Crítica de “Maze Runner: Prueba de Fuego” de Wes Ball (2015)
Nuevamente Wes Ball se pone al frente de la adaptación de la trilogía de James Dashner, con la secuela de “Maze Runner: Prueba de Fuego”, la cual comienza luego de los acontecimientos de su primera parte. Allí veremos a Thomas (Dylan O’Brien) y al resto de los Gladers que lograron salir del laberinto, llegando a un lugar seguro. O eso parece al principio, pero frente a las sospechas, prontamente se encontrarán en el medio del desierto, donde la llamarada, enfermedad que terminó con gran parte de la humanidad, sigue activa (como también los infectados que rondan en el lugar), y deberán afrontar los obstáculos que allí se les presentan para cumplir con su objetivo: tratar de desenmascarar a C.R.U.E.L. y descubrir cuáles son sus verdaderas intenciones para con ellos.
En la secuela se nota la misma estética y el mismo estilo que le dio Ball a su antecesora, pero en este caso veremos un escenario mucho más ambicioso e imponente. El desierto y las ruinas de la ciudad serán las nuevas locaciones a las cuales se deberán enfrentar los protagonistas.
El ritmo de la película es frenético y es un inminente bombardeo hacia el espectador, permitiéndose que todo funcione y no dejar ningún bache. Constantemente pasa algo, priorizando la acción y la aventura por sobre la emoción o la reflexión, aunque también tendremos algunos de estos instantes. Es así como el público estará tenso y sentirá una gran desesperación (como los personajes) durante todo el film, encontrándose con muchos giros a lo largo de la trama, unos más sorpresivos que otros. Por momentos no sabremos quiénes son los buenos, quiénes los malos y en quiénes podrán confiar los protagonistas (como nosotros también).
Las incorporaciones de Aidan Gillen y Giancarlo Espósito (unos de los pocos adultos del elenco), como de Rosa Salazar (quien interpreta a Brenda, una nueva punta amorosa para Thomas) fueron muy acertados y le trajeron una mayor solidez a un elenco que ya estaba muy bien asentado, con Dylan O’Brien a la cabeza.
El final te deja con más ganas de seguir mirando, pero lamentablemente la última parte de la secuela se atrasó hasta recién este jueves, debido a distintas complicaciones en el rodaje. De todas maneras, es positivo que decidieran no dividir el último libro como algunas sagas adolescentes nos tienen acostumbrados, ya que generalmente la primera parte sirve más como una introducción y pierde bastante fuerza.
En síntesis, “Maze Runner: Prueba de Fuego” es una secuela muy sólida, que a diferencia de otras segundas partes, funciona muy bien, con un ritmo acelerado y dinámico que dejará al espectador con ganas de más.
Puntaje:
Tráiler:
Samantha Schuster