Crítica de “Operación Final” de Chris Weitz (2018)

Adolf Eichmann, uno de los principales responsables de la Solución Final durante la era del nazismo, logró escapar de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial y llegó a la Argentina bajo el nombre de Ricardo Klemens. El servicio de inteligencia israelí dio cuenta de esto y organizó una misión para extraer a dicha figura y juzgarlo en Israel, para darle algún tipo de cierre a las familias de las víctimas. De esto se trata “Operación Final”, la nueva película original de Netflix.

“Operación Final” es una película que trata un hecho que fue abordado con anterioridad para ofrecernos una producción efectiva en cuanto a su realización, actuación y recreación de época.

En mayor o menor medida, los últimos años de Adolf Eichmann son relativamente conocidos, ya sea por haber leído libros de historia o por haber visto alguna película. De todas maneras, “Operación Final” aborda esta historia de una manera atrapante e intensa. Aunque el espectador sabe cómo va a terminar, el camino hacia el desenlace se vuelve tenso.

Uno de los puntos a su favor es el elenco compuesto por grandes figuras. Entre las más destacadas nos encontramos con Ben Kingsley en el rol de Eichmann, que logra no solo parecerse físicamente, sino captar la manipulación psicológica de un hombre convencido de haber seguido simplemente las órdenes de sus superiores. Oscar Isaac sirve de su contrapunto, como uno de los agentes del Mossad, cuyo trasfondo personal conlleva la muerte de una persona muy cercana a él. Los momentos en los cuales comparten escena estas dos personalidades son algunos de los instantes más emotivos y tensos de todo el film. Pero no son los únicos nombres fuertes. También integran el equipo Mélanie Laurent (actriz francesa cuya participación en “Bastardos Sin Gloria” le otorgó experiencia en este territorio, además de su vida personal), Nick Kroll (a quien relacionamos más con la comedia, tanto por su actuación como creación de producciones, pero que demuestra que la seriedad también le sienta bien), Lior Raz (que para quienes no lo conocen es uno de los protagonistas de la serie israelí “Fauda”; una incorporación muy acertada debido a su nacionalidad y su entereza que siempre va bien con un rol de liderazgo), entre otros. Si bien tenemos un elenco muy grande, con algunas figuras que lideran, cada papel es importante para la trama y le da su cuota de preocupación, habilidad, ira, optimismo o comicidad al grupo. Cada personaje tiene una historia detrás que se relaciona personal y profesionalmente con el sujeto en cuestión; cada uno tiene sus propias motivaciones.

Pero además del tratamiento de la historia y la interpretación del elenco, se destaca la recreación de la época. Corría el año 1960 y la mayoría de las acciones se llevan a cabo en Argentina. Bien sabemos que no siempre se logra componer bien a nuestro país. Hemos visto tanto en series como películas la imagen que tienen los estadounidenses o europeos sobre nosotros (por ejemplo que todos los ciudadanos saben bailar tango) o incluso nos consideran como una larga playa como si fuéramos Brasil o México. Pero en este caso existe un gran trabajo de ambientación en locaciones externas e internas. Por un lado, tenemos la recreación de San Fernando, con pocas casas, donde predomina la naturaleza y las calles de tierra. Los colectivos, los autos, el Obelisco, la Plaza de Mayo, las fachadas; todo correspondería a la época. Lo mismo ocurre con los espacios cerrados, con objetos típicos de los ‘60, y la vestimenta de los personajes (destacándose los uniformes de policía).

Por el lado de las cuestiones más flojas que tiene el film, ésta tiene que ver con el tema del idioma. No suele suceder con frecuencia que en las películas se respete el idioma original de cada habitante (y cuando se lo hace es digno de destacar), sino que se prioriza el inglés para universalizar la historia y “Operación Final” no es la excepción. Tenemos una trama que transcurre en la Argentina, y si bien existen algunos actores locales que ofician de policías, vecinos, u otros roles secundarios, no abundan figuras que hablen en español. Incluso algunos personajes importantes que deberían ser argentinos no lo son, y lo mismo ocurre con el equipo de agentes que componen el Mossad. Muchos de ellos tienen historias de trasfondo (incluso en la vida real), donde sus familiares fueron víctimas del nazismo, pero no son todos de Israel, solo quien compone al líder. Obviamente esto tiene mucho que ver con que quisieron usar figuras reconocidas a nivel mundial, pero si bien esto funciona, no deja de hacer ruido la cuestión de identidad y de idioma, sobre todo porque el mismo elenco proviene de lugares diferentes (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia).

En síntesis, “Operación Final” nos ofrece una entretenida película sobre una de las misiones más importantes e influyentes de la historia, como fue la captura de Adolf Eichmann en nuestro país. Con una atrapante y tensa narración, un buen trabajo de todo el elenco y una óptima recreación de época de la Argentina, podemos dejar pasar algunas cuestiones idiomáticas que hacen un poco de ruido, para disfrutar de una gran producción.

Puntaje:

Tráiler:

 

Samantha Schuster

 

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