Crítica de «Sympathy for the Devil» de Yuval Adler (2023)
El director israelí de «Bethlehem» (2013) y «The Secrets We Keep» (2020) dirige este tenso y pequeño thriller de bajo presupuesto que maneja muy bien el ritmo y los climas a pesar de no traer nada nuevo a la mesa.
Uno ve «Sympathy for the Devil» y le es imposible no pensar en la obra maestra de Michael Mann «Colateral» (2004), protagonizada por Tom Cruise y Jamie Foxx donde un asesino a sueldo decide tomarse un taxi e ir a visitar a sus potenciales víctimas. En esta película, si bien no tenemos los mismos roles, sí contamos con una trama similar. En esta oportunidad, los personajes no poseen nombre, tenemos al conductor (Joel Kinnaman), un hombre que se dirige al hospital donde se encuentra su esposa quien ya entró en trabajo de parto, y al pasajero (Nicolas Cage), un sujeto enigmático que intercepta al futuro padre, mientras este último se encontraba estacionando, y le pide a punta de pistola que maneje hacia un destino desconocido. Ahí comenzará un juego de intrigas donde aparentemente un hombre común se encuentra en una situación extraordinaria. Sin embargo, a medida que avanza el relato nos daremos cuenta de que nada es lo que parece.
Lo más destacable del film radica en cómo Adler maneja el ritmo y el clima de tensión a lo largo de la hora y media del relato, y la participación de un Cage sumamente comprometido con la causa, luciéndose con todo su histrionismo, brindando una interpretación desfachatada y atrevida. A su vez, Kinnaman demuestra estar a la altura de su partenaire y se dan varios intercambios muy logrados.
Incluso, la información es revelada a cuentas gotas a medida que avanza la trama con cierto ingenio y sin incurrir en diálogos banales. El principal problema está en el guion de Luke Paradise, que arranca muy bien con detalles como los que antes mencionamos, pero sobre el final del segundo acto y el transcurso del tercero vemos a kilómetros de distancia lo que va a venir. Es decir, el viaje es entretenido y tenemos a Cage haciendo de las suyas (incluso con un pequeño baile en una cafetería), no obstante, todo va apuntando a un clímax genérico y a una resolución que termina siendo bastante predecible.
El resultado es un pequeño y prolijo thriller que funciona, apoyándose en una dirección correcta del israelí y en un duelo actoral que mezcla el estilo excesivo de Cage con la actuación más contenida de Kinnaman.
Puntaje:
Tráiler:
Martín Goniondzki

