Crítica de «Misión Imposible 7: Sentencia Mortal Parte 1» de Christopher McQuarrie (2023)
«Misión Imposible» es una de las franquicias más longevas y exitosas de la industria, pero la presencia omnipotente de Tom Cruise tanto delante como detrás de cámara la convierte también en una de las sagas de acción más interesantes del cine. Se promocionan con los actos en los que su superestrella desafía a la muerte en lugar de con material promocional más corriente, mezclando la experiencia pochoclera de sus pares no solo con el glamour de una de las últimas grandes estrellas de cine sino además con esa experiencia tan primitiva que supo despertar por ejemplo el mirar expectante algún salto de Evel Knievel.
En esta séptima entrega regresan varios conocidos, hay alguna cara nueva y se le suman incluso algunos viejos conocidos por conocer. Ethan Hunt tendrá que enfrentarse a un rival de su pasado que se encuentra al servicio de uno de los peores villanos a los que debió enfrentarse hasta ahora: La Entidad. Una inteligencia artificial se rebeló y se encuentra realizando no sólo robos de información a escala global sino ejecutando actos violentos para conseguir sus objetivos. El debate para Hunt no solo es si capturar o destruir esta Entidad, sino cómo lograrlo cuando se encuentra tan enceguecido de venganza con el resurgir inesperado de Gabriel. Interpretado por un excelente Esai Morales («Ozark», «Titans») que escuda a un villano poco humano con una igual de inhumana cualidad malévola como solo «los malos de una de espías» pueden hacer.
Para una franquicia construida alrededor de un demente que realiza actos incomprensibles para la persona promedio, su condicion de «película de espías» siempre la obligó a prestarle un tanto más de atención a sus tramas que lo que se permiten algunos de sus pares de acción. En este caso, la dinámica del montaje y el ritmo de la narrativa se llevan bastante bien, aunque se siente un poco el ralentizamiento lógico de un filme con protagonista ya pasados sus 60 años. Lo compensa de todos modos con la misma calidad segundo a segundo no solo de ejecución en la acción sino en la técnica de cámara que permite generar adrenalina transmitiendo esa genuina energía de stunts realizados por especialistas. Una de las pocas franquicias de acción que logra ese equilibrio tan difícil entre usar las herramientas cinematográficas para esconder y pretender algo que no se encuentra ahí, o desentenderse totalmente de las armas del cine para entregar en su lugar planos inertes en pos de mostrar coreografía como si de un simple ensayo se tratara.
Todo ese nivel mantenido se debe al impresionante pulso de su director Christopher McQuarrie, pero es su querido compinche quien muestra algunas flaquezas. Todo el mundo no solo esperaría sino que aceptaría que a sus 61 años Cruise no pueda mostrar lo que se exige delante de cámara, pero sorprende no solo que eso no suceda para nada sino que esas flaquezas empiecen a verse en su faceta detrás de cámaras. En este caso hay detalles que terminan aminorando bastante el alto vuelo al que ya nos acostumbró esta franquicia, al menos particularmente con las últimas tres entregas. La elección del stunt estrella de esta peli lamentablemente sirve más como video promocional en Youtube que como secuencia en la película, y hay decisiones de elenco que impactan no solo el minuto a minuto de esta cinta sino el futuro de las que se vienen.
Si Pom Klementieff (Mantis en el MCU) se roba cada segundo que está en pantalla y sirve como una excelentísima adición a un elenco ya desbordado de buen nivel, la presencia de Hayley Atwell (Agente Carter en el MCU) impacta negativamente en cada aspecto cuando se vuelve el foco del film. Siendo una actriz británica con experiencia en el cine de acción, Atwell tiene todo en papel para cumplir en una «Misión Imposible» pero su interpretación del personaje no termina por brindarle algo extra a la trama al quedarse a mitad de camino entre joven inexperta y profesional super competente. Si la asesina de Klementieff cumple con la promesa de ser intrigante y peligrosa, la «ladrona que no sabe en lo que se metió» de Atwell falla en darle a la cinta lo que podría prometer este arquetipo. La culpa de esto recae incluso en mayor medida en los encargados del guion, dirección y casting, pero al fin de cuentas a todo se le suma una salida de la franquicia que (sin entrar en spoilers) sin dudas parece más un «correte que ya estas demasiado protagonista» por parte de Cruise. Una salida que parece más despido y que ni siquiera está ejecutada de la mejor manera en la película.
A diferencia de la mayoría de las tantas «Partes 1» salidas este año, no se termina con un cliffhanger sino como se debe: una conclusión satisfactoria que sirve de todos modos como puntapié para una inmediata continuación en la Parte 2. Es una pena entonces que con la infinidad de positivos incluso en algo tan importante como el final, termine algo aguada la experiencia por detalles que no sólo desmejoran momentos sino que evitan que se llegue a ese vuelo tan alto al que nos mal acostumbró esta franquicia. Si las primeras tres entregas de M:I son obras de autor por parte de tres grandes directores del género, es debatible que las siguientes tres son ya clásicos de acción modernos. No es ninguna vergüenza que «Dead Reckoning – Part 1» no esté a la altura de sus antecesoras, pero sí resulta una pena la sensación de que cambiando algunos detalles podría haberlo estado.
Puntaje:
Tráiler:
Leandro Porcelli