Crítica de «Misión Imposible: Sentencia Final» de Christopher McQuarrie (2025)
Las expectativas son extrañas para esta octava entrega de «Misión Imposible». Por un lado la segunda mitad de la saga fue logrando que su valoración como franquicia aumente con cada película, rehabilitando en el proceso (con un poco de ayuda de la secuela de «Top Gun») la figura de Tom Cruise al punto de convertirlo actualmente en una especie de evangelizador del cine. El tema es que ese correr del tiempo también hace que sea un héroe de acción de más de 60 años y cuando el atractivo de «M:I· es cada vez más «¡miren como puso en riesgo su vida este tipo!», era inevitable que el marketing de «Sentencia Final» también incluya la sugerencia de que esta podría ser la última aventura de Ethan Hunt.
Esta secuela directa de la exitosa séptima entrega «Dead Reckoning» continúa la carrera contra una avanzada IA para controlar los armamentos nucleares de las mayores potencias mundiales. Hunt pone en marcha un arriesgado plan en el que deberá separarse de su equipo y confiar en que sus misiones paralelas los lleven a reencontrarse en el momento justo para salvar su vida, a tiempo para utilizar al antiguo aliado de la IA para derrotarla antes de que se apodere de las últimas armas nucleares del planeta.
Como en toda «Misión Imposible» habrá personajes secundarios con los cuales reencontrarse entre todas las secuencias de acción que desafían la cordura, pero lo que destaca a esta duología es la despedida de varios favoritos de la franquicia. Sus finales emotivos podrán verse más o menos efectivos para distintos espectadores, pero algo característico de estas películas es que insisten en mirar ciegamente hacia delante como si se tratase de la persistente silueta ya icónica de Tom Cruise corriendo para salvar a alguien. Lo único que hacen las distintas partes de la franquicia es mover piezas para ver a quién le toca salvar esta vez.
Las secuencias de acción son nuevamente el plato principal, esta vez dándole una especie de segundo intento a dos éxitos anteriores: la secuencia bajo el agua de Rogue Nation y la persecución aérea de Fallout. Esas justamente son dos de las mejores pelis de una franquicia que ha logrado sostenerse tanto en el tiempo que es inevitable que empiece incluso a intentar competir consigo misma. Si bien la nueva secuencia acuática sirve para darle a esta película algo de tensión en el momento en que correctamente sabe debe bajar un poco el ritmo (su director Christopher McQuarrie y montajista Eddie Hamilton son maestros en las dinámicas de lo macro y lo micro respectivamente), no termina superando a la anterior como casi que logra la nueva secuencia con aviones. Tom Cruise ama la aviación con locura y es precisamente esa falta de cordura la que lo lleva a nuevamente ofrecer una de las mejores secuencias del género, combinando la persecución por aire de Fallout con aquel stunt colgando de un avión despegando en Rogue Nation. A pesar de su edad Cruise vuelve a probar en esta película que todavía es la mejor estrella de acción sobre la faz de la Tierra.
En lo que respecta a todo lo que ocurre entre la adrenalina, esta «Sentencia Final» ofrece algunas variaciones interesantes para refrescar la fórmula ya conocida. Siempre fue usual escuchar a villanos contarle a Hunt sus planes siniestros y a sus propios aliados escuchar horrorizados las locuras que va a hacer para intentar impedirlo, pero al no tener un villano personificado más que una IA incorpórea y separar a Ethan de su equipo se dan algunos cambios: es el mismo Hunt quien le explica los planes siniestros de la IA a los grandes rangos de su agencia y del gobierno estadounidense, para que luego varios extras glorificados con roles menores se rían estupefactos al escuchar su plan para detenerlos. La dinámica con los altos rangos es conocida de pelis anteriores, no creen posible la gesta homónima hasta que se consigue, pero es en la relación con nuevos pares y subordinados donde se dan las oportunidades perdidas de esta película. Quizás hasta sea incluso la pata corta en toda la franquicia: la incapacidad de Cruise para encontrar y nutrir talento joven bajo su ala. Sea consciente o inconscientemente, Ethan Hunt es el único que tiene permitido lucirse en esta franquicia y lamentablemente no hay mayor prueba que las últimas salidas de personajes sumados a que para el final de esta cinta el equipo que queda es seguramente el más descartable hasta la fecha.
«Misión Imposible: Sentencia Final» vuelve a ofrecer suficiente acción de la buena como para ser una cita obligada para todo fanático del género, aunque luego de la reciente época dorada de la franquicia ya se empiezan a ver falencias que dejan entrever como su final podría no ser la peor de las ideas.
Puntaje:
Leandro Porcelli