Crítica de «The Amusement Park», la película perdida de George A. Romero (1973)
El miedo más efectivo es aquel que encuentra sus fundamentos en la realidad. Esta parece ser una de las cuestiones sobre las que trabajó George A. Romero en su película perdida de 1973. Descubierta y restaurada 46 años después, para finalmente encontrar su estreno en la plataforma Shudder el martes pasado, «The Amusement Park» fue un film por encargo de la «Lutheran Service Society of Pennsylvania». La película en cuestión fue pedida con fines educativos para concientizar sobre el maltrato a las personas mayores y la discriminación por edad. Al parecer la Sociedad Luterana no quedó muy contenta con el resultado y decidió archivar la obra bajo el pretexto de que su contenido era perturbador.
George A. Romero venía de haber cosechado un gran éxito con su famosa ópera prima, «Night of the Living Dead» (1968), un film que además de conseguir un status de culto y de obtener 30 millones de dólares de recaudación a nivel global, habiendo costado solamente 114 mil dólares, sentaría un precedente en el género redefiniendo y modernizando el concepto y el cine de zombies. Además, su película servía para reflejar y hacer una profunda crítica sobre los cambios socioculturales que se estaban dando en Estados Unidos en la década de los ’60, algo que no solo se limitaría a esta película sino a la obra de Romero en general. Tras aquel éxito, Romero tuvo algunos problemas financieros y económicos debido a un malentendido relacionado con los productores que hizo que los derechos de la película que había sido una de las más lucrativas de la época terminen quedando bajo el dominio público. Luego de eso intentó realizar dos películas que no lograron replicar el éxito y ahí es donde termina haciendo por encargo (y para ganar algo de dinero) la película que hoy nos convoca.
Igualmente, después de todos esos inconvenientes, el realizador pudo construir una carrera bastante exitosa la cual se destacó por sus films de zombies (que igualmente eran más que eso ya que reflejaban problemáticas sociales vigentes en la sociedad: tales como el racismo imperante en EEUU, la sociedad de consumo masivo, el poder de los medios de comunicación, entre otras), pero donde también se destacaron otros films como por ejemplo «The Crazies» (1973) y «Martin» (1977), los cuales incluso reservaban otro espacio para realizar crudas y mordaces críticas a la sociedad moderna.
Tras su fallecimiento en el 2017 creímos que nunca íbamos a poder ver nuevamente tal sagacidad en pantalla, pero, ese mismo año fue descubierta una copia en 16 mm de este peculiar film que fue restaurado en 4k luego de que la gente del Festival de Torino le informe a la última esposa de Romero de la existencia de esta película. Gracias a Suzanne Deschent-Romero y a la «George A. Romero Foundation», el director volvió a emerger con un film más, de forma inesperada como uno de sus recordados «muertos vivientes».
El relato de 53 minutos de duración nos cuenta cómo un hombre mayor (Lincoln Maazel), decide disfrutar de un día en un parque de diversiones, pero poco a poco va descubriendo que ese aparentemente idílico lugar destinado al entretenimiento popular pasa a convertirse en una pesadilla de enormes proporciones. La película, que podríamos definirla como un trabajo experimental con algunos toques surrealistas, no es otra cosa que una gran metáfora al maltrato generalizado que sufren las personas de la tercera edad. Si bien, como habíamos mencionado al principio, se trata de un film educativo, justamente se vale de ensoñaciones, alegorías y recursos poco usuales para dejar una enseñanza o incluso un alegato sobre la cuestión tratada.
La obra presenta el sello característico de Romero por medio de su mirada cínica y oscura sobre la vejez y la exclusión sistemática que sufren estos ciudadanos. Realmente es impresionante el resultado que consigue el director, ya que por medio de su estética, la elección musical alegre que contrasta con los «poco felices» eventos que estamos presenciando y ese look producto de los 16 mm parece que se nos está contando algo totalmente antiguo pero que sigue tan vigente y relevante como nunca. Justamente, este «estreno» tardío, 48 años después de su filmación, parece que le dio una nueva notabilidad, más si consideramos esta época pandémica donde se vuelve a visualizar ciertos tratos a los adultos mayores.
«The Amusement Park» es una película realmente aterradora porque encuentra su raíz en una problemática real, dialogando directamente con uno de los miedos más humanos que puede haber: la falta de empatía, la soledad, el maltrato durante la etapa de la vida que se caracteriza por la fragilidad. Un ejercicio extraño y experimentalmente relevante que explora la vejez de manera aterradora e inteligente.
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Martín Goniondzki