Crítica de «Sonic 3» de Jeff Fowler (2025)
Es toda una sorpresa que no solo hayan podido hacer una buena película de «Sonic», sino que lograran hacerlo ya tres veces. En poco tiempo estas películas ayudaron a dejar atrás esa era en la que las adaptaciones de videojuegos eran fracasos casi asegurados. A pesar de ser experiencias apuntadas al público infantil (o de fanáticos acérrimos de Sonic), hay que apreciar que en su camino para convertirse en franquicia para toda la familia se mantuvo siempre inofensiva para el resto de las audiencias. Valorable especialmente en un panorama dominado por Minions que acostumbraron al público general a sentir algo de irritación por los grandes éxitos animados para chicos.
Esta nueva aventura introduce a uno de los personajes favoritos de los fans de los videojuegos de Sonic a la gran pantalla: Shadow. Se trata del típico arquetipo de rival contraparte del protagonista, una mirada a lo que podría haber sido de Sonic si en la primera película caía en manos de organizaciones militares en lugar de el hogar de Tom. Pero además de enfrentarse a este nuevo erizo, interpretado ni más ni menos que por Keanu Reeves, el grupo de amigos tendrá además que vérselas con el regreso del Doctor Robotnik y la sorpresiva aparición de su abuelo perdido.
Ese rol doble de Jim Carrey haciendo de un Robotnik cada vez más loco y de su versión octogenaria es sin dudas lo mejor de la película. Estas son aventuras simples con varias bromas ligeras que arman un buen rato para cualquiera, pero también destacan por haber devuelto a Carrey a la comedia física que lo lanzó a la fama. No hay otros ejemplos de comedias dispuestas a invertir tantos millones en bromas y gags, por lo que hay mucho que valorar incluso si varios pueden encontrar esta (por ahora) trilogía como demasiado insípida o formulaica. Las películas de Sonic no buscan reinventar la rueda, pero sí girar muy rápido en un lugar y convertirse en algo que llegan incluso a proclamar en voz alta en el diálogo: una especie de «Rápido y Furioso» infantil con personajes de Sega.
La parte más dramática, especialmente con la historia detrás de Shadow, está bastante bien ejecutada aunque ese buen manejo narrativo hace que decepcione un poco que las resoluciones sean tan simplonas una vez concluye el entretenido clímax final. Estas películas de Sonic ya se han vuelto una inevitabilidad que afortunadamente no cuesta demasiado disfrutar, así que ajustar las expectativas a que jamás trascenderán más allá de ese tipo de buen rato bastante ligero es lo mejor para poder hacerlo. Una recomendación muy sencilla para todos aquellos fanáticos de Sonic, Jim Carrey o las aventuras para toda la familia.
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Tráiler:
Leandro Porcelli