CINE

Crítica de «Tarará» de Ernesto Fontan (2021)

«Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras».

Luego de realizar numerosos video clips y creaciones para marcas publicitarias, Ernesto Fontan dirige su ópera prima documental «Tarará», un proyecto cinematográfico ambicioso, donde toca profundamente el sentido de solidaridad de Cuba, el patriotismo y el internacionalismo. Un film que toma como base de la narración historias de respaldo y camaraderías relacionadas con la larga tradición que tiene Cuba.

La película inicia con los niños afectados por la explosión de Chernóbil. La Unión Soviética intentó ocultar la mayor catástrofe nuclear de la historia y se negaron a evacuar Kiev (la actual capital ucraniana). En el propio país no había un sistema médico de contención para afrontar la tragedia y fueron abandonados por el sistema, dejándolos a su suerte. El film nos presenta una historia desconocida entre Cuba y Chernóbil, reconstruida a partir de entrevistas y material de archivo ante una cronología perfectamente plasmada sin perder el foco del punto principal, los niños de Chernóbil, pero que a la vez va enlazada con una etapa complicada que transitaba el país. Es un relato contado y expresado con un tacto preciso, visual y sonoramente muy atractivo.

Mientras Cuba pasaba por una mala racha económica, llamada «período especial», con la caída de la Unión Soviética, las limitaciones económicas y un bloqueo por parte de EEUU que se acentuaba mucho (incluye leyes y regulaciones que prohíben y regulan las relaciones económicas con este país​), se tuvo que recurrir a varias alternativas para vivir y sobrevivir en esos tiempos. Pero esto no impidió que la voluntad de ayudar del pueblo cubano se hiciera presente y que el compromiso humanitario tuviese un gran sentido de fuerza, estimulando la solidaridad internacional.

Un pueblo heroico de ayer y de hoy, que mediante esta catástrofe mundial mostró no solo empatía, sino un país que tranquilamente podía ser una primera potencia ante los ojos del mundo, el crecimiento como pueblo, como país ante la unidad, el valor, la entereza, ofreciendo un sistema de salud único en el planeta a partir de este acontecimiento. El sentido de patriotismo e igualdad hacia extranjeros sin distinción de su origen dejó ante el mundo un hecho a replicar. Cuba fue el país que brindó ayuda y atención a niños que habitaban áreas afectadas por el accidente de Chernóbil. Inició sus actividades el 29 de marzo de 1990, como respuesta del gobierno cubano a solicitudes de organizaciones sociales de la ex Unión Soviética y se trabajó ininterrumpidamente hasta el 24 de noviembre de 2011. Un hospital que se creó en poco tiempo, con médicos voluntarios, que incluso hicieron los mantenimientos del lugar. Un documental que plasma y deja evidencia cómo esa región lejana a la urbe cubana tuvo protagonismo en una de las historias más solidarias de la historia del país. Un acto de grandeza conmovedor. Fue una obra quijotesca que tuvo a Fidel Castro en el centro de la acción y se dio en medio de una crisis económica gigante de la región cubana.

En síntesis, «Tarará» relata un plan de acción solidario, no como un acto mediático para la prensa, sino como una acción propia de un país evolucionado, nucleado por los ideólogos que empezaron armar lo que iba a ser Cuba, demostrando su identidad, independencia, la lucha por un sueño de justica de Cuba para el mundo. Y el compromiso humanitario solo es el placer de ayudar.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *