Crítica de «The Lighthouse» de Robert Eggers (2019)
En el 2015 Robert Eggers asombró con su film de terror titulado «The Witch», dando una muestra de todo su potencial como realizador y de cómo dentro del tan bastardeado género del terror se pueden hacer relatos interesantes, con un trasfondo atractivo, creando una atmósfera opresiva y sin recurrir a los tan comunes jumpscares. Aquel inquietante film demostró ser una inesperada sorpresa que desafió al espectador mediante su mitología, su ritmo narrativo y la significación/simbolismo que adoptaba en su narración. Es así que tanto Eggers como su colega Ari Aster («Midsommar», «Hereditary») son los dos cineastas de género del momento, aclamados tanto por los críticos como por el público.
En 2019, Eggers nos ofreció su segundo largometraje que sigue por la línea del primero pero resulta ser una propuesta aún más desafiante que la anterior. El relato nos transporta a una misteriosa y remota isla de Nueva Inglaterra en la década de 1890. El veterano cuidador del faro Thomas Wake (Willem Dafoe) y su joven ayudante Ephraim Winslow (Robert Pattinson) deberán convivir durante cuatro semanas. Su objetivo será mantener el faro en buenas condiciones hasta que llegue el relevo que les permita volver a tierra. Pero las cosas se complicarán cuando surjan conflictos por jerarquías de poder entre ambos y cuando las condiciones naturales y climáticas pongan en jaque esa tirante relación.
Lo interesante de este film de Eggers radica en primera instancia en su magnetismo visual, producto de aquella maravillosa dirección de fotografía de Jarin Blaschke, que opta por la decisión de narrar en blanco y negro y con una relación de aspecto 1,19:1 en una proporción más cuadrada que ayuda a ampliar esa dimensión asfixiante de los protagonistas varados en la isla. La puesta de cámara es increíble y cada plano resulta ser una verdadera obra de arte, en especial en los momentos en los que el relato coquetea con la fantasía, el horror y lo sobrenatural. En aquellos pasajes más metafóricos es imposible despegar la vista de lo que vemos. Todos estos aspectos enumerados seguramente contribuyeron a la única nominación al Oscar que consiguió la película por el trabajo del Blaschke. Muchos consideran que fue una verdadera injusticia el poco reconocimiento que obtuvo en esta temporada de premios el opus de Eggers.
Otro aspecto destacable está representado en el diseño de producción que también está sumamente inspirado. El vestuario, los decorados y el maquillaje son excelentes y contribuyen a la creación de este espacio mitológico.
La dirección de Eggers es maravillosa, la cual junto con su motivada visión ayudan a crear esta fábula moderna donde entran en juego diversos tópicos como la superstición, la masculinidad tóxica, la lucha de egos y tantas otras más que se yuxtaponen con ciertos aspectos del Moby Dick de Herman Melville y con la mitología griega especialmente en los mitos de Proteo y Prometeo, este último en una alusión directa al robo del fuego, reflejado en la necedad de Winslow de subir a la luz del faro. Al igual que en el último plano del film, el castigo de Prometeo por este robo es encadenarse a una roca mientras un águila lo come vivo, una tortura que dura toda la eternidad ya que es inmortal y nunca puede morir de verdad. A menudo, las personas analizan el «fuego» en esta leyenda como una metáfora del conocimiento, algo que podría también reflejarse en la «luz» del faro.
Esta propuesta es bastante más compleja que la anterior y posee cuestiones más metafóricas, mágicas o fantásticas, no obstante, el drama estupendamente interpretado por dos brillantes actores como Dafoe y Pattinson hacen que la lucha entre estos dos individuos sea también oscuramente humana.
«The Lighthouse» es uno de los relatos más extraños, complejos y desafiantes de 2019 pero eso también la convierte en una de las películas más atractivas del año pasado. Un film que cuenta con un desempeño técnico impecable, un dúo actoral sublima y la visión estimulada de un joven director/talento en ascenso.
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Martín Goniondzki