CINE

Crítica de «Moana 2» de  Dana Ledoux Miller, Jason Hand y David G. Derrick Jr. (2024)

Hace varios años Disney comenzó a adaptarse al mundo actual (aunque todavía falta que incorpore algunas temáticas), dejando atrás las historias de princesas y amores repentinos y superficiales para centrarse más en el empoderamiento femenino y en los vínculos familiares por sobre los románticos. Es así como tuvimos el estreno de «Frozen» (2013) o el de «Moana» (2016), que nos trajo a la hija del jefe de una tribu de hace 2000 años que busca salvar a su pueblo de las consecuencias de una maldición.

En esa oportunidad vimos cómo una joven determinante, valiente y luchadora logra superar los obstáculos físicos y emocionales por el bien común. Con una animación y banda sonora destacable, como bien nos tiene acostumbrados Disney, nos proporcionó risa, emoción y buenos personajes.

Obviamente no sorprende que hayan decidido hacer una continuación, sobre todo en esta época de tantas secuelas, remakes, live action y poca creatividad para otorgarnos nuevas historias (para tener una magnitud de esta situación, la única cinta original de la compañía este año es «Elio», el resto son todas ideas recicladas), pero realmente no existía una razón suficiente para seguir exprimiendo esta trama.

Aún así, a fines del año pasado llegó «Moana 2», que está ambientada tres años después de la primera parte. Ahora, luego de haber descubierto que su pueblo se dedicaba a la navegación, Moana está decidida a buscar señales de humanidad en otras islas a su alrededor. Es ahí cuando descubre la existencia de Motufetu, una isla perdida que también fue víctima de una maldición. Decidida a recuperarla y reconectar con la gente del océano, reunirá a un equipo de profesionales para lograrlo. A ellos se le sumará también el semidiós Maui.

A diferencia de la película original, esta secuela se siente no solo innecesaria sino varios escalones por debajo. Aunque la idea de expandir el universo hacia otras islas y pueblos no es del todo mala, no termina de generar entusiasmo o trascendencia. Tal vez tenga que ver con que en un inicio no fue concebida como un largometraje, sino que iba a ser una serie de televisión a estrenarse directamente en Disney+, y tiene un poco esa vibra televisiva.

La aventura puede ser entretenida, principalmente para los más chicos, y suma algunos personajes divertidos, sobre todo quienes forman parte del equipo que va en busca de la isla perdida, que por sus personalidades opuestas van a generar algunos gags efectivos.

Pero por ejemplo, uno de los «villanos» que se presentan en la historia y que tiene un rol preponderante, luego no vuelve a aparecer en la historia hasta una escena post-créditos que nos anuncia que es probable que «Moana» tenga hasta una tercera parte. Pero cuando termina el film nos quedamos pensando en qué habrá pasado con ese personaje.

En cuanto a los aspectos técnicos, la animación sigue siendo de primer nivel, sobre todo con respecto a la construcción de los escenarios y cómo interactúan los protagonistas con la naturaleza. Sin embargo, esta vez la banda sonora no termina de convencer. Mientras que la cinta de 2016 nos dejó ya clásicos como «You’re Welcome» cantada por Dwayne «The Rock» Johnson o la canción principal «How Far I’ll Go», acá nos encontramos con otro cambio nuevamente y es que Lin Manuel-Miranda, quien viene colaborando habitualmente con Disney y dándole ese plus necesario, por temas de agenda no pudo continuar con el proyecto y lamentablemente se nota. Las canciones no son pegadizas ni tan potentes como para quedar en el recuerdo colectivo.

De todas maneras, podemos destacar los mensajes que busca dejar «Moana 2» en el público, como la importancia de vivir en sociedad y las características que nos hacen ser seres humanos, el trabajo en equipo, la perseverancia y el bien común. Aunque también nos encontramos con una falta de profundidad emocional que sí conseguimos con la historia anterior.

En síntesis, «Moana 2» no logra destacarse demasiado ni dentro del cine animado ni de la industria en general. Probablemente ya era innecesaria desde su concepción, con un muy buen resultado de su film original, pero tampoco termina por justificarse demasiado en su ejecución. Nos presenta una aventura que amplía los horizontes pero resulta ser bastante intrascendente. Es divertida pero no lo suficientemente emotiva. Sobresale por su animación y construcción de escenarios pero no por su banda sonora. Un film que se queda en el medio del océano y que le cuesta llegar a la orilla.

Puntaje:

 
 
 

Tráiler:


 

Samantha Schuster

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