Crítica de «No Llores por mí, Inglaterra» de Néstor Montalbano (2018)

Parecería adrede el lanzamiento de esta original propuesta cinematográfica de Néstor Montalbano, ya que estamos palpitando el comienzo del Mundial de Fútbol, pero no. Este guion que escribió junto a Guillermo Hough no tuvo el presupuesto necesario en 2004, por lo que tuvieron que esperar hasta que se unieran dos productoras: una local (Pelícano Cine) y otra uruguaya (Cordón Films).

El director Montalbano cuenta con su actor fetiche: Diego Capusotto, con el que trabajó en televisión en productos como «Cha Cha Cha», «Todo por dos pesos» y en cine en «Pájaros Volando», que es su película más reconocida. En este nuevo film, combina el estilo de todos estos productos anteriores, es decir, una mezcla fluctuante entre la comedia irreverente y una crítica a lo establecido socialmente. Coquetea con lo absurdo, con chistes anacrónicos y con constantes gags relacionados al fútbol: desde Riquelme hasta Maradona y Messi.

La historia comienza en 1806, cuando los ingleses invaden Buenos Aires, hasta entonces bajo el mando de la Monarquía Española. Instalados, y para distraer a la población, el General Beresford (un correcto Mike Amigorena) les presenta un nuevo juego: el fútbol. La idea es tenerlos entretenidos hasta que lleguen los refuerzos desde Inglaterra.

Manolete (un sorprendente Gonzalo Heredia), una especie de empresario de espectáculos, que está siempre a la pesca de algún negocio para mantener contenta a su mujer (la no tan convincente Laura Fidalgo) piensa que el fútbol puede resultar un buen negocio. Entonces Beresford, que necesita que los criollos sigan distraídos porque sabe que se está formando una resistencia armada, le ofrece a Manolete el gran partido del siglo: Criollos vs Ingleses en la Plaza de Toros. El gran evento se acerca, pero también el ejército comandado por Liniers por la Reconquista de la ciudad.

El film cuenta con estrellas de la actuación tales como Luciano Cáceres, Mirtha Busnelli y también con participaciones especiales de Matías Martin,  los futbolistas José Chatruc y  Fernando Cavenaghi. Pero el que se roba y mantiene en buen nivel la película es Diego Capusotto, haciendo de DT del equipo de Criollos.

En cuanto a su producción, ésta es ambiciosa para lo acostumbrado en la región, contando hasta con 1000 extras y escenarios tanto en Argentina como en Uruguay. Lo que supuso un gran desafío fue la reconstrucción de época, tanto material como digitalmente (sin maravillar logra ser correcta). La película cuenta con una banda de sonido acorde, y explotando reiteradas veces el tema «Más o menos bien» de El Mató a un Policía Motorizado, que hay que aclarar que se ajusta bien a lo que se ve.

Efectiva para apaciguar la cuenta regresiva con una cinta que logra transmitir la pasión de los argentinos por el fútbol, el ADN de la argentinidad y revivir momentos atesoradas en la memoria. Disfrutable ampliamente.

Puntaje:

Tráiler:

 

Sebastián Manestar

Un comentario sobre “Crítica de «No Llores por mí, Inglaterra» de Néstor Montalbano (2018)

  • el 3 junio, 2018 a las 4:11 pm
    Permalink

    Si por Padre de la Patria reconocemos a quien inició la patria, no hay ninguna duda que Santiago de Liniers merece ese nombre porque el salvó el territorio de lo que después fueron Argentina, Uruguay Paraguay y seguramente Chile y el Alto Perú con dos epopeyas porteñas, la Reconquista y Defensa de Buenos Aires., así lo vivieron Buenos Aires y Montevideo, pero también Paraguay que preparó una expedición Militar al mando de los comandantes Yegros y Cabañas, futuros próceres de la independencia paraguaya y vencedores de Belgrano durante las primeras campañas militares de la revolución de Mayo. Asi lo vivió Potosí, actual Bolivia que mandó una copa de plata como agradecimiento por habernos salvado del invasor extranjero. Objeto que aun hoy se puede admirar en el Cabildo de Buenos Aires, asi lo vivió Chile, destinatario de otra invasión británica si hubiera triunfado la de Buenos Aires, que incluso mandó doscientos voluntarios para engrosar las filas de Liniers que por una cuestión de distancia llegaron con Manuel Dorrego a la sasón estudiante de derecho en Chile y oficial subalterno de ese contingente, tarde ya que los Ingleses ya se habían rendido por segunda vez en Buenos Aires. También lo supieron las provincia del interior del Virreinato que concurrieron con hombres armas y municiones a la defensa de Buenos Aires o a la custodia de los prisioneros británicos de la primera invasión inglesa repartidos en todos lados, vinieron milicianos de San Luis de la Punta, de Mendoza de San Juan de Salta destacándose el joven Alférez Martín Miguel de Güemes. De la provincia de Corrientes con tercio propio los Cazadores Correntinos y hasta los Blandengues que custodiaban las fronteras en ambas márgenes del Plata y los indios pampas que se ofrecieron para combatir a los walichos como designaban en su lengua a los ingleses. Vinieron todos y formaron el Tercio de Arribeños junto a los porteños y sus tercios de Patricios, Húsares de Pueyrredón, Gallegos, Asturianos, Montañeses, Castellanos, Quinteros, Catalanes, Migueletes Veteranos del Fijo y los esclavos, gente del pueblo, indios pardos y morenos. A todos convocó Liniers y a todos lideró en el combate. En ese momento no se jugaba la Corona de España ni la independencia, se jugaba la lengua la religión las costumbres y tradiciones y todos los elementos que estaban conformando un ser nacional argentino y Rioplatense, se jugaba nada menos ser o no ser argentinos, aunque también, se fundaba la autonomía porque Liniers fundó un ejército propio que después de Mayo sería patrio, fue elegido por un Cabildo americano y una junta de Guerra Virrey y Capitán General, trató el directamente con poderes extranjeros y Generales Británicos y gobernó como pudo el vasto Virreinato. Liniers no nos dio patria pero preparó su nacimiento y paradojicamente murió al parirse la Patria fusilado por los hijos que preparó a la victoria, ¿Merece o nó ser considerado también un Padre de la Patria, y dejar de considerarlo un traidor?.

    Respuesta

Responder a Pablo Etchevehere Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *