y actualizada.

La novela de «Los Tres Mosqueteros» probablemente sea una de las más llevadas a la pantalla grande. Desde varios exponentes en la etapa del cine mudo, pasando por una versión argentina dirigida por Julio Saraceni en 1946 con Armando Bo como D’Artagnan, la versión dos años más tarde dirigida por George Sidney y protagonizada por Gene Kelly, hasta la versión de Richard Lester de 1973, el intento de Disney de 1993 con Charlie Sheen, Kiefer Sutherland, Chris O’Donell y una muy libre (y horrorosa) adaptación steampunk de 2011 para nombrar solo algunas.

En esta oportunidad, Bourboulon propone una épica de 2 horas (por cada película) para profundizar en las relaciones entre los personajes, sus conflictos personales tanto internos como externos, las intrigas palaciegas que abundan tanto entre el reino de Francia como el de Inglaterra e incluso una disputa religiosa entre el catolicismo y el protestantismo. «Los Tres Mosqueteros: D’Artagnan» contaba la parte más conocida y retratada en todas las adaptaciones audiovisuales, cómo D’Artagnan (François Civil) deja su pequeño pueblo para ir a París y poder conseguir un lugar entre las filas de los Mosqueteros, la guardia personal del rey Luis XIII (Louis Garrel). En el camino, ofende a Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris), a los cuales termina retando a un duelo y rápidamente deberá pasar a la acción y combatir a su lado para enfrentar las oscuras maquinaciones del cardenal Richelieu (Eric Ruf). En el camino se enamora perdidamente de Constance Bonacieux (Lyna Khoudri), la confidente de la reina (Vicky Krieps), y es cuando D’Artagnan se pondrá realmente en peligro. Pues ese amor lo llevará tras la pista de quien se convertirá en su gran enemiga: Milady de Winter (Eva Green).

La primera parte terminaba con un cliffhanger bastante televisivo donde luego de que D’Artagnan era nombrado oficialmente mosquetero tras salvarle la vida al rey junto con sus compañeros, Constance era secuestrada y él derrotado en la calle por los conspiradores contra la corona francesa. En esta segunda parte, el joven mosquetero establecerá una inesperada (y peligrosa) alianza con Milady para poder rescatar al amor de su vida. La acción nos llevará desde París hasta el palacio de Buckinham, pasando por las alcantarillas parisinas y el asedio a La Rochelle. El reino francés comienza a verse dividido en una guerra civil de proporciones religiosas al mismo tiempo que se encuentra latente la amenaza británica.

Es difícil analizar la película sola sin considerar su predecesora ya que no solo es la continuación de una historia que quedó inconclusa, sino que además fueron rodadas en conjunto. Por otro lado, se siguen manteniendo las mismas cuestiones de estilo y algunas referentes al ritmo (especialmente el montaje) pero que probablemente estaban mejor acabadas en su predecesora. Los enfrentamientos con espadas y los duelos que llevan a cabo los protagonistas siguen manteniendo esa tendencia hacia la cámara en mano y componiendo pequeños planos secuencia que dotan a la narración de un grado de veracidad muy logrado, aunque en esta segunda parte pueda resultar un poco más caótico.

Lo que sí logra «Los tres mosqueteros: Milady» a diferencia de la otra es que las intrigas, las traiciones y las venganzas en los pasillos de los palacios sean más atractivas, en cierto punto rebuscadas, pero también bien planeadas para conseguir la tensión y el suspense llegando hacia el final sobre el destino que pueden llegar a tener los personajes.

Esta nueva versión de «Los Tres Mosqueteros» es un clásico exponente del subgénero conocido como «Capa y Espada» que, si bien no presenta nada nuevo a esta altura, sí logra rendirle un digno homenaje a Dumas y sus icónicos personajes, al mismo tiempo que busca explorar otras facetas de los mismos. El atractivo además de su estilizada puesta en escena se apoya en el impecable trabajo de casting para los personajes, Cassel, Green, Krieps, Civil, Duris y Marmai realmente están muy bien en sus roles y nos invitan a seguir de cerca esta aventura que, si bien vimos varias veces, esta implica uno de los intentos recientes más logrados.

Si tenemos algo para criticar es ese final medio anticlimático e incluso abierto que nos deja «Milady» cuyo destino es incierto. ¿Será para una potencial tercera parte?

Puntaje:


 

 
Tráiler:


 

Martín Goniondzki

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