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Crítica de «Un Lugar en Silencio: Día Uno» de Michael Sarnoski (2024)

En 2018 se estrenó «Un Lugar en Silencio», una película que no solo sorprendió por mezclar un drama familiar con el género de terror sino que sobresalió por sus aspectos sonoros, dándole especial atención a los ruidos y al silencio.

En esta oportunidad nos encontramos con una precuela de lo que vimos anteriormente y de hecho nos remontamos a los inicios de este universo, cuando por primera vez aparecieron estos monstruos en busca de presas ruidosas y que obligan a la sociedad a permanecer en silencio. En «Un Lugar en Silencio: Día Uno» («A Quiet Place: Day One», en su idioma original) vamos a seguir a Sam (Lupita Nyong’o), una joven poeta que tiene cáncer. En una salida cultural hacia la ciudad de Nueva York para asistir al teatro con un grupo de pacientes del hospital se produce un ataque alienígena que la va a obligar a luchar por su vida e incluso a cumplir sus últimos deseos antes de que sea demasiado tarde. En el camino va a conocer a Eric (Joseph Quinn, «Stranger Things»), un británico que llegó a Estados Unidos para estudiar abogacía, y que se sumará a ella para emprender juntos un viaje de supervivencia.

«Un Lugar en Silencio: Día Uno» claramente se enmarca dentro del mismo universo que sus antecesoras, manteniendo algunos puntos de contacto e innovando en otras cuestiones. Mientras que en las dos primeras partes, principalmente la segunda, podemos ver más una lucha entre los seres humanos por sobrevivir y se muestran las miserias, traiciones y ventajas que se quieren sacar los unos a los otros, con algunas excepciones que ocurrían tal vez más en el ámbito familiar, en este caso se pone el foco en vínculos de solidaridad y fraternidad. A pesar del desconocimiento, la angustia y el terror, todos los personajes con los que se encuentra Sam se terminan ayudando los unos a los otros para superar este obstáculo y lograr sus objetivos: salir de la ciudad, esquivar un ataque o cumplir sus últimos deseos. En este sentido es muy conmovedor ver este grado de sororidad humano y la esperanza que generan las acciones de las personas en un ambiente tan oscuro y desolador, sobre todo también en estos tiempos que nos tocan vivir, donde muchas veces el individualismo y egoísmo priman por sobre la comunidad. Seguramente y con el pasar de los años en este universo, los personajes se van volviendo más complejos y cautos.

Eso en cuanto a las diferencias, las semejanzas son bastante evidentes y aunque pueden parecer repetitivas, no terminan de ser una copia exacta de lo que ya vimos. Por un lado el diseño sonoro es uno de los mejores elementos que tiene el film. Cada sonido, aunque sea el más mínimo, está amplificado a tal punto que cuando uno lo escucha empieza a sentir una tensión avasallante de que en cualquier momento algo va a suceder; tenemos ciertos jumpscares en momentos esperables pero efectivos, como también un silencio que genera bastante incomodidad, logrando un buen equilibrio entre ambas cuestiones. Lo mismo ocurre con la incorporación de ciertos personajes proclives al ruido; en la película pasada había un bebé, por ejemplo, que sabemos que las posibilidades de que se largue a llorar son muy altas, y en esta un gato, bastante autónomo y salvaje que va a exponer a los protagonistas a varios peligros.

Pero los aspectos visuales también le hacen justicia al film, con algunos planos bastante interesantes (esta vez sin John Krasinski tras la cámara, sino con Michael Sarnoski como director y guionista), un buen diseño de los monstruos y presentaciones de los mismos que juegan un poco con las luces y sombras para generar mayor misterio y terror.

Lupita Nyong’o y Joseph Quinn se encuentran muy bien en sus papeles, sobre todo a la hora de actuar sin diálogos. Aunque acá tal vez se tomaron una mayor atribución que en los films anteriores, donde encuentran formas más sencillas de comunicarse que no sea solamente a través de señas o escritos, se conectan de una manera lograda y sólida. A ellos se le suman la participación de Alex Wolff como el enfermero de Sam y Djimon Hounsou que retoma su personaje antes de que conozcamos la isla en la que termina (tal vez no está demasiado desarrollado en este caso, pero probablemente se lo planteó así desde un primer momento para generar simplemente un guiño a las cintas madres y no mucho más).

Si bien en líneas generales logra satisfacer al espectador, hay algunas pequeñas cuestiones que se podrían haber resuelto mejor para cerrar una historia sólida. Por ejemplo, se podría haber profundizado un poco más el personaje de Eric. Si bien está bueno que no se cuente como una historia paralela, no sabemos demasiado de su pasado, sus orígenes o vínculos, solo existe en base a las necesidades y deseos de la protagonista. Por otro lado, pareciera como que todos tienen muy en claro las reglas de este nuevo universo desde el primer día. Que en la primera o la segunda parte de «Un Lugar en Silencio» lo sepamos está bien, porque se supone que los personajes llevan un largo recorrido conviviendo con estos monstruos y conocen sus fortalezas y debilidades, pero acá ya desde un primer momento comprenden que los atrae el ruido, como también que no se meten al agua. Esto resulta un poco inverosímil y le saca credibilidad al relato.

En síntesis, «Un Lugar en Silencio: Día Uno» podría haber tenido todas las de perder, porque ya no contaba con John Krasinski como director, guionista o protagonista, tampoco con Emily Blunt y la joven Millicent Simmonds, y nos traía una historia desconocida de inicio. Incluso podemos decir que hasta era innecesaria. Pero así como pasó en su momento con «Rogue One», «Un Lugar en Silencio: Día Uno» logró traernos una historia tan sólida y conmovedora que se vale por sí misma más allá del universo en el cual está inmerso. Sí, puede tener algunas pequeñas falencias como falta de profundización o dar cosas por sentadas porque conocemos este mundo aunque los personajes no, pero en un contexto de desolación nos trae una trama llena de esperanza y corazón, protagonistas con los que empatizamos a pesar de que llevemos solo este tiempo conociéndolos, un buen trabajo sonoro, visual y actoral que traspasa el mero entretenimiento.

Puntaje:

 

 

Tráiler:


 

Samantha Schuster

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