Crítica “Rambo: Last Blood” de Adrian Grunberg (2019)

Con 37 años de trayectoria y un total de cinco películas, la saga que arrancó con “First Blood” en 1982 llega a su fin con un John Rambo que sienta cabeza, pero que nos muestra que, aunque pasen los años, siempre está preparado para una batalla más.

Después de haber sobrevivido a un infierno, John Rambo se retira en su rancho familiar. Sin embargo, su descanso se ve interrumpido por la desaparición de su ahijada tras cruzar la frontera con México. Por ello, el veterano de guerra deberá emprender un peligroso viaje para buscarla, descubriendo, a su vez, una oculta red de trata de blancas controlada por uno de los carteles más despiadados de la zona. Con sed de venganza, Rambo se embarcará en una última misión desplegando nuevamente sus enormes habilidades de combate.

Así como hizo con Rocky Balboa, Sylvester Stallone decidió otorgarle un final a su segundo personaje más icónico del cine con una entrega más vengativa, emocional y explícita que las anteriores, pero no así mejor que todas ellas. Al tratarse de una obra relacionada al narcotráfico y trata de personas con la frontera México-Estados Unidos de por medio, no es de extrañarse la elección de Adrian Grunberg como encargado de la dirección. Grunberg, anteriormente, solo dirigió la película “Vacaciones Explosivas” en 2012 de la mano de Mel Gibson, pero ha tenido experiencias como asistente de dirección en obras como “Hombre en Llamas” o la exitosa serie “Narcos” por lo que se encuentra familiarizado con el tema que motiva la trama del film, dándonos una cruda y realista imagen de ese bajo mundo. Asimismo, las escenas de acción destacan por su brutalidad al punto de herir la sensibilidad de los menos impresionables y rozando a su vez los límites de lo creíble y humanamente posible.

Las actuaciones secundarias de Paz Vega y Óscar Jaenada (Luisito Rey en la serie de Netflix “Luis Miguel”), experimentados en representar personajes mexicanos siendo actores españoles, son más que decentes, pero claramente limitados por la simpleza del guion y por no poder quitarle protagonismo a la estrella de la película. El papel de Rambo se mantiene impoluto a lo largo de los años con una personalidad tranquila y pensativa, pero a su vez despiadada y estratégica, en este caso desencadenada por un sentido de justicia por mano propia y de proteger a la familia sin importar el costo. No obstante, esta idea, aunque novedosa dentro de la franquicia, está bastante vista en el cine de acción pudiéndose comparar con algunas obras del género como la primera entrega de la trilogía de “Búsqueda Implacable”, entre otras.

En términos generales, la “Última Sangre” de Rambo mejora considerablemente su performance anterior con firmes actuaciones e impactantes escenas de acción, pero mostrándonos una idea conocida en un escenario bastante explotado en el género que, aunque innova en este universo, es una trama que deja mucho que desear para ser su cruzada final.

Puntaje: 

 

 

Tráiler:

 

Agustín Bravo

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