Crítica de «Romper el círculo» de Justin Baldoni (2024)
El actor y director Justin Baldoni decidió llevar a la pantalla grande «It Ends With Us», una novela escrita por Colleen Hoover en 2016, que se basa en la relación de sus padres para hablar sobre la violencia doméstica y el abuso emocional. El éxito del libro, que vendió más de un millón de copias y fue traducido a más de 20 idiomas, se replicó también con la película, que a pesar de haber tenido reseñas mixtas por parte de los críticos, consiguió recaudar (hasta el momento de esta nota) más de 240 millones de dólares en el mundo, con tan solo un presupuesto de 25 millones. Mucho debe haber ayudado el estar basado en una historia popular, como también el boca en boca del público y la polémica que hubo alrededor del vínculo de sus protagonistas, Blake Lively y Justin Baldoni, durante la promoción del film. Lo cierto es que la cinta tiene buenas intenciones a la hora de hablar de temas importantes, dejando algunos mensajes potentes y aleccionadores, pero a la vez se siente un poco pesada, melodramática y hasta superficial por momentos.
«Romper el círculo» («It Ends With Us», en su idioma original) se centra en Lily Bloom (Blake Lively), una joven con una infancia traumática que se muda a Boston para abrir su florería, un sueño que tiene hace mucho tiempo. En su primera noche conoce a Ryle Kincaid (Justin Baldoni), un neurocirujano encantador con el que tendrá una instantánea conexión. Cuando se enamoran y empiezan una relación, que le hace acordar un poco a la de sus padres, se reencuentra con su primer amor, Atlas Corrigan (Brandon Sklenar), que hará que su vida y su matrimonio den un vuelco.
La película se toma su tiempo para desarrollar a sus personajes y el contexto en el cual están inmersos. Esto no necesariamente debe ser malo, incluso muy por el contrario porque nos permite conocerlos con más detalle (con flashbacks del pasado y todo), pero provoca que tengamos una larga introducción que no favorece al ritmo del film ni a la conexión inmediata que podemos tener con la historia. Esto, sumado a los 131 minutos de duración, hace que por momentos se vuelva un tanto pesada y tediosa. Además, si uno no vio el trailer previamente, pareciera que estamos ante una comedia romántica clásica, porque tanto la trama como la presentación de personajes y los aspectos técnicos (ambientación, vestuario) nos llevan por ese camino, donde todo es bello y alegre. Esto hará que cuando suceda el giro narrativo principal, bien entrada la cinta, el mismo sea sorprendente e impactante, pero a su vez tarda mucho en llegar y tiene una variación tonal bastante importante.
De todas maneras, lo más interesante que propone el film es cuando finalmente aparece la trama principal y lo que parecía ser una historia romántica centrada en un triángulo amoroso va a virar hacia un lado más oscuro y dramático, como es la violencia de género. Siempre es difícil abordar temas delicados y complejos como estos en la pantalla grande, porque existe una delicada línea entre mostrar la realidad aunque sea de manera cruda o quedarse en la superficie y no reflejar la totalidad del caso. La película lo maneja bastante bien, presentando al antagonista como un hombre común y corriente, profesional, amoroso y dedicado, y no como un monstruo para que el impacto sea aún mayor. Además, logra transmitir mensajes positivos y alentadores para personas que están atravesando situaciones similares, como la posibilidad de salir de una relación violenta, poner límites y rehacer su vida a base de fortaleza, decisión y apoyo alrededor.
También, en algunos momentos el largometraje cae en algunas simplificaciones y/o superficialidades, como un desapego bastante rápido por parte de la víctima o falta de insistencia/persecución del victimario, que no se siente demasiado real pero tal vez al haber estirado tanto la introducción el final no se haya tratado con el mismo nivel de profundidad o buscaron pegarse más al material original que no lo conozco. Lo mismo ocurre con atribuirle a él traumas del pasado que lo llevaron a ser cómo es, justificando un poco su comportamiento pero tal vez también era así en el libro.
Blake Lively hace un buen trabajo para componer a un personaje bastante complejo, que se encuentra repitiendo patrones de su vida personal sin quererlo, pero que tiene la suficiente fortaleza y coraje para poder terminar «rompiendo el círculo». Tanto Justin Baldoni como Brandon Sklenar cumplen con sus roles masculinos, convirtiéndose en el interés amoroso de la protagonista y poniéndola en situaciones incómodas y desafiantes, pero principalmente sobresale Jenny Slate como la amiga de Lively y hermana de Baldoni, que significa el comic relief de la historia pero a la vez una red de apoyo y contención para el personaje principal. Por otro lado, la elección del elenco estuvo bien realizada, ya que quienes hacen de Lily y Atlas de joven son bastante parecidos a su versión adulta.
En síntesis, «Romper el círculo» es una película con buenas intenciones, que aborda una temática compleja de una manera bastante correcta con sólidas actuaciones y mensajes optimistas. Su larga introducción, su variación tonal y, por momentos, superficialidad, hacen que la experiencia no sea del todo lograda, pero que sirve para poner a la violencia doméstica sobre la mesa.
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Tráiler:
Samantha Schuster