CINE

Crítica de «The Voyeurs» de Michael Mohan (2021)

El cine, como los pájaros recién nacidos, sabe disfrutar de lo regurgitado. El problema surge cuando, como los humanos nacidos hace mucho, también le encuentran el sabor a quejarse de lo que disfrutan. La recepción general de «The Voyeurs» puede resumirse en que no es una película de Hitchcock o Brian De Palma. Destacable observación por supuesto, muy perspicaz.

Para todos aquellos que no desearían cobrar por cada vez que nombrar un director de antes que «lo hacía mejor que los de ahora»: este es un thriller erótico que no busca de forma (irónicamente) obsesiva la comparación con sus antepasados, aunque eso no significa que de todas maneras no las encuentre.

Una joven pareja se muda a su primer departamento compartido, y en una de sus primeras noches descubren que sus vecinos de enfrente no conocen los conceptos de cortinas ni privacidad. Lo que empieza con algunas risas va escalando en drama e intensidad hasta convertirse en un juego de obsesiones con giros que atentarán contra la salud y sanidad de las parejas.

Una breve mención a las redes sociales en los primeros y últimos minutos encuadran la cinta en una perspectiva decididamente actual sin saturar sus temáticas con menciones más constantes o insistentes de lo necesario. Lo que en la época del auge de este subgénero todavía se veía como tabú, hoy es la realidad de la gran mayoría de personas a las que las redes sociales acostumbraron al voyeurismo diario. El preciso casting de jóvenes estrellas de «Euphoria», «Jurassic World», «EastEnders» y «The Society» le asegura también que la gran mayoría de su audiencia va a exponerse a todas sus poco sutiles metáforas seguramente al mismo tiempo que estén scrolleando por su feed.

El ritmo visual y narrativo de la película la lleva por buen camino en casi todo momento, haciendo la experiencia mucho más sencilla o entretenida para sus espectadores que para los personajes envueltos en tan acomplejado drama social. En uno de los contados puntos ciegos de la realización, es una verdadera lástima que por ejemplo la obsesión que la intro y el guión tienen con los ojos o las miradas no haya trascendido de forma más expresiva en lo que es arte, sets y diseños. Es verdad que una característica clave de nuestra actual modernidad es lo aburrido y tibio que se ve todo, pero sería un elemento que aunque distintamente retro que no haría mucho más bien que daño.

El director y guionista viene del palo de la comedia («Save the Date» y «Everything Sucks!»), por lo que él más que nadie sabe a lo que se expone esta película al tomarse ocasionalmente en serio. Pero el género del thriller erótico entiende que nada bueno viene de no atreverse a divertirse con sus premisas y situaciones. No sólo resulta evidente que el proyecto nació de un amor, respeto y conocimiento por quienes vinieron antes, sino que logra algo de valor propio con pequeñas modernizaciones. El resultado final es entretenido, algo atrapante y bastante recomendable, como mínimo porque logra alentar esas charlas post-película que al menos indican que la experiencia tuvo algún significado más allá de estar de fondo mientras se mira el teléfono.

Puntaje: 

 

 

Tráiler:

 

Leandro Porcelli

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