Crítica de «Mickey 17» de Bong Joon Ho (2025)
La nueva película del director surcoreano Bong Joon Ho tras su gran éxito con «Parasite» se hizo esperar, pero afortunadamente es un autor cuyos proyectos suelen valer la pena. En este caso se trata de una comedia negra de ciencia ficción protagonizada por Robert Pattinson en el papel de Mickey, más precisamente Mickey 17, que se encuentra trabajando en la colonia de investigación espacial en la que ya han fallecido sus dieciséis versiones anteriores.
En un futuro lejano, tan caricaturesco y verídico como a los que nos suele acostumbrar Bong, la exploración espacial pasó de ser una realidad a un trabajo común para los que ya no tienen nada en la Tierra. El puesto más bajo en la cadena laboral es el del Expendable, una persona que se inscribe para morir las veces que sea necesario con la tranquilidad de que al día siguiente su cuerpo y mente actualizadas regularmente van a volver a imprimirse para poder ir a trabajar una vez más.
Basada en la novela de ciencia ficción «Mickey7», Bong se asegura de que aprender del pasado de Mickey en la Tierra le informe también al espectador acerca de esa realidad tan lejana a la nuestra como cercana a la vez. Después de todo, la sátira social siempre está presente en los trabajos del autor surcoreano, usualmente de forma colorida o con la sutileza de una cachetada en la cara. Un ejemplo perfecto es Mark Ruffalo interpretando un personaje que bien podría ser una imitación en Saturday Night Live, una actuación que podrá ganar varias risas pero que brinda también una mirada a las partes más burdas del cine de Bong que pueden ignorar los varios adeptos que ganó por su más pulcra «Parasite».
La película en realidad está llena de tripulantes interesantes, como el mejor amigo de Mickey (interpretado por Steven Yeun), cuya presencia va a recordarle demasiado al pasado que quería dejar en la Tierra, o su nuevo gran amor (Naomi Ackie, de «The End of the F***ing World» y «Rise of Skywalker») quien va a hacer de su tortuosa existencia algo apenas soportable. Párrafo aparte para un Robert Pattinson que encuentra en varios Mickeys la excusa perfecta para darle rienda suelta a ese tipo de interpretación tan lúdica a la que nos ha acostumbrado los últimos años. Cada personaje es una nueva posibilidad de elegir una voz y acento que llenen de color su interpretación, permitiéndole darles una vida mucho más peculiar como resultado.
Lo mejor que tiene la cinta es el ritmo con el que lleva su narrativa, con un humor que fluye a la par que nos va proporcionando una mirada al mundo ficcional en general o incluso dentro de la mente de casi todos sus personajes que en mayor o menor medida terminarán cumpliendo un rol importante en el destino final de esta misión de colonización. Pero otro aspecto a destacar es que es el primer proyecto en inglés donde Bong Joon Ho se siente absolutamente en control. El film de acción distópico «Snowpiercer» es una muy buena e interesante película, pero en este su segundo largometraje en habla inglesa podemos finalmente ver cómo la música, montaje y tono están totalmente sincronizados al de su trabajo usual en coreano.
«Mickey 17» es una comedia de ciencia ficción divertida para pasar el rato e incluso llevarse algo más. Otra muestra de que Robert Pattinson es una garantía de cine interesante, y de que la ensalada de géneros y tonos que propone Bong Joon Ho (o el cine surcoreano en general) es disfrutable para audiencias occidentales si se ejecuta con una confianza total en la voz de sus autores. Si dividimos la filmografía de Bong en dos mitades, una algo más controlada («Memories of Murder», «Mother», «Snowpiercer» y «Parasite») y otras mucho más sueltas en todo sentido (la otra mitad de sus pelis), «Mickey 17» se coloca firmemente entre las películas del autor coreano más interesadas en el punzante entretenimiento que en cuestiones más cómodas para la fría apreciación crítica.
Puntaje:
Leandro Porcelli