Crítica de «¡No estás invitada a mi bat mitzvá!» de Sammi Cohen (2023)

Basada en la novela homónima escrita por Fiona Rosenbloom (también conocida como Amanda Stern) en 2005, se estrenó en Netflix «¡No estás invitada a mi bat mitzvá»! («You Are So Not Invited to My Bat Mitzvah» en su idioma original), un coming of age que se centra en Stacy Friedman (Sunny Sandler), una joven que desde que tiene uso de razón sueña con su bat mitzvá, el momento en el que se va a convertir en mujer delante de toda la sociedad, que en la actualidad funciona más como una ostentación popular dentro del curso que como un tema más religioso o espiritual. Está planeando una fiesta perfecta junto a su mejor amiga Lydia Rodríguez Katz (Samantha Lorraine) y sus padres (Adam Sandler e Idina Menzel) y hermana (Sadie Sandler) con el objetivo de tener un futuro aún más prometedor en la escuela y poder acercarse al chico de sus sueños. Sin embargo, no todo será tan fácil y pasar de la niñez a la adultez conllevará una serie de toma de decisiones que pondrán en riesgo sus amistades.

Hace poco tuvimos el estreno de «Are you there God?, It’s Me Margaret», un film bastante similar en cuanto al género en el cual se enmarca y a las temáticas que trata, una preadolescente que está viviendo sus primeras experiencias pero que además está atravesada por la religión. En ese caso, tratar de descubrir si su fe pertenece al judaísmo o al catolicismo. «¡No estás invitada a mi bat mitzvá!» nos recuerda un poco a ese fresco y simpático coming of age pero de todas maneras resulta ser bastante novedoso y divertido por sí mismo.

No está exento de caer en algunos lugares comunes de este tipo de historias, como que la protagonista cometa errores y después los tenga que arreglar, el que llegue a cierta popularidad y pierda amistades, o tener que aprender a ser responsable de los actos que cometió, pero igualmente el film logra conquistar al espectador por presentar un guion con chistes graciosos y atinados, un buen timing para la comedia y la profundización de los rituales de la comunidad judía, que está bien representada en pantalla.

Además, tanto sus protagonistas como el resto del elenco tiene mucho carisma y logran llevar a buen puerto sus diálogos y personalidades. El hecho de que las hijas reales de Adam Sandler hagan también de sus hijas en la ficción le agrega cierto realismo al relato, tanto por su parecido como por el vínculo que ya tienen construido, transmitiendo una sólida química. Ya habían compartido pantalla anteriormente, pero es la primera vez que sus hijas son las verdaderas protagonistas. También su esposa, Jackie Sandler, participa como la madre de Lydia. Es decir, que queda todo en familia.

Si bien tanto él como Idina Menzel tienen roles secundarios, porque los protagonistas son los adolescentes, Sandler le otorga una cuota de su humor particular que cada vez que aparece en pantalla nos brinda una sonrisa. Lo mismo ocurre con otros personajes más pequeños pero que se roban sus escenas, como la rabina Rebecca (Sarah Sherman) que enseña con modos poco ortodoxos o el DJ Schmuley (Ido Mossery) que todos quieren en su fiesta.

Por otro lado, también es interesante que el foco de la película sea la amistad y no tanto el romance, a pesar de que tiene un peso importante dentro de la narración y es un tema de conflicto para las protagonistas, pero más que nada se ahonda en el vínculo femenino, en lo que conlleva convertirse en mujer, en el lugar que ocupa la religión en nuestra vida, en la responsabilidad, la toma de decisiones, la influencia de las redes sociales, entre otras cuestiones.

En síntesis, «¡No estás invitada a mi bat mitzvá!» es una divertida y simpática película que retrata a la adolescencia dentro de la comunidad judía, como también a este grupo etario de manera universal, plasmando sus conflictos y desafíos. Con un humor más que efectivo y el clan Sandler (y otros agregados) que cumple con creces, podemos afirmar que los coming of age vienen cada vez más interesantes y a refrescar un poco las historias juveniles.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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